Los cubanos solitos nos pusimos la soga al cuello y nos ahorcamos con ese “socialismo”.



Los cubanos solitos nos pusimos la soga al cuello, nos tapamos la boca, los ojos, la nariz y le permitimos a la dictadura castro-comunista que nos prohibiera desde las ganas de pensar, el derecho a razonar, a expresarnos y hasta los deseos de ir al baño.
La esencia de toda dictadura comunista es el control, la uniformidad, la imposición del terror, el caos de la lógica, la sinrazón y la sin sazón, el café claro, el vértigo pa’ los lados, el odio gratuito y la unanimidad bochornosa, festinada, disparatada, cruel y desvergonzada.
Por eso los castristas son los tipos que más coinciden aunque, la mayor parte del tiempo, promueven, aprueban y celebran gigantescos disparates.
Son como una cadena de retrete que necesitan jalar constantemente para remover la mierda que se les acumula por un bla, bla, bla excesivo que no los lleva a nada, no aporta ninguna solución y los deja siempre en el mismo lugar, bueno, error, los empuja hacia atrás porque nunca entenderán que una sociedad próspera sólo se logra con libertades ciudadanas, con respeto a la ley, a la vergüenza, al civismo, a la decencia, incentivando la propiedad privada, los tamalitos de Olga y el prú oriental.
Los comunistas son los tipos que más valor y mayor connotación “científico-técnica”, “pedagógica” y “chivantrológica” le dan a los vocablos reunión, asamblea, encuentro, coloquio, mitin, simposio, tertulia, peña, congreso, diálogo, conferencia, charla, debate y por ahí pa’llá todo lo que ustedes quieran agregar.
En Cuba no hay qué comer, y es algo muy triste, una realidad que está matando a cientos de miles de seres cubanos, pero reuniones pa’ embrutecer al pueblo, mítines para “repudiar” el verdadero patriotismo y asambleas pa’ levantar la mano por unanimidad, están hasta para repugnarnos, asquearnos, empacharnos y estar vomitando siete días con sus noches y “con todo incluido”.
Dice mi amiga la cínica que lo más jodido de los comunistas y sus reuniones es que, si sacamos bien la cuenta de la cantidad de sujetos que participan en ellas, y las tiramos contra los cubanos que están realmente en la producción, es decir, sudando la gota gorda, nos daremos cuenta que por cada trabajador, cada obrero y cada campesino, hay diez o veinte “dirigentes” metidos en “reuniones” con aire acondicionado, “merienditas” incluidas, “discutiendo” cómo “organizar” el trabajo proletario e inflando números pa’ que el mundo crea que en Cuba el pan con pasta y la “limonada” están a la pata’ del Conde.
Pero, bien, continuando con mi charla, perdón, debate, digo, discurso, no, no, no que me asustarás…
Recuerdo que las reuniones, asambleas, etc., no eran una “cosa” así como así, es decir, sencillas, no, para nada, todas llevaban apellidos y es aquí donde nos encontramos con la verdadera “exquisitez” de la masturbación ideológica del socialismo y de la “letrinización” del ideario fidelista más grande y bochornosa que uno se pueda imaginar.
En Cuba, y ahora desde la distancia me doy cuenta de la ridiculez y la manipulación a la que somos sometidos, nos “reúnen” constantemente para rectificar los errores del socialismo, para sacar los trapitos sucios, digo, los méritos y deméritos del hombre nuevo-nuevecito, para seleccionar vanguardias y destacados, para rendición de cuentas, informes de balance, decirnos que tenemos que sembrar una “matica” de piña en cada barrio para acabar con el hambre revolucionaria, reafirmar que la calle es solo de quienes apoyan la revolución del picadillo, pedirnos más “solidaridad” con los pueblos del mundo, más continuidad de la misma mierda y para analizar a este ciudadano de aquí que el muy “gusano” se quedó dormido mientras nuestro comandante en jefe hablaba y eso sí que no compañeros, esas actitudes no las podemos tolerar los fidelistas por siempre porque nuestra revolución es lo más puro que existe y no vamos a permitir que nos la manchen con los “sueños” del capitalismo, no, que no, que no… (Aplausos prolongados, gritos de viva fidel y viva la revolución).
¡Ah bueno! ¿Da asco verdad? ¡Qué les puedo contar queridos amiguitos…! Así es la revolución del picadillo, un absurdo descomunal detrás de otro.
En fin, que estamos rodeados, por eso, para terminar mi ponencia en el día de hoy, quiero someter a votación la afirmación de que los castristas inventan una reunión con cualquier excusa pa’ no tener que trabajar y pa’ “vivir del cuento” como lo han hecho por más de sesenta larguísimos años…, quienes estén de acuerdo que levanten la mano, la mano, no el pie…
Ricardo Santiago.



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