Yo siempre digo que resulta imposible creer que alguien, es decir, un ser humano que tenga un tincito de vergüenza, dedo y medio de frente o algo de dignidad, defienda la revolución del picadillo desde el desinterés, el amor, la justicia, la sinceridad y la cordura.
Esa es, a mi juicio, una idea que no tiene sentido, que no tiene lógica o que pueda “entenderse” pa’ encontrarle alguna “justificación” al monumental disparate que nos ha tocado vivir a los cubanos.
Siento pena decirlo pero es verdad, el castrismo convirtió a Cuba en el absurdo más irracional que puede vivir un ser cubano porque, desde las penurias diarias que tenemos que sufrir, pasando por la claria por pescado, las tres libras de azúcar blanca y una de prieta una vez al mes, los refrigeradores chinos, la china sin China, el agua caliente pa’ tomar y la fría pa’ Mayeya, el dolor de cabeza sin aspirinas, la traición de díaz canel, el teléfono más caro del mundo, los que lloran a fidel en La Habana y se ríen y gozan en Miami, los cigarros a menudeo, la compota de plátano burro y la mierda que nos da hasta el cuello y no nos deja respirar, todo, absolutamente todo en la Cuba de hoy, es el “surrealismo” más criminal que le han impuesto a un pueblo en toda la historia de la humanidad.
Dice mi amiga la cínica que fidel castro empezó haciéndose el “gracioso” y como vio que el pueblo lo seguía sin “protestar” dio rienda suelta a su asquerosa mediocridad y terminó convirtiendo nuestras vidas en un trago muy amargo.
Aun así existen “derivados” de la raza humana que, si bien a todas luces hacen el ridículo, les gusta abrir sus “boquitas” para defender lo indefendible aunque el mismísimo tirano les meta la bota por detrás…, no les importa, mientras más dolor sientan mejor porque justamente ese es el “honor” de defender una revolución absurda, disparatada, tartamuda políticamente hablando, de medallitas en el pecho, de tazas de baño tupidas, de calles sin transporte urbano, de un ácido pan pa’ hoy y una descojonante hambre pa’ mañana, de atracones de discursos, del descaro contagioso, de la peste con perfume y de las mentiras más crueles girando, como satélites castrados, alrededor de una bolita del mundo embelesada con los patria o muerte, venceremos, de nosotros los cubanos.
Desgraciadamente existen algunos que han optado por “arrimarse” a los castro y, aunque han vivido sólo de las migajas que esa familia les deja caer, siguen defendiéndolos porque, entre otras cosas, muchas, están demasiado comprometidos con el régimen y saben que sólo pueden salvar sus vidas mientras esté esa dictadura en el poder.
En Cuba sucede un fenómeno bien triste y traumático. Desde que somos niños nos vemos obligados a llevar, sin saberlo o comprenderlo, ciertas máscaras para lograr sobrevivir en una sociedad que constantemente te valora más por tus “condiciones” políticas que por tus valores intelectuales o humanos.
Afortunadamente muchos logramos “quitarnos la careta” pero otros, muchos, decidieron conservarla porque la dictadura, con su criminal abuso de poder, permeó la sociedad cubana de una especie de trapicheo indigente donde “te cambio dos viva la revolución y un yo soy fidel por una jabita con aseo personal” significa, tristemente, medio paso para lograr algo de supervivencia.
A base de chantajes y aprovechándose de las necesidades de los seres cubanos la tiranía prostituyó a muchos de esos infelices a tal punto que, hoy por hoy, y aun cuando algunos se han largado de aquel infierno, siguen lloriqueando y pataleando por los castro sin querer entender que aquí los supermercados están repletos de desodorantes y maquinitas de afeitar.
Las redes sociales están infestadas de esos enmascarados con vértigo a la libertad. Trajeron el c… pa’ la yuma pero dejaron la lengua en La Habana y tratan de defender a su “amada” revolución con cada frase y cada cartelito que uno no sabe si sentir asco, resonancia antimagnética o lástima, una profunda lástima por esos sujetos.
Pero ojo, cuidado, tenemos que estar alertas ante los ataques traicioneros de quienes infectan el ciberespacio, el espacio, las calles de Miami y el arroz con frijoles negros con sus groserías, estupideces, mentadas de madre, ofensas personales y “el pesca’ito frito” porque, al menor descuido nuestro, se hacen fuertes, se multiplican y nos superan pues no existe nada más contagioso en este mundo que las lombrices intestinales de raúl castro.
Ricardo Santiago.
Mucha verdad en tus palabras Alfonso, a los cubanos, muchas veces, se nos va la «mano»…
Pusiste el dedo en la llaga, Cuba es un país surrealista, yo digo si Luis Buñuel viviera y hubiera hecho una película de la realidad cubana hubiera Ganado todos los premios de la cinematografía, filmada en escenarios naturales y personajes reales, tú sabes lo que es que con este problema del tornado yo lei un artículo donde un Viejo de 60 añso dice que si fidel hubiera estado vivo no le estuvieran vendiendo a los damnificados la comida y el agua, mira conque telegrama se baja este hombre, duele lo que le ha pasado a esa pobre gente pero muchas veces pienso en el Viejo refrán de que «cada pueblo tiene el gobierno que se merece», sencillamente hay cosas que no entiendo al parecer soy muy bruto
Gracias Lourdes, justamente es eso, un surrealismo aterrador.
Me gusta mucho como 3scribes y tu percepciónde la situación en nuestro país. Es curioso porque yo he estado fuera de Cuba por 39 años, pero cuando regrese de mi primer viaje de visita hace 3 años y me preguntaron aquí como yo calificaría la situación cubana, use una sola palabra «subrealista»