Mayra del Carmen Hernández nos cuenta una historia desgarradora, su historia, una vida vivida entre el espanto, los miedos y el amor como consecuencia de las atrocidades que comete la dictadura castrista en nuestra Cuba usurpada.
Por Eso Me Fui De Cuba tiene el tremendísimo honor de tener a esta cubana entre sus amigos, una mujer que hay que escuchar con mucha atención porque entiende muy bien qué significan Patria y Libertad.
Por Eso Me Fui De Cuba: ¿Quién es Mayra del Carmen Hernández?
Mayra del Carmen Hernández: Soy una exiliada cubana que amo a mi hermosa Isla donde nací, pero también amo a la nación que me recibió sin pedir nada a cambio y de la que felizmente ya soy ciudadana, gracias a Dios.
En 1979 me gradué en Lengua y Literatura Hispanoamericanas, en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. Y trabajé casi cuarenta años como editora en varias Editoriales del Instituto Cubano del Libro, con autores cubanos y de otras nacionalidades. Como puedes observar, y teniendo en cuenta mi edad, mi exilio comenzó bastante tarde, por circunstancias familiares. Tenía a mi cargo a mi mamá, con un padecimiento psiquiátrico, una enfermedad bipolar, que allá en Cuba le llamaban PMD (Psicosis Maníaco-Depresiva), y como solo somos dos hermanos, a mí me tocó (y no lo lamento) quedarme a atender a mi mamá. Esto fue durante el eufemísticamente llamado «Período Especial». Mi hermano salió al exilio con su familia (su esposa y su hija) en 1998.
Tuve que continuar mi vida «normalmente», y aproveché para, además de trabajar como editora, iniciarme como ensayista, y obtuve tres premios por tres libros dedicados al estudio de la décima escrita por mujeres (nada que ver con el feminismo), que pude publicar, junto a varias antologías con el mismo tema.
Por Eso Me Fui De Cuba: ¿Por qué te fuiste de Cuba?
Mayra del Carmen Hernández: Me cansé de fingir. Sí, me cansé de vivir «la doble moral» que viven todos los cubanos en nuestra hermosa Isla-cárcel. En nuestros respectivos trabajos (el de mi esposo y el mío) cada vez nos exigían más. Y nosotros nos justificábamos y no asistíamos a las reuniones y a otras actividades. Y ya desde mucho antes no éramos bien mirados.
No digo que pertenecí a ninguna organización opositora, porque eso implicaba renunciar a mi trabajo, y yo debía velar por mi mamá. Y, sinceramente, tampoco tenía la valentía de esas mujeres. Vivíamos en una campana de cristal, nuestros cerebros funcionaban como máquinas. Y tanto fue el temor que, al menos en mi caso, me infundaron, que preferí —aunque hoy me duela confesarlo— la inercia. En aquel tiempo entraba muy poca información, no es como ahora. Muchas verdades que el desgobierno de los hermanos Castro le han ocultado al pueblo en todos estos años las vine a conocer ya cuando llegué a este país. Ingenuidad, falta de valor, miedo, se le puede poner el adjetivo que quieras, pero la realidad es una: tuve pasividad como la que tenía la mayoría del pueblo en aquel momento. Por suerte, la situación está cambiando, y ya el cubano es más atrevido en ese sentido.
Nuestra salida la hicimos prácticamente en silencio. Solo muy pocos amigos, los más allegados, se enteraron. Y estuvimos muy cerca de que se nos tronchara ese deseo, pues ya con los ánimos bastante alterados, mi esposo se puso a hacer comentarios bastante duros en contra del régimen en una parada de ómnibus, y dos viejos (después lo supimos) pertenecientes a la canallesca Asociación de Combatientes por la Revolución Cubana (entiéndase, chivatos de plantilla) averiguaron dónde trabajaba y allí fueron con una carta acusatoria (que luego nos enteramos la enviaron a la Seguridad del Estado), y la directora de la revista donde él trabajaba (perteneciente nada menos que a la Federación de Mujeres Cubanas), hizo todo lo posible por expulsarlo. No obstante, gracias a una compañera de trabajo que atendía Cultura en la sección sindical, solo lograron adelantarle la jubilación. Entonces recurrimos a una mentira (ellos nos casaron con la mentira, y había que devolverle el ese engaño). Fui a la consulta de un psiquiatra e hice pasar a mi esposo con la misma enfermedad de mi mamá (que en gloria esté y a quien le pedí perdón por lo que estaba haciendo). Prácticamente lo encerré en la casa. Sin embargo, la realidad era que teníamos que salir de Cuba como fuera. Esa famosa carta de denuncia que ya había sido enviada al G2, en la que se acusaba a mi esposo, estaba caminando, pero por suerte para nosotros, al parecer no les llamó mucho la atención y prefirieron que abandonáramos el país.
Claro, tuve que pagar el alto precio de ver morir a mi mamá. Siempre me dije que mientras ella viviera, nunca la dejaría al cuidado de nadie. Y tal vez sea una divagación de mi parte, pero a veces he pensado que en eso nos quiso ayudar. Quizás en su fuero interno se dio cuenta de lo que estábamos sufriendo mi esposo y yo y le pidió a Dios que se la llevara consigo para que nosotros pudiéramos salir de aquel infierno.
Por fin, y gracias a Dios, nos llegó la salida definitiva del país a través de mi hermano. Hasta que el avión no despegó estuvimos con los nervios de punta, y el corazón en la boca.
Por Eso Me Fui De Cuba: ¿Cuánto te ha marcado esta decisión?
Mayra del Carmen Hernández: Como te dije en la anterior respuesta, muy pocos amigos se enteraron de que por fin saldríamos de aquel infierno. Y nos decían que estábamos locos. Yo tenía 60 años y mi esposo, Waldo González López (escritor, crítico teatral y periodista cultural) 65. Pero la decisión ya estaba tomada. Y no había vuelta atrás. Ya nada nos ataba a aquella prisión. Solo me quedaba cumplir un deber que al final no pude realizarlo: la exhumación de mi mamá que la dejé en manos de una gran amiga de la infancia, quien me prometió que ella se encargaría de todo. Y así lo hizo cuando llegó el momento.
Pero fue un cambio muy fuerte. Y sí me marcó definitivamente. Dejaba atrás a amistades de toda la vida, y a mis muertos, pero estos están en mi memoria.
Por Eso Me Fui De Cuba: Es evidente tu posición crítica contra la dictadura de los Castro: ¿Por qué has decidido asumir esa actitud de denuncia?
Mayra del Carmen Hernández: Valoro mucho la valentía de todos los que día a día se enfrentan a la policía política, al diabólico G2, a las mercenarias brigadas de respuesta rápida, y ya que en Cuba no lo hice, por la misma causa de muchos: el miedo, la autorrepresión y autocensura, además de la doble moral con la que hay que convivir, lo que me hacía sentir una opresión tremenda —porque estaba convencida de la falta de libertad, que era la causa de tanta violación de los derechos humanos—, ya aquí me hice el firme propósito de hacer algo, y tengo la convicción de que las redes sociales son un medio fundamental que llega a todo el mundo. De ahí me hice el firme propósito de presentar al mundo a través de Facebook o de Twitter, que son redes sociales muy importantes, las atrocidades que viven los cubanos que con gran coraje se enfrentan al régimen castrocomunista. Y en muchos casos me parece estar viviendo etapas que sufrí en carne propia. Porque cuando yo tenía 11 años a mi padre lo fue a buscar el G2 a la casa, de madrugada y eso quedó tan impregnado en mi mente, que jamás he podido borrar esa imagen y cuando le gritó a mi mamá que se lo llevaban para Quinta y Catorce en Miramar, donde en ese momento se hallaba la Seguridad del Estado. A partir de ahí lo que sufrimos fue inenarrable. Las visitas a La Cabaña, las requisas, hasta a mí que era una niña me registraban por completo, luego Isla de Pinos, todo esto en visitas de doble reja, que significaban eso mismo: una reja, después un espacio como un pasillo y luego otra reja. En ese entonces mi hermano tenía tres años. Fue una etapa horrible. Nueve años estuvo preso mi papá, y eso fue justamente lo que llevó a mi mamá a su enfermedad psiquiátrica.
Por todo esto, por los recuerdos, por el presente, por mi pueblo que está padeciendo, aunque muchos no se atrevan a decirlo en voz alta todavía, es que me hice el firme propósito de denunciar todo lo que se sufre en mi Cuba.
Por Eso Me Fui De Cuba: Indiscutiblemente tus publicaciones en las redes sociales tienen un impacto muy importante en la opinión de muchas personas, incluyendo a quienes defienden al castrismo: ¿Sientes algún temor?
Mayra del Carmen Hernández: No, no siento temor. En una ocasión en la que nos encontrábamos frente al restaurante Versailles, en uno de esos domingos en los que apoyábamos a las Damas de Blanco y su decisión de «Todos Marchamos», pasó un carro, evidentemente con elementos castristas que nos lanzaron un vaso plástico lleno de hielo, como para lastimarnos, lo que por suerte no pasó. He recibido «delicadas» amenazas por Messenger de ex amigos que viven en Cuba, y al principio les respondía, pero me di cuenta que no valía la pena. Entonces lo que decidí hacer es simplemente bloquearlos. Y ojalá se me presentara la oportunidad de hacer más contra ese régimen opresor y violador de los derechos humanos, aun con mi edad y mis limitaciones físicas.
Por Eso Me Fui De Cuba: ¿Extrañas a Cuba?
Mayra del Carmen Hernández: Para serte sincera, no extraño a Cuba. Me dirán que llevamos poco tiempo aquí, comparado con otros exiliados. Sí, llevamos poco tiempo. El próximo 1 de julio de cumpliremos siete maravillosos años de nuestra llegada. Y como te dije antes, arribamos aquí en la tercera edad, y eso, e insisto en ello, fue un cambio muy fuerte; sin embargo, las heridas van cicatrizando, y los recuerdos se van atenuando hasta solo revivir los buenos momentos que pasé con mi familia, en mi infancia, mi matrimonio, el nacimiento de mi hijo… Quizás el recuerdo de algunos pocos amigos que al principio «dolían», pero es tanto el mar que hay por el medio y es tanta la diferencia política que nos separa, que ese recuerdo se ha ido apagando. Además, ya mi Habana no es la misma, y a esa no la extraño en lo absoluto.
Gracias a Dios, ya somos ciudadanos americanos. En agosto del 2016 nos citaron para las huellas y el 31 de julio del 2017 hicimos el examen, en inglés. Luego, el 4 de agosto tuvimos la juramentación. Así que a los seis años de exiliados logramos lo que todos ansiamos. Este paso nos afianzó en la idea de que para nada teníamos que ver con Cuba, que no sea para denunciar los atropellos y la represión.
El día que sea libre, tal vez la visite, pero ahora mi país es este que nos recibió con los brazos abiertos y nos ha proporcionado todo lo que modestamente puede aspirar un matrimonio de nuestra edad.
En estos momentos yo veo a Cuba en las imágenes de la televisión, o en fotos, y no siento ninguna nostalgia, porque ya yo la había dejado destruida, y en este tiempo ya no es la Cuba que yo guardo en mi memoria, por eso no me provoca nostalgia.
Por Eso Me Fui De Cuba: ¿Cómo definirías el exilio cubano?
Mayra del Carmen Hernández: El exilio cubano es difícil de definir, al menos para mí. Muchos lo dividen por etapas: el llamado exilio histórico que salió del país casi al principio de la década del 60, los que vinieron en los vuelos de la Libertad, los Pedro Pan, Camarioca, el Mariel, los balseros. Yo pienso que el exilio cubano es uno solo, independientemente del tiempo que lleve aquí. Todos llevamos nuestra carga, y no se puede juzgar a la ligera a los que no pudimos venir en esos tiempos.
Todos los que profesemos el mismo sentimiento: la libertad de Cuba, sacar del poder a la lacra inmunda que ha destruido totalmente a la Isla, somos el exilio político. Ahora bien, quien no piense así, quien tenga otras ideas, quien solo quiera cambios cosméticos, está en todo su derecho de tener ese criterio, a esa persona no se le puede incluir en ese término. No es ético, como sucedía antes, acogerse a la famosa Ley de Ajuste Cubano, adjudicándose el nombre de perseguido político, y al año regresar a la Isla de donde se supone salió huyendo. Eso ha traído como consecuencia de que por ese tipo de personas, que viene como emigrado, a veces quieren medir a todos los que no pudimos llegar antes. Por eso tanto para mi esposo como para mí, Cuba es solo un recuerdo lejano, a donde nada tenemos que ir a buscar, pues bastante sufrimos. Y de ahí que a todos yo siempre con orgullo diga que soy una exiliada cubana, política.
Por Eso Me Fui De Cuba: Muchos pedimos a gritos la unidad de todos los cubanos como única forma de vencer al castrismo: ¿Crees que esta unión es posible?
Mayra del Carmen Hernández: El día que dejemos a un lado los protagonismos, aunque los caminos que se hayan escogido para la lucha sean distintos, cuando se deje a un lado el tratar de destruir la reputación de un líder de una organización o de un opositor (pues ese es el papel que le corresponde al G2 y a sus mercenarios, a sus sicarios, y nosotros no podemos caer en esa trampa que a ellos les encanta poner), cuando comprendamos que el exilio cubano es uno solo, el exilio político cubano, tal vez logremos esa unidad que todos pedimos a gritos. Y te garantizo que cuando ese día llegue, ayudaremos a que todo el pueblo cubano despierte de su adormecimiento, y seremos el verdadero apoyo que el movimiento opositor en la Isla necesita para derrocar definitivamente al régimen castro-comunista que ya lleva cincuenta y nueve años sacrificando al pueblo para beneficio de la gerontocracia, sus descendientes y los generalotes.
Gracias Mayra, gracias por contarnos tus experiencias, por revelarnos con honestidad tus miedos, esos miedos que también sentimos muchos y que escondimos en un país donde es mejor aparentar que ser. Gracias amiga, Por Eso Me Fui de Cuba abraza tus palabras con devoción y respeto. Muchas gracias.
Miami, la pobreza de la que no se habla
Posted by heraldocubano
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Por Arthur González.
Los que no soportan el socialismo cubano, ciertamente imperfecto, pero si mucho más humano que el sistema capitalista salvaje, como lo calificara el Santo Padre Juan Pablo II, casi nunca escriben artículos dedicados a criticar la pobreza existente en los Estados Unidos y menos la de Miami.
La triste realidad de los habitantes de Miami dista mucho de la cubana, que, a diferencia de ellos, padece una cruel guerra económica desde hace 58 años, con la malsana intensión de matar por hambre al pueblo.
La verdad que no se divulga es que, hoy en día en el estado de Florida se cuentan más de 789 mil núcleos familiares, obligados a destinar la mitad de sus ingresos en pagar la renta de sus viviendas, a lo que se le suman 11,4 millones de estadounidenses que tiene que gastar más de la mitad de su salario en costear la renta y los servicios públicos, situación que no existe en Cuba, a pesar de las campañas mediáticas para hacerla parecer como “el país de mayor pobreza” de Latinoamérica.
En la isla comunista todos los ciudadanos son propietarios de su vivienda, y en Estados Unidos es una quimera poder comprar una, debido a los precios prohibitivos que estas tienen, de ahí que se asegura que el 37 por ciento de los núcleos familiares son inquilinos.
La situación en Padre Juan Pablo II, es aún peor, al estar calificado oficialmente como el tercer condado del país con los precios de renta más elevados, perjudicándose especialmente las personas de bajos y medianos ingresos, ya que deben invertir en alquiler más del 30 %, pues el costo de un simple apartamento de una sola habitación, es no menos de mil 145 dólares mensuales.
Cubanos y otros latinos que llegan a Miami con el sueño dorado de tener abundancia, chocan con otra realidad, unida a la violencia callejera, drogas y la brutal actuación de la policía que mata a tiros a cualquier persona, solo por suponer que iban armadas.
Francis Suárez, alcalde de Miami, reconoció recientemente que “en Miami hay personas que pagan el 100 por ciento de sus ingresos solo en la vivienda, y tienen que ser subsidiados por la familia”.
Esa es una de las causas por las que los ciudadanos carecen de un seguro médico, porque a diferencia de Cuba, la medicina en Estados Unidos hay que pagarla.
En Cuba a pesar de las campañas para satanizar su sistema, ningún ciudadano tiene que desembolsar un solo centavo para sufragar una operación de corazón, pulmón, riñones o un parto, todos los gastos los asume el estado socialista, al igual que la educación, incluida la de niños con discapacidad, las de arte, deportivas y otras especiales.
El sistema de salud cubano garantiza la vida de cada ciudadano, por eso este año logró una tasa de mortalidad infantil de 4,2, en niños menores de un año, entre mil nacidos vivos, lo que no posee ningún estado de Estados Unidos.
Mucha propaganda negativa se divulga en el país del Norte contra Cuba, con imágenes de la Habana Vieja destruida y desgastada por el tiempo y la ausencia de mantenimiento constructivo, pero todos los niños asisten con su uniforme y zapatos a la escuela.
Los indigentes que dormían en portales, aceras, parques y escalinatas de las iglesias, no existen en Cuba desde que triunfó la Revolución, sin embargo, esos casos aumentan en Estados Unidos y Europa, sin que la prensa acuse al sistema capitalista de ignorar el derecho de todos al trabajo, la vivienda, la salud y la escolaridad, como si esos no fueran los derechos humanos básicos para cualquier sociedad.
Jamás Estados Unidos ha sido condenado por el trato inhumano que brinda a sus ciudadanos, al no disponer de un servicio que garantice la salud de todos, donde millones de personas sufren y mueren de enfermedades curables, por la falta de recursos para obtener un seguro médico.
Antes de criticar a Cuba, país pobre y bloqueado por el poderoso imperio yanqui, tienen que mirarse ellos primero. Por eso les prohíben a los norteamericanos visitar libremente al vecino socialista, para que no constaten las mentiras que les cuentan desde hace más de medio siglo y comparen las ventajas de tener otro sistema, que no será perfecto, pero si muchísimo más humano.
Por esas razones dijo José Martí:
“Se exige a Cuba el reconocimiento de los derechos humanos en una sociedad que no puede vivir en paz, sino sobre la base de la sanción y práctica de esos derechos”.
Todas esas historias me resultan familiares…conosco el dolor de vivir sin libertad ni derechos…espero algun dia poder ver mi cuba libre.