Ni con mil “cargas” para matar bribones nos liberamos los cubanos de tanta mierda.

Yo digo que la “cosa” es mucho más seria, menos de risitas pa’llá y comemierderías pa’cá de lo que se ve en las redes sociales. Yo afirmo que liberarnos de esa criminal dictadura castro-comunista es más complicado, mucho más complicado, que una simple oposición al régimen, más enrevesado que miles de movimientos, asambleas, fundaciones o partidos “contestatarios” haciendo filas para obtener recursos económicos o donaciones y más difícil que empecinarnos en lograr una unidad entre nosotros que, y lo digo por quinta vez, nunca va a existir por mucho que nos untemos cola-loca por todo el cuerpo y nos restreguemos, los unos con los otros, para ver si nada ni nadie puede separarnos corazón.

Porque, y es mi opinión, y estoy dispuesto a discutirla con quien sea, el tema de “tumbar” la revolución de los apagones más largos del mundo pasa por cada uno de nosotros, parte de cada ser humano o cubano que quiera una Cuba verdaderamente libre, que aspire a tener un país sin restricciones dogmáticas, sin arrepentimientos anti-democráticos y con cobertura médica y de la otra, es decir, que la libertad, la real, la que en verdad necesitamos, tiene que salir del alma mía, de la tuya y de la de los demás y después, mucho después, es que podremos generalizarla y llevarla al plano nacional, difundirla por cada rincón de la Patria, meterla hasta debajo de cada piedra como mismo hizo fidel castro con su nefasta ideología marxista-leninista.

Muy sencillo compatriotas, si usted no se libera primero, si usted no alcanza la independencia mental de esto y de aquello, si usted no es capaz de arrancarse del cerebro las cadenas que lo atan a cualquier doctrina, buena o mala, si usted no se saca para siempre la banderita que le metieron por el…, usted nunca será libre, usted nunca podrá avanzar con la frente en alto y usted nunca podrá andar por la vida ligerito de polvo y paja sobre su cuerpo y sobre sus ideales.

Dice mi amiga la cínica que la libertad es algo muy complicado de entender, de asumir y de lograr. Dice que es tan difícil de obtener que, aun cuando logremos escaparnos de aquel maldito infierno, aunque vivamos en países con verdaderas democracias funcionales, aun así, la mayoría de los cubanos no somos capaces de ser libres pues muchos de nosotros, parece que como resultado del intenso adoctrinamiento al que fuimos sometidos durante toda nuestra vida en Cuba, no logramos apreciar que nos muestran las herramientas para abrir nuestros “candados” y salimos de una tiranía totalitaria para meternos en otra peor, dejamos atrás los comités de defensa de la revolución para meternos en comités de defensa de caudillos y oportunistas que, a ojos vista, viven de nuestra inocencia, se aprovechan de nuestra ignorancia y explotan nuestro analfabetismo político para que continuemos sumidos en la miseria espiritual y en las letrinas del oscurantismo marchando tras payasadas supuestamente independentistas.

A veces pienso que nosotros los seres cubanos no podemos vivir sin el látigo del mayoral estallando sobre nuestras neuronas de pensar, que necesitamos andar siempre de la mano de algo o de alguien por temor a tropezarnos y caernos en una fosa séptica reventada en medio de la calle y que “afiliarnos” a un discurso, a otro bla, bla, bla, es lo que nos va a permitir ser alguien en la vida o adquirir un estatus diferente.

Porque, y no existe peor ciego que el que quiera mantener una venda sobre sus ojos, es muy evidente que este proceso “libertario” que estamos viviendo, que la “lucha” anti-castrista de este siglo, en este exilio desgarrador y esperanzador, está cada vez más repleta de tira y encoge, saturada de atentados a la moral ajena, atestada de faltas de respetos, de ninguneos, de menospreciar la actitud de terceros y de culparnos, los unos a los otros, de ser agentes del castro-comunismo, de hacerle el trabajo sucio a la dictadura de La Habana o de no estar de acuerdo con ningún opositor porque nuestra ”misión” es dividir, atacar y destruir, la moral de nuestros líderes y mártires o la integridad de nuestros comedores obreros.

Y esa es la prueba real de que necesitamos, para ser libres, para lograr independizarnos de las tantas tiranías que nos hemos inventado nosotros los seres cubanos, cientos de miles de cargas para acabar, para hacer desaparecer y para borrar para siempre de nuestras vidas y de nuestra historia, a los millones de bribones, de cabroncitos de la cultura, de oportunistas y traidores, que tanto, pero que tanto daño, nos hacen.

Ricardo Santiago.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Translate »