Raúl Castro es el máximo responsable de la corrupción que existe en Cuba.



En la vida real a mi me encanta que los castristas hablen, expresen sus ideas, tiren sus pasillitos oratorios y desembuchen el montón de disparates que les envenenan las entrañas porque, aunque lo quieran disimular, no hay nada, pero absolutamente nada, que digan estos sujetos, que no provoque risa, burlas, incredulidad y asco, mucho asco.
Mientras más conozco al castrismo más quiero a todos los perros del mundo.
Pero si el castrista en cuestión es un dominguín, un polichinela, un ministro, un presidente de algo, pan con algo, un vocero o un cabo de la guardia siento un tiro de la dictadura castro-comunista asesina, muy asesina, de La Habana, entonces la bufonada, la payasada, la mierda parloteada en carretillas y en carretones alcanza los límites del bochorno, de la enajenación, de la pifia proletario-burguesa, de los mamoncillos sin cáscaras, de la vergüenza ajena y del veo, veo, qué ves, una cosa, de qué color…
Empezando por su eterno líder, ¡Solavaya echa ese muerto oscuro pa’llá!, que nunca quiso entender que en boca cerrada no entran moscas, la caterva de oradores del castrismo que le han sucedido no se han cansado de mentir, de tergiversar, de manipular y de hacer el ridículo en cuanto a Cuba y su pueblo se refiere.
A veces pienso que estos “taños”: ¿to’ el mundo sabe que es un taño?, viven en otra galaxia y solo ponen los pies en la tierra, es decir, en Cubita la bella, cuando llega el café a la bodega y…, qué carajo estoy hablando…, concentración…, concentración…, respira despacito que los papelazos se pegan…, bueno, que estos sujetos solo aterrizan en Cuba para soltar una andanada de disparates como las del Ministro de Economía, un tal Murillo, acusando al sector cuentapropista, al ahogado, vilipendiado y paupérrimo sector privado de la Isla, de la superlativa corrupción que existe en Cuba y que para nadie es un secreto que fue promovida, por el propio fidel castro, con sus políticas de racionamiento, prohibiciones, desabastecimientos, regulaciones socialistas y cuanto disparate teórico-práctico sirviera para frenar el progreso, desde el mismísimo 1 de Enero de 1959.
Hay que tener la cara muy gorda, bueno, en este caso literalmente hablando, para pretender hacerle creer al mundo, a estas alturas del partido, que el desastre económico, ético y social en Cuba es responsabilidad de otros y no de esa genocida, frustrante, indigna, terrorista, corrupta y mentirosa dictadura liderada por un grupúsculo de contrarrevolucionarios fidelistas.
Para empezar me gustaría ubicar a este sujeto en tiempo y espacio. En Cuba: ¿Ministerio de Economía pa’ qué? ¿Ministro de Economía pa’ qué? ¿Cuáles son, objetivamente hablando, los resultados de la gestión de ese ministerio, de ese ministro y del montón, pila, burujón, puña’o de funcionarios y secretarias de la planificación quinquenal?
En un país donde no existe economía de ningún tipo, donde desde hace casi 60 años se manipulan los libros de cuentas, los resultados de producción, las estadísticas del sube y baja, las leyes elementales del mercado, el producto interno bruto y el sagrado concepto de la propiedad, cómo se atreve un mequetrefe investido de esbirro funcional a acusar a quienes, con la espada de la fiscalización castrista apuntándoles constantemente, emprenden sus proyectos de vida para desprenderse del politiquero entramado estatal e intentar respirar un poquito mejor.
El cinismo de la comparsa castrista rebaza los limites de sus abultadas panzas. Es muy fácil culpar a otros del horrible fracaso que ellos han creado sin querer, sin intentar siquiera darse cuenta de que han tenido 60 años, 60 largos años para arreglarlos.
Perdón pero la situación tan desesperante que viven hoy Cuba y los cubanos no es culpa del pueblo, ni del cambio climático, ni de las crisis mundiales y ni del embargo económico norteamericano. La mierda de vida que se vive en Cuba hoy es únicamente responsabilidad de los hermanos Castro, que convirtieron una Isla muy próspera en una finca empantanada de angustias, desesperación y maldad para poder saquearla a sus anchas y robarle sus tesoros sin que nadie pudiera decirles ni jí.
Este paupérrimo y desvergonzado ministro de economía de Cuba, que solo existe en el nombre, porque en Cuba de economía nada, nada de nada, es otro de los títeres encargados de sostener a esa vieja repleta de falsas medallas que es la dictadura castrista, este fulano no tiene otra función que intentar limpiarle la cara a la muerte para que la muy puñetera siga haciendo de las suyas en un país que no es ni la sombra de lo que fue o pudo “haber sido”.
Ricardo Santiago.



1 comentario en «Raúl Castro es el máximo responsable de la corrupción que existe en Cuba.»

  1. Cuando se habla de salvajadas, de contradicciones antagónicas (jajajajaja) hay que tildarlo al castrismo.
    Cuantos inventos y tergiversaciones han hecho del devenir de la dinastía un rotundo y estiercolero fracaso.
    No se trata de la economía que salió junto a los papalotes a volar, sino de todo lo que tocan o miran… En la Isla se habla en pretérito, porque el presente es en subjuntivo.
    Se encargaron de extender la CORRUPCIÓN a cada centímetro de tierra y les sale por los capilares y los poros. Se alimentan y respiran por y para ella.
    Y, claro, lo que más saben hacer esos ministros y personajes de leyendas superficiales es imitar al corrupto mayor, el de la barba.
    Asi se encargan de culpar a todos de sus desastres, de su capacidad inservible, y cuando no pueden recurrir al embargo se enganchan al pueblo que es en definitiva quien hala ese tren paupérrimo que le toca vivir.
    Realmente no se trata de asco o repulsión lo que despiertan los castristas, no hay limites para el desprecio contra esas huestes fascistas que amenazan con extender sus tentáculos en esa América tan nuestra.

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