Los cubanos sufrimos el exilio, el destierro, más desgarrador e injusto del mundo.



¡Le roncan los “huevos de la libreta de racionamiento” pero esa verdad, es tanta verdad, como decir que a la Patria cubana, a la original, a la auténtica, a la de nuestros Padres Fundadores, a la de quienes no creemos en revoluciones ni en marchas del pueblo combatiente, nos “la ha podrido el comunismo”!
Yo siempre digo que quienes nacimos en Cuba, por derecho, por revés y por ley, somos cubanos de nación, pero pasa que existe un punto en nuestras vidas en que, por decisión propia, por intereses personales, por estar comiendo demasiada mierda o porque nos da la gana, cambiamos nuestra condición de “cubanos de nación” para convertirnos en rameras cómplices de un régimen que nos utiliza, “a lo tonto”, para reafirmar y mantener sus triquiñuelas dictatoriales.
Y es que defender al castrismo, comulgar con 60 años de infamias, vejaciones, manipulaciones y jalarle a un pueblo entero las “tiras del pellejo”, se ha convertido para muchos de los nacidos en Cuba en una forma, en una manera y en un modo de alcanzar cierta subsistencia de medio palo que les permite sobrevivir en una sociedad totalmente asfixiada por la represión, el desabastecimiento, el racionamiento, siete mi machete, la pudrición, el hambre, la inmoralidad y el crimen.
Más allá de la falsa creencia de que defender a la revolución del picadillo les otorga una diferenciación social y política a quienes son practicantes de esa odiosa actitud, muchos de ellos no se dan cuenta, por el excesivo analfabetismo ideológico del que padecen, de que esa revolución de los humildes, devenida en una feroz dictadura, no es más que un grupúsculo de hijos de puta extorsionando, robando, corrompiendo, estafando y dividiendo a la sociedad cubana para crear el caos, la ilegalidad y el relajo en el que Cuba ha vivido por los últimos 60 años y donde enmascaran sus apetencias incontrolables de ladrones y pandilleros furtivos.
Yo siempre insisto en la idea de que hay que ser muy imbécil, muy aprovechado o muy cobarde para, a estas alturas de la vida, y después de haber visto lo que estos ojos que se tragarán la tierra, creer que un macabro sistema dictatorial, como es el castrismo, tenga algo de bondadoso, humanista, agua bendita, equitativo y altruista que provoque, aun hoy en pleno Siglo XXI, que todo un pueblo se lance al “despeñadero de la victoria” con solo un buchito de “cocimiento” en el estómago y al chasquido de los dedos de un comandante aplastado por el cambolo de Santa Ifigenia.
La vida da muchas vueltas pero el castrismo siempre ha estado en el mismo lugar. Una malformación revolucionaria no cambia nunca su esencia porque si a algo le es fiel es justamente a su carácter represivo, totalitario, abusivo, extremista y esclavista que convierte a los hombres en chivos con tontera o en chivos expiatorios.
Y es esa gran división la que ha logrado crear el castrismo en nuestra Cuba bendita, un país profundamente enfrentado hasta en la cola pa’ comprar el picadillo de soya y de la que muy pocos salen ilesos o sin el alma convertida en jirones por tantos tormentos.
La revolución castrista ha significado la mayor humillación sufrida por nuestro país en toda su historia, ni siquiera cuando fuimos colonia de potencias extranjeras el pueblo cubano fue tan mancillado y tan irreverentemente extorsionado como ahora.
Los cubanos cansados de tanta pudrición, adoctrinamiento, vida miserable, odio, desesperación y muerte nos expatriamos desesperados hacia cualquier lugar de este planeta huyendo de una realidad que siempre ha sido manejada por intereses fomentados mas allá de los de un pueblo sufrido y abandonado.
Porque, si algo es cierto, es que los cubanos estamos en el centro de un universo disfuncional, somos la manzana de la discordia donde quiera que llegamos pues nadie concibe, quiere creer y acepta nuestro “mal agradecimiento” al escapar de un “paraíso terrenal” difundido, a bombo y platillo, por la propaganda castrista y la izquierda internacional.
Y, con el bonche y la jarana, los suicidios y las muertes, las prisiones y los presidios del cuerpo, del alma y por la falta de aire para respirar, hoy somos más de tres millones los que nos hemos largado de nuestra sufrida tierra en busca de una libertad que, al final, nunca será totalmente nuestra mientras la Cuba que dejamos atrás, estrangulada por la bestia castrista, rumie su pena, su vergüenza y su llanto por los buenos hijos que ha perdido.
Ricardo Santiago.



4 comentarios en «Los cubanos sufrimos el exilio, el destierro, más desgarrador e injusto del mundo.»

  1. Cierto es toda la Razón
    Y todavía
    Hay quien ipocritamente la Cree .? Felicidades por la Verdad
    La destruction en Cuba es más fácil q vayan a Verla para q Miren lo q era Hantes y Ahora sin palabras se Van a QUEDAR ES DONDE VAS A ENCONTRAR ESTA VERDAD VAYAN A CUBA

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  2. Has puesto el dedo en la llaga! «Porque, si algo es cierto, es que los cubanos estamos en el centro de un universo disfuncional, somos la manzana de la discordia donde quiera que llegamos pues nadie concibe, quiere creer y acepta nuestro “mal agradecimiento” al escapar de un “paraíso terrenal” difundido, a bombo y platillo, por la propaganda castrista y la izquierda internacional.» Gracias amigo por ser el vocero del cubano de a pié! Un abrazo.

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