La intolerancia que nos consume, la soberbia que nos destruye, el extremismo que nos separa, el radicalismo que nos domina y el fanatismo que, sin lugar a dudas, es el que nos ha llevado a la adoración estúpida de falsos líderes, de mesías de pacotilla y de oportunistas enganchados eternamente a nuestras venas, a nuestras neuronas de pensar y a las raíces de nuestra Patria.
Yo soy del criterio que a nosotros los cubanos, a la inmensa mayoría de los seres cubanos, nos falta democracia, mucha democracia, la mar de democracia.
Somos un pueblo criado y amantado bajo el unipartidismo más reaccionario, bajo los ordeno y mando de un cacique inescrupuloso, bajo las ideas más retrógradas y criminales de toda la historia de la humanidad y por eso, por esa maldita razón, que no es una simple razón, no vemos más colores que el gris clarito o el gris oscuro, no somos capaces de aceptar con naturalidad un pensamiento diferente al nuestro, no toleramos la diversidad como fuerza crucial que determina el desarrollo y no concebimos un mundo donde cada cual actúe, se comporte, piense o se manifieste, como le dé su real gana siempre y cuando no sobrepase los límites del orden establecido.
Pero mucha culpa de este disparate existencial nuestro lo tiene el castrismo, lo tiene fidel castro con sus políticas de supuesta intransigencia, es decir, para el pueblo sacrificio, prohibiciones, negaciones de las negaciones, miseria, abajo el imperialismo, comunismo feroz y mala vida, mucha mala vida, mientras para él, para su familia y para sus tracatanes, abundancia, liberalismo, capitalismo salvaje y mucha, mucha buena vida.
De ahí que nosotros los cubanos, la mayoría, para no absolutizar, educados, mejor dicho, adoctrinados con el concepto de lo bueno y lo malo, seamos un pueblo intolerante, una raza de hombres y mujeres muy extremistas que no vemos que la desgraciada colectividad, la terrible uniformidad y el macabro todos para todos, no han sido otra cosa que el instrumento de control utilizado por ese régimen para someternos, para dominarnos y para enfrentarnos a los uno con los otros, a los hermanos contra hermanos, a los hijos contra los padres y a todos los cubanos contra el mismísimo Dios.
Dice mi amiga la cínica que nosotros nunca hemos entendido, ni vamos a entender, que la individualidad existe y que cada ser humano, y cubano, es diferente a nosotros, tiene sus propias ideas, sus propios gustos, su propia forma de ser y puede ver la vida, la realidad que nos circunda, de una manera muy diferente a nosotros, que entender esto es lo que realmente nos va a sacar del chanchullo en que vivimos, de la miseria que cargamos en el alma, de nuestro gran brete nacional y de la mierda de relaciones humanas y divinas que quieren los castro-comunistas que tengamos.
Todos se apuran en criticar, en atacar y en ofender y nadie se ocupa en educar, en enseñar y en convencer…
Por otra parte yo digo que las redes sociales, amen de ser una buena herramienta para alimentar las relaciones humanas y cubanas, en el caso nuestro han devenido, un poquito, en la exacerbación de esta terrible anomalía congénita y en la falta de democracia que tenemos los seres cubanos, ha sacado lo peor de nosotros en cuanto a ser tolerantes, a no entender que aquel tiene otro criterio con respecto al sabor de los tamalitos de Olga, a agredir y denigrar a quien no piense o proceda como yo y a ofender, faltarle el respeto, con pasión y prejuicio, a quienes no repitan lo que yo digo o, sencillamente, me contradigan en las mierdas que se me ocurren.
Mucha polémica se genera, en las redes sociales y en algunas esquinas de la vida, cuando alguien dice o manifiesta que tal o más cual ideología es buena o mala, por poner un “simple” ejemplo. Aquí se forma la cuarta guerra mundial, los odios se desbordan, los improperios vuelan, las cenizas de mi madre son vilipendiadas y los alguaciles de la moral salen repartiendo “izquierdazos o derechazos”, según les convenga, para contentar a su audiencia y no perder vistas, lo que se traduce en ganar dinero.
En resumen creo que la falta de tolerancia nos tiene a los cubanos muy jodidos, es más, nos tiene al borde de la extinción, al paso que vamos, si seguimos denigrándonos los unos a los otros porque no pensemos de la misma manera, muy pronto estaremos todos, de uno en fondo, en marcha uniformada y partidista, deambulando hacia otro ideal, digo, hacia otro oscuro abismo…
Ricardo Santiago.