Cuba, una vez más demostrado, es el país más corrupto del mundo.
Pasa que el socialismo también es hambre y hambre de la triste, de la dolorosa, de esa que te clava un dolor insoportable en el estómago y que no te permite quejarte porque a la revolución, a fidel y al partido, se lo debemos todo, todo, todo, todo, y seríamos muy ingratos, y muy mal agradecidos, si protestamos, nos quejamos o nos rendimos, porque nuestros hijos, los retoñitos de este pedacito de alma que aun nos queda, llevan la mar de días acostándose con hambre y gritando, pidiendo auxilio por la madrugada, porque no se pueden dormir.