“Nos quitaron el pase…”



¿Cuántas generaciones de cubanos fuimos marcados, sentenciados y “echados a perder” por tamaña maldad castro-comunista?
El sistema de “becas revolucionarias” empezó tempranamente en Cuba, en la década de los 60s, con la clarísima intención de separar a los hijos de los padres para que la dictadura pudiera manipular, con total libertad, la mente, el cuerpo y el alma de los niños y de los jóvenes cubanos.
El régimen comunista tenía que barrer con la tradición educativa del país pues le urgía imponer “nuevos códigos” para formar a un hombre diferente, nuevo, «nuevecito de paquete», incondicional con las ideas del socialismo, del castrismo y del terrorismo de estado que muy pronto inundaría la Patria, el refrigerador y la despensa de los cubanos.
Por orden expresa de fidel castro nos metieron a la cañona un nuevo modelo de instrucción pública sustentado en las doctrinas de un pedagogo de nombre “extraño” y su «famoso» concepto de la colectividad socialista por encima de la individualidad pues según ese “teórico” las masas debían andar juntas, apretai’tas y revueltas.
¡Cuán ingenuos fuimos los cubanos entonces!
¿Cómo es posible que aceptáramos un disparate tan destructivo y antimartiano?
La enseñanza cubana pasó de ser una de las más avanzadas de América Latina para retrotraerse y hundirse en un modelo que, entre sus principales objetivos, pretendía el adoctrinamiento condensado de las nuevas generaciones para acomodarlas a los intereses sociópatas de un régimen que nos vendía «baraticas» las “gratuidades” más caras del mundo.
Por todos es conocido el rotundo fracaso de esas políticas educativas y cómo ese malévolo engendro dio paso a la debacle institucional en que está sumida hoy la educación general de la Patria donde unos no quieren enseñar porque no les pagan y los otros, los muchos, no quieren aprender porque no les sirve pa’ un carajo.
No voy a referirme a los “Makarenkos”, hijos de campesinos y obreros traídos de cualquier parte del país y albergados en las casonas de Miramar y Tarará, ni cómo destruyeron todas esas edificaciones en unos pocos años, no, voy a hablar en este artículo sobre lo que sí conocí muy bien que fueron las ESBEC (Escuelas Secundarias Básicas en el Campo) y los IPUEC (institutos Preuniversitarios en el Campo).
A finales de los 60s y principios de los 70s fidel castro, siempre el maldito fidel castro, lanzó otra de sus “genialidades”, es decir: “todos los estudiantes cubanos becados”.
Dice mi amiga la cínica que el tipo lo hizo para desviar la atención del bochornoso fracaso de la Zafra del 70 pero que, con el mulo y el disimulo, nos recontrajodió la vida con el cuento de abajo de un solo tajo.
La enseñanza tecnológica y politécnica, las escuelas de enfermería, las “formadoras de maestros”, la militar, las de deporte, las secundarias y los preuniversitarios todos fuimos internados para recibir, directamente dirigido al gaznate, las tres tazas del caldo putrefacto de esa porquería de revolución.
Yo fui uno de los que se tragó el caldo. Recuerdo al principio el orgullo que sentí al verme uniformado, después “no me alcanzó la vida para arrepentirme” pues no había nada más parecido al “asesinato de una nación” que aquellas cárceles de donde aprendimos a fugarnos siendo aun unos niños.
Tengo recuerdos tan desagradables de esa maldita experiencia que no sé ni por dónde empezar.
De la intimidad de mi casa me vi, de la noche a la mañana, compartiendo públicamente lo que mi madre siempre me dijo no debía enseñarle a los demás.
Aunque parezca una frivolidad esa es en realidad la esencia del fracaso del sistema de becas castrista, de su inutilidad, de su salvajismo y de su perfidia.
Recuerdo con dolores abdominales el hambre que pasábamos, un hambre atroz e ilógica para una edad en la que queremos “comernos el mundo”, el trabajo forzado en el campo recogiendo papas o desyerbando surcos enormes, infinitos, la hora del baño colectivo, el bullying revolucionario, los amores prematuros y desesperados, el vandalismo, la violencia inter-alumnos, las fugas, el fingir enfermedades, el fraude académico y moral, la sed, las cochinadas, la expulsión deshonrosa del centro y pasar de ser un niño “bien educado” a un “bandido” estudiantil revolucionario.
Por eso siempre digo que aunque la revolución del picadillo puso tanto empeño en convertirnos en hombres nuevos el tiro le salió por la culata pues la mayoría, la inmensa mayoría, de quienes hoy estamos en el exilio, pasamos por aquella mierda de becas y aprendimos, gracias a Dios, qué clase de fosa séptica es el socialismo que inventó fidel castro.
Ricardo Santiago.



2 comentarios en «“Nos quitaron el pase…”»

  1. Así fuimos separados de nuestro estilo de vida paternomatriarcal donde la familia era el eje de la vida para convertirnos en rebaño apacentado en los manuales sovieticos de adoctrinamiento socio-Comunista.
    Gracias a Dios y a La voz de America, pudimos escapar de esa idea perversa de que Cuba era el centro del mundo y el paraíso que Adan y Eva habían perdido y que Fidel nos restituyó.
    Gracias Fidel por haber logrado que muchos de mi generación pudiésemos entender, despues de haber intentado revelarnos contra el sistema que una balsa o cualquier medio que nos sacara de la isla era la alternativa a tu paraíso. Paraíso para ti y tu familia mientras hundías a un país entero en el caso y la miseria.

    Responder
  2. Así fuimos separados de nuestro estilo de vida patermariarcal donde la familia era el eje de la vida para convertirnos en rebaño apacentado en los manuales sovieticos de adoctrinamiento socio-Comunista.
    Gracias a Dios y a La voz de America, pudimos escapar de esa idea perversa de que Cuba era el centro del mundo y el paraíso que Adan y Eva habían perdido y que Fidel nos restituyó.
    Gracias Fidel por haber logrado que muchos de mi generación pudiésemos entender, despues de haber intentado revelarnos contra el sistema que una balsa o cualquier medio que nos sacara de la isla era la alternativa a tu paraíso. Paraíso para ti y tu familia mientras hundías a un país entero en el caso y la miseria.

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