¿Es Raúl Castro un asesino?

Esta es una pregunta de muy fácil respuesta, de las más fáciles que, hoy por hoy, se le puede hacer a cualquier cubano, a cualquiera, e inmediatamente tendrá una sonrisa, una mueca, una lágrima o un dolor muy profundo reflejado en el rostro pero nunca, nunca, se quedará callado porque con respecto a este tema todos, absolutamente todos, tenemos algo que decir, así de simple.
Raúl Castro heredó, por su propio gusto, comprometimiento, miedo o ambición, él sabrá por qué lo hizo, una abominable, disparatada, corrupta, ineficiente e improductiva maquinaria dictatorial que, entre muchísimos desaciertos en el orden económico, político y social, también cargaba sobre su historia la muerte, de una forma o de otra, de cientos de miles de cubanos.
En realidad en lo único que Fidel Castro fue muy eficiente fue en las muchas formas de represión que logró imponernos a los cubanos, a tal punto que la mayoría de nosotros arrastramos, a donde quiera vamos, la terrible y jodida costumbre de mirar hacia los lados y hablar bajito cuando nos referimos a los desmanes de esos hijos de puta y a la revolución con minúsculas de esos tiranos ilegales, vividores y corruptos.
En una sociedad comunista para tener dinero, para acumular cuantiosos bienes, fortunas, comodidades, vidas disipadas, “locas sensaciones” y “relajos bien pagados”, hay que matar, traicionar y mucho. De alguna forma pero hay que matar algo o a alguien. Ningún altruista, defensor de los humildes, hombre de pueblo, ser humano decente, responsable, honesto y “comunista” puede tener la vida que tienen la familia Castro y todos sus secuaces cercanos, modo de vida que es archiconocido por todos porque, además, los muy sinvergüenzas no se esconden para lucirlas y disfrutarlas.
Los cubanos sabemos que la dictadura castro-croquetero-enteritis ha creado y perfeccionado, a lo largo de estos casi 60 años, sofisticados métodos para matar el cuerpo, el alma, la verdad, la sonrisa y después hacerlos parecer accidentes, suicidios, locuras, desapariciones en el mar, hastíos de la vida, mutismos prolongados, cansancios inoportunos y desequilibrios nerviosos. Pasa que la maquinaria propagandística del régimen ha sido tan efectiva en crear disonancias sobre la verdad que ha logrado incautar a un ejército de mentecatos dentro de Cuba y fuera de ella, es decir, muchas, pero muchísimas personas, ponen en duda las cientos de miles de muertes provocadas por ese régimen a lo largo de estos años y además son tan croqueteros que los defienden, los apoyan y los adoran. Triste pero cierto.
Dice mi amiga la cínica que un comunista de estos, de los del trópico “caluroso y fenomenal”, no es más que un pequeño o gran burgués con camisa roja, pelado corte cuadrado y bigotico de dos pulgadas…
Pero regresando a la pregunta inicial, son muchos los ejemplos que pudieran ponerse para que el mundo conozca que la “famosa”, altruista, solidaria y desinteresada revolución, o mejor dicho, dictadura del imperio Castro, está sustentada sobre la vida y la muerte de muchos cubanos y ahora también: pregúntenle a los venezolanos.
Se supone que el pueblo cubano apoyó a estos mentirosos para construir un país próspero, con igualdades y oportunidades para todos, libertades sociales, un país que creciera y se desarrollara a la par del mundo civilizado, con garantías constitucionales para todos sus ciudadanos y donde no se reprimiera a nadie por pensar diferente porque, como según ellos mismos nos hicieron creer, eso fue lo que hizo el General Batista en nuestra Patria y por lo que hubo que “tumbarlo”.
La realidad fue que la pandilla de cuatreros que entró en La Habana en Enero de 1959, comandada por Fidel Castro, no hizo otra cosa que: “Quítate tú, pa’ ponerme yo”.
Cuando un cubano se lanza al mar con medios muy precarios para la travesía marítima, huyendo de una asfixiante situación económica, política y social, y pierde la vida: ¿Quién es el responsable?
Es posible que Raúl Castro directamente no “apriete el gatillo” para provocar la muerte de cubanos en las cárceles de la dictadura, en travesías desesperadas huyendo de su régimen dictatorial y amargo, en avionetas civiles derribadas por aviones de combate, en remolcadores hundidos con vidas inocentes, en el fusilamiento de miles y miles de personas, en el hambre y la soledad de los rincones, en la vida que se apaga y en la muerte, las muchas muertes que suceden a diario y desconocemos porque se han convertido en la más normal forma de vida para muchísimos cubanos.
¿Es inocente Raúl Castro?
Ricardo Santiago.