No quiero parecer lapidario vertiendo mi opinión sobre este mitad “caballero”, mitad cualquier otra cosa, solo utilizo su infortunado y feo talante para resumir, en un análisis personal, a quienes piensan como él, hablan como él, se parecen espiritualmente a él y son un verdadero asco para nuestra comunidad cubana, como él.
Según cuentan, quienes lo conocen de atrás, es decir, quienes mascaron bien su pasado en Cuba, este tipo es muy dado a la flojera de piernas, es un baluarte importante de la guataconería arribista y es un portento oliéndole las nalgas a todo aquel, que él considere, le puede servir como peldaño para subir al cielo y colgarse de cualquier estrellita fugaz que lo lleve a dar una vuelta en un coche tirado por burros y conducido por un imbécil.
En fin, que este sujeto, muy, pero muy desagradable, es lo que se dice un verdadero producto, un hijo legítimo o una sanguijuela defecada por fidel castro, un obrero vanguardia del castro-comunismo en toda su versión sumisa, es decir, que este “bello” ejemplar de la fauna histérica de la revolución de los apagones más largos del mundo, traspoló su hábitat parasitario de Cuba para radicarse en los Estados Unidos de América y encontrar un nuevo jefe a quien husmearle el trasero.
Porque eso fue lo que hizo y, creo yo, lo hizo bien, se esmeró como todo buen guataca y poco a poco, de a poquito, se fue colando en ese nauseabundo comité de defensa de Miami y, ni corto ni perezoso, se ha dedicado a apoyar, a extender con su lengua mediocre y babosa, toda la mala doctrina que emana de ese centro de la anti-cubanía, de ese grupúsculo enemigo de la razón y de esa manada de retorcidos mercenarios del verde que te quiero verde y que nada tienen que ver con la lucha del pueblo cubano.
En estos días me he dedicado a observar, por carambola, pues algunos youtubers utilizan su pedestre contenido para “desvirgarlo”, algunas de las mal llamadas “reflexiones” de ese fantoche, de su discurso cantinflesco y de su diarrea explosiva venerando a su amo Otaola, defendiendo a esa que no es artista, ni es cantante ni es na’, denigrando a otra mujer, así como dando su percepción, muy errática por cierto, sobre la realidad de Cuba y el gran conflicto nacional que vivimos los seres cubanos.
Y es en este punto donde quiero detenerme, como siempre digo la mayoría de los cubanos, de los seres cubanos que nacimos y nos formamos en Cuba, posterior al 1 de Enero de 1959, fuimos concebidos a imagen y semejanza de una ideología desacertada que promueve el servilismo, que impulsa a los traidores, que incita la doble moral, que produce cobardes por montones y que crea individuos sin un ápice de inteligencia emocional y de la otra.
Es por eso que usted ve a otros cubanos de periferia proteger a este tipo, los menos, la verdad, pero sí nos encontramos con ciertos ex-pioneros por el comunismo que, enardecidos a rabiar, intentan justificar los disparates y los desaciertos de este adalid de la verborrea sin sentido, con el argumento de que Denis, el “conquistador”, es frontal contra la dictadura y eso les vale: Cualquier semejanza con otro personaje o con otros miembros de ese tenebroso comité miamero, es pura coincidencia o no.
Insisto en este punto, al final nuestra gran tragedia nacional, es decir, que Cuba persista por los siglos de los siglos, bajo la represiva bota castrista, es por la ausencia de buena parte de las neuronas de pensar de muchos de nosotros, un mal, una enfermedad, una pandemia que alcanza proporciones bíblicas y que solo ayuda, solo beneficia, la ingratitud nuestra para con la Patria.
A mi, este fulano, en la vida real, ni fu, ni fa, mi reacción se debe al daño que nos causa como comunidad, al desprestigio ético y moral que acarrean sus “reflexiones” para nuestra raza pues quien lo ve, quien lo escucha, por defecto y por ignorancia, nos mete a los demás cubanos en el mismo saco putrefacto de donde salieron la mayoría de sus cabecillas o de sus “rancheadores”.
Aquí es donde hago un llamado de atención a los seres cubanos: Quitémonos de una buena vez la infectada pañoleta de la revolución de las sombras largas y entendamos que luchar por Cuba y que ayudar a nuestros hermanos cubanos, a los que no les dio tiempo de saltar por las ventanas y quedaron atrapados en ese maldito infierno, nada tiene que ver con el “discurso” y la actitud de personajes como estos que solo provocan incredulidad, un poquito de rabia y mucho asco, en quienes, insisto, por carambola, tienen que escucharlos.
Ricardo Santiago.