Hay que tener mucho cuidado al acercarse al meteorito estrellado en el Cementerio de Santa Ifigenia, acaban de descubrir que contiene desechos radiactivos altamente tóxicos, muy perjudiciales para la salud, envenenan el espíritu y provocan que las personas se contagien con la ambición del poder y quieran convertirse, de la noche a la mañana, en presidentes de cualquier bobería.
Recientemente he visto a una colombiana declarando al pie de la piedra sideral sus intenciones de postularse a las elecciones presidenciales de su país, jimiqueaba y pataleteaba pidiendo a gritos que “quería” la “habilidad” del difunto para lograrlo y que estaba allí para que “esa luz de fuego la iluminara”.
¿Habrá pagado esta piojosa de la izquierda latinoamericana los buenos 3.00 cuc que le cobran a los extranjeros para ver de cerca el cambolo de las tinieblas?
De ser así no tendrá problemas con el contagio, los comunistas exigen “cooperación en fulas” para “sanear” el alma del difunto y que este se sienta a gusto, le “abra los caminos” a sus donantes y estos se puedan ir contentos, con su música a otra parte, y confiados de que van a lograr sus objetivos.
Pero pura mentira y estafa como todas las cosas de esa maldita dictadura.
Con respecto a esta aprendiz de bruja no voy a decir ni una palabra más, sólo: ¡Dios mío ten “piedad” de los colombianos! ¡Apiádate de sus almas!, espabílalos y “no los dejes caer en la tentación de olvidar
o vender este pasado
o arrendar una sola hectárea de su olvido…”.
Lo que estos timadores y sinvergüenzas con aspiraciones presidenciales no saben es que han ido a bailar a casa del trompo. La radioactividad hechicera, en su egoísmo desmedido y sin fin, no le traspasa “ni muerto” su poderío y su fuerza ni a la madre que lo parió. El tipo se lo llevó todo consigo y el que de verdad lo quiera tiene que bajar a las entrañas de la tierra y pactar con el mismísimo diablo: “a ver si de casualidad el Luci quiere darle un poquito”.
fidel castro era un “gandío” político. La fórmula siniestra con que preparó sus brebajes ideológicos, su manera de “amansar” a las masas, la perversidad de sus ideas, el duro frio de fresa hecho con rojo aseptil y decir no soy comunista y serlo, son hoy el mayor secreto y el más preciado tesoro del Estado cubano.
Todas estas alquimias socialistas “reposan” impresas en alguno de los huecos estratégicos que se construyeron, como supuestos refugios antinucleares, para proteger al pueblo del ataque de los americanos que, alguna vez, nos “iban” a tirar unas cuantas bombas atómicas por gritones y comemierdas: “ comandante en jefe ordene, si se tiran quedan, pa’ lo que sea Fidel, al imperialismo no le tenemos miedo, una vieja y un viejito montando cachumbambé, moriremos a tu lado comandante invencible…”.
Cuando yo era niño me sobrecogía la capacidad de fidel castro de aparecer aquí y allá opinando de todo, de cualquier tema, no importaba la complejidad o el necesario conocimiento del mismo, el tipo hablaba y daba instrucciones y un montón de personas rodeándolo, incluyendo a notables científicos y especialistas que asentían con la cabeza aprobando la sabiduría de su líder y diciendo: Lo que usted diga mi comandante, Usted tiene razón mi comandante, Usted es un genio mi comandante…
Después de grande también me estremecía, pero lo hacía al ver el abismo al que este infeliz sujeto condujo a la nación cubana, a la miseria a la que nos obligó a vivir por su desmedida vocación de autosuficiente insuficiente y fue entonces que entendí que quienes le rodeaban siempre asentían por el terror y por el miedo a ser borrados de un “plumazo” de la faz de la tierra.
Del cambolo de las tinieblas de Santa Ifigenia sólo se puede recibir influencias malignas, quien quiera hacer el mal que vaya y se restriegue en su cementosa superficie, por supuesto pagando en dólares primero, pero que tenga la certeza que todo el mal que se hace se paga y que no hay nada como una simple gota de agua, día tras día, para horadar a la más abominable roca.
Ricardo Santiago.