Esta es mi penúltima entrega sobre esta “franquicia” que, a todas luces, ha estremecido, pero de forma negativa, los cimientos de la comunidad cubana pues, de un tipo que con bombos y platillos anunciaba, daba por realizada, su elección para alcalde del Condado Miami Dade, solo nos ha quedado, como he dicho anteriormente, el mayor y más desagradable ridículo en toda la historia electoral de La Florida, qué digo La Florida, del mundo «universal».
No es menos cierto que muchos se dejaron entusiasmar por ese triunfalismo adelantado y me criticaron fuertemente cuando advertí, con estos ojos que tengo aquí, que este andoba no es trigo limpio, que no nos sirve como “líder” de los seres cubanos y que solo busca, amparado en un plan de campaña totalitario, populista, represivo y demagogo, ampliar su falso poder y su zona de falsa influencia, sobre un exilio herido, dolido y afectado, por décadas de penetración, de injerencia y de oscuridad castro-comunista.
Todo muy bonito pero muy anti-constitucional, muy ilegítimo, muy divorciado de las leyes norteamericanas y de la idea que se tiene en los Estados Unidos de democracia, de tolerancia, de libertad de expresión y de lo mío es mío y lo tuyo es tuyo.
En la vida real yo pensé, es más, cobijé en mi “corazón” la esperanza de que cuando este sujeto abriera nuevamente las puertas de su “rancho anticomunista”, después del gran papelazo americano que hizo, sería una persona diferente, tendría los pies más afincados a la tierra, habría aprendido la lección con su propia sangre derramada y asumiría, por decencia e inteligencia dolorosa, una actitud más humilde, más modesta y más sencilla, a partir de la perfecta lección que le dio el noventa y ocho por ciento de las personas inscritas para votar en ese importante Condado del sur de La Florida y de todo el país.
Pero no, todo lo contrario, la fase de la negación de la negación o de la unidad y lucha de contrarios, parece que en este ser de poca luz, de poquísima luz, serán eternas, tan largos como los arañazos del castro-comunismo pues no quiere avanzar ni un poquito en su perfidia y en su derrota, no supera los terribles boniatos que ha sacado con su “cerebro” y se empecina, es más, se regodea, en transmitir, en esparcir, con más odio que con talento comunicativo, su veneno mortal contra todos aquellos que, desde una simple crítica hasta el estrangulamiento más justificado, debido a años y años de injurias, de ofensas y de calumnias mañaneras, al mediodía y por la tarde, le dicen, con palabras muy cubanas, para ya mijito, no te vistas que no vas…
Yo digo que detrás de tanta anomalía espiritual, expresada con tanta agresividad y con tanta intolerancia emocional, tiene que existir una enfermedad muy triste y muy contagiosa. O es patología “sintética” creada en algún laboratorio o es un complejo de inferioridad tan grande, pero tan grande, que este sujeto es capaz de engañarse a si mismo, de aceptar con indiferencia que es el objeto de las burlas de casi toda una comunidad, que es la novia seducida y abandonada por el “partido” de la mayoría y que no es tan influencer ni tan youtuber como piensa, antes que recapacitar, antes que asumir que se equivocó de forma y contenido, antes que entender que necesita limpiar su entorno de adulones y entusiasmados interesados y antes que seguir denigrando, machacando y agrediendo estúpidamente, a todo aquel que no se doblega a sus pies, que no le ríe sus payasadas, que no le tiene miedo o que se cansó de tanta mentira, de tanta manipulación y de tanta división castro-comunista.
Yo insisto en que contra este macho-varón-masculino, fabricado por las redes sociales y por los intereses de una fuerza muy poderosa que gravita detrás de él, no tengo nada personal, en realidad a mi ni fu ni fa, mi problema es que este fulano se empeña en coleccionar errores tras errores arrastrando con él a muchas personas que lo siguen por un sueldo, por alguna prebenda, por miedo o por una fuerte ceguera inducida, desprestigiando a una comunidad, a un exilio, a un pueblo, que lleva la mar de años luchando y sufriendo la desgracia de tener en frente a una de las peores tiranías de toda la historia de la humanidad.
A mi entender este alcalde sin alcaldía no tiene remedio, no tiene vergüenza, y arrastrará con él, hacia el “dulce abismo”, a todos los entusiasmados que lo siguen.
Ricardo Santiago.