Yo siempre he dicho que la miseria es un estado físico que el ser humano padece por disimiles razones, muchas veces ajenas a su voluntad, pero del que tiene la posibilidad, dependiendo de su interés, esfuerzo, talento, sacrificio y un poquito de suerte, de emerger y deshacerse de esa terrible desgracia.
Por supuesto que existen quienes, también por disimiles razones, nunca logran salir de ese estado físico-mental y terminan padeciendo toda la vida de esa adversidad existencial como si fueran, como alguien una vez dijo, los condenados de la tierra.
Aunque me gustaría destacar que se puede vivir en la miseria y ser un individuo decente, respetuoso, consecuente, justo y agradecido.
Pero, por otra parte, están las personas que son miserables por condición, naturaleza, elección y no necesariamente viven en la miseria. Se puede tener todo el dinero del mundo, todo el poder del mundo, toda la influencia del mundo y todo el carisma del mundo y ser un perfecto miserable, un desagradecido y un reverendísimo cochino de cuerpo y de alma.
La historia ha demostrado que todas las revoluciones de izquierda, las dictaduras del proletariado, los movimientos sociales enfocados en revertir el orden natural de la vida o cualquier disparate transformador con ínfulas de igualitarismo, socialismo, patrioterismo, mucosidad mental y sinvergüencería revolucionaria generalizan la miseria en los países donde logran alcanzar el poder y transforman en miserables a todos aquellos que defienden el desastre antropológico en que se convierten esas naciones.
Cuba, Venezuela, Nicaragua son ejemplos tristemente célebres para demostrar la debacle social, espiritual y humana que provoca el socialismo cuando es usado para implantar la falsa justicia social pues las naciones son saqueadas, a todos los niveles, por un grupúsculo, pandilla, secta violenta o cartel de sicarios que se apoderan del poder, nunca lo sueltan, y vierten un manto de terror y muerte sobre la vida de esos pueblos.
Cuba, para mí, es el mejor ejemplo para demostrar esta tragedia emocional porque, es el país que conozco y es el promotor principal, aunque sea la vergüenza de muchos cubanos, de ese modelo que justifica descaradamente la represión, el exterminio, la intolerancia, la violencia, el odio, el robo, la corrupción, la miseria y que, además, es defendido por cientos de miles de imbéciles, oportunistas y prostitutas de opinión que llenan sus barrigas sin fondo a expensa de la necesidad, el hambre y la desesperación de un pueblo entero.
Quiero explicar lo asqueroso de esta depravación ética y moral, es decir, de cómo algunos seres inhumanos, en las dictaduras de izquierda, venden su alma a la negación de la negación y se convierten en miserables “querubines” con la única misión de alabar al diablo, a través de ese triste personajillo de verborrea diarreica y atropellada al cual he denominado, porque me da la gana, la drag queen de la revolución del picadillo, uno de los “misioneros” de la dictadura castro-comunista que dice que es doctor en medicina y que está fuera de Cuba prestando “sus servicios” a otras naciones hermanas.
Todo el mundo sabe que ese cuento de las misiones médicas de Cuba en el exterior son una farsa, que de humanitarias no tienen absolutamente nada y que son una de las principales fuentes con las que se nutren, hoy por hoy, las arcas del régimen castrista para desarrollar su política de represión y hostigamiento a la libertad de los cubanos.
Por otra parte también todo el mundo sabe que muchos de esos “doctores en medicina”, algunos graduados emergentemente para cumplir la “demanda”, se ven obligados a aceptar esas misiones por la miseria que padecen en Cuba pues lo que la tiranía les paga por concepto de salario es una mierda y les alcanza solo pa’ comprarse un bistec o unas chancleticas metede’o.
Las condiciones en que tienen que vivir esos galenos de la revolución del picadillo son muchas veces infrahumanas, sometidos diariamente a conteo físico y mental, en condiciones de extremo peligro para su seguridad, agobiados por el adoctrinamiento constante por parte de los comisarios políticos de la dictadura y, lo que es peor, definitivamente burlesco, recibiendo, por tan alta explotación, otro salario de porquería y sin derecho a protestar.
La doble moral en estos individuos “que salvan vidas” se dispara a la par que el discurso que enarbolan para defender a sus amos pues todos ellos abandonaron en Cuba sus consultorios médicos de la familia, sus consultas en hospitales, sus especialidades clínicas y salones de operaciones, dejando desvalido y desprotegido al pueblo cubano, por tal de irse a ganar unos míseros pesitos en casa del c…
Continuará…
Ricardo Santiago.
Gracias Martha por tu comentario.
No conozco Cuba; pero lo que he escuchado de algunos cubanos que he conocido, lo que he leido en obras literarias cubanas y su historia. Es en resumen, lo que comentas en este medio.
Por eso no estoy de acuerdo que la izquierda colombiana nos quieran “gobernar”; sólo buscan legalizar las drogas para sostener el régimen socialista ó comunista, que sólo busca apoderarse y llevar el país a la miseria total.