A esta tipa hay que estarla “tocando” a cada rato, zarandearla, decirle tres o cuatro cosas bien dichas, de frente, crudas, en su cara, porque, en la práctica de la vida cotidiana, del sol que sale y se esconde, del arroz con chícharo y el jabón de lavar Batey, yo nunca en mi vida había visto a un ser tan desvergonzado, oportunista, hipócrita, mediocre y vulgar como a esta “dama” castrista desquiciada por los dólares y las comodidades del rubio imperio abusador y egoísta del Norte.
Es una lástima y una vergüenza que este adefesio sea mujer. Mariela Castro no representa para nada a la mujer cubana. No es la imagen de nuestras féminas ni por como habla, ni por como viste, ni como camina, ni como piensa, ni como come, ni como nada…, es sólo la hija del General sin batallas y sin historias, convertido por obra y gracia de la consanguinidad en dictador de Cuba, y por eso ella está ahí, en primera plana, haciendo y deshaciendo a su antojo y gozando de una impunidad que la protege para hablar porquerías, sentirse representante de los cubanos, tomar agua fría con hielo y hasta para meter las manos y agarrar lo que no es suyo sin que nadie se atreva a decirle nada.
Esta hija del castrismo, literalmente hablando, se supone que sea únicamente la directora de una institución “humanista” inventada para defender a una minoría en un país donde todo, absolutamente todo, dicho por la Ley, la Constitución Socialista, por el Partido Comunista y porque a Fidel Castro le salió de sus apestosos “güevos”, tiene que ser mayoría “si no te joden y te pasan por encima”.
Mariela Castro es una de las dos únicas descendientes directas del apellido Castro, no hay más. La otra, la hermana, dicen que es una alcohólica y un ser anodino, a mi no me consta, en realidad es una persona que sale poco y no habla nunca, como si un ratoncito le hubiera comido la lengua, un cero a la izquierda, pero ojo, cómplice igual de sus parlanchines hermanos y primos porque nunca se ha negado a disfrutar de comodidades, recursos y prebendas que sabe muy bien sólo le pertenecen al pueblo cubano.
Pero regresando al tema de la Hidra castrista con cara de cortesana pompeyana. Por estos días Mariela Castro protagoniza un nuevo escándalo de los que nos tiene acostumbrados. Se ha hecho ver por usar una vez más, y ténganlo por seguro que no será la última, su lengua viperina, sucia, asquerosa, cochina, mal educada y estúpida. Ofende cuando se le pregunta lo que no quiere oír y agrede como solución a la encrucijada en que ella misma se ha metido por querer defender una ideología que el mundo entero sabe que es pura mentira y una reverendísima mierda.
Mariela Castro es el castrismo a pulso. Formada y educada en las mesas bien servidas del castro-comunismo familiar, en los roperos repletos con las modas europeas, en viajes de placer y caprichitos cumplidos de “la linda muñequita de papá”, cree que el mojón es carne, perdónenme la expresión, y se atraca, se embute, se atraganta, se harta con toda la bazofia ideológica de un sistema social que sólo ha llevado a Cuba y a su pueblo a la destrucción, la miseria, el hambre y la muerte.
Mariela Castro no puede dialogar, no puede responder con coherencia y respeto porque no tiene argumentos, no puede justificar la crisis física y espiritual de un país y un pueblo que es demasiado visible a la vista, que el mundo conoce porque ha visto las imágenes de las casas destruidas, los niños jugando descalzos, los ancianos muriendo y viviendo de tristezas, el abandono constructivo, la falta total de esperanzas, la represión policial contra opositores pacíficos y el desastre nacional mientras todos los castristas de la cúpula dictatorial viven en regias mansiones con piscinas, remodeladas y reconstruidas a su gusto, con agua calientica, jardines medio colgantes y hasta con el copón bendito.
A un castrista si le dices la verdad te muerde, no tiene otra salida, salta y mata porque en sus putrefactos cerebros predomina más la conservación de los placeres del “mundo trivial” que el sacrificio que ellos exigen para que los demás se partan el lomo trabajando y así le puedan llevar un plato de comida decente a sus hijos.
De esta tipa no se puede esperar otra cosa.
Ricardo Santiago
Solo una palabra la describe FAMILIA CASTROS asesino y crueles desalmados y sanguinarios que mas puede aprender de esta maldita familia, no son comunistas eso no existe son dictadores asesinos
Ricardo Santiago, amigo, mejor dicho de esa lacra, imposible, retrato fiel porque en el fondo todo ese régimen totalitario castro-comunista son cortados con la misma tijera. Excelente el artículo.