Bueno, bueno, bueno, la respuesta está “claria”, “claria”, clarita, para nadie es un secreto que los hospitales en Cuba, los que le dan atención al pueblo, son una mierda, son un asco, los insumos brillan por su ausencia y los especialistas, los médicos y el personal de la salud, se despetroncan pa’ las “misiones” detrás de esos “fulitas” tan necesarios para “combatir” al imperialismo.
Yo siempre digo que a casi nadie le gusta enfermarse, pero en Cuba, lo que se dice en Cuba socialista, tierra de fidel, mucho, pero muchísimo menos.
Aun con la gran campaña orquestada por la dictadura castro-comunista desde hace 60 años de que nuestro país es una potencia médica mundial, la realidad objetiva, la concreta, es que el cubano de a pie, el hombre y la mujer humilde de pueblo, cuando se enferman sufren doble, triple o cinco…, sin comer no se puede vivir.
Este es uno de los temas más sensibles sobre los que cualquiera puede escribir. Duele hacerlo. Y en mi caso lo hago desde la razón y la experiencia que viví cuando mi madre enfermó y la hospitalizaron en el Hospital Clínico Quirúrgico de 26, en la “capital de todos los cubanos”.
Historias y vivencias como la mía hay muchas, muchísimas, cada cubano tendrá su opinión porque es muy difícil salir ileso, a nivel del alma, digo, cuando se ha tenido a un familiar, a un amigo querido o simplemente a un conocido ingresado en un hospital castrista “para el pueblo” que, para decir el lema, uno, dos y tres, dicen que la distancia es el…, perdón, salud gratuita para todos.
La asistencia médica en Cuba, según cacareaba a los cuatro vientos fidel castro, es “gratis”. Digo asistencia médica porque SALUD es otra cosa y mantenerse SALUDABLE, en nuestro país, es de las cosas que salen más caras que el carajo, carísimas.
Si piensa que estoy hablando boberías párese en una esquina de cualquier ciudad de Cuba y diga, por ejemplo, que no está de acuerdo con el proyecto de constitución que nos quieren meter por la cabeza a los cubanos, verá como enseguidita se “enferma”.
Pero bien, no voy a entrar en un análisis físico de cuánto en verdad sobre pagamos los cubanos por la basura, para no decir otra cosa, que “nos ofrece” esa dictadura como “salud para todos”, al final cada uno de nosotros, más que menos, lo ha visto con sus propios ojos o en las tristes imágenes que inundan Internet.
Porque la realidad objetiva, la “concretera” nacional, es que en Cuba todo lo que tenga que ver con “servicios” para el pueblo es un desastre, una vergüenza y un descalabro total. Los hospitales y la asistencia medico-sanitaria son también reflejo de la inoperancia, la desfachatez y la diabetes ideológica de ese régimen tiránico, más preocupado en hacer campañas proselitistas con nuestros “dolores de cabeza”, y exprimir hasta el tuétano al personal médico cubano en corruptas misiones “humanitarias”, que en salvar vidas, garantizar las condiciones higiénico-sanitarias en los centros asistenciales, ofrecer diversidad de medicamentos para todas las dolencias y devolverle al pueblo la esperanza de vida que tan cruelmente nos arrebató con ese socialismo de matasanos.
Insisto en esta pregunta que formulé en un artículo anterior: ¿En una ciudad que quintuplicó su población, como la capital cubana, cuántos hospitales ha construido realmente la dictadura castrista para el pueblo en estos 60 años?
Mi criterio es que la revolución del picadillo ha construido más sobre el papel, es decir, sobre las pancartas, las vallas públicas, los medios de prensa, los “flyers” del socialismo, los discursos de las clarias castristas, el órgano oficial del partido, las peroratas ideológicas, en los matutinos en las escuelas, en las reuniones del sindicato y en la mente abstracta de los cubanos que en la vida real, en el orden físico y en la práctica que sirvan pa’ comer, pa’ llevar y pa’ sana, sana, culito de rana…
La salud de un pueblo son muchas cosas, son varios los parámetros que hay que medir para catalogar o valorar de positivo o negativo este renglón tan importante en la vida de una nación.
Es obvio que en Cuba, para gran parte de los cubanos, este aspecto está bien jodido, no se puede estar “saludable” cuando se tiene que sobrevivir diariamente, en el exacto sentido de la palabra, en la búsqueda de lo indispensable para “amansar las tripas” y para que nuestros hijos no se mueran de tristeza al ver qué le ponemos en el plato.
Lidiar con la vida en Cuba es una tarea titánica, el solo hecho de abrir los ojos cada mañana enferma la mente, el cuerpo y el alma a cualquiera porque nunca se sabe si la “suerte” hará que lleguen las papas al puesto o se cumpla el plan del ridículo y metafísico pollo por pescado.
Ricardo Santiago.
Como quisiera que este escrito llegara a manos de tantos tontos útiles que tratan de defender lo indefendible. Yo me exploto con esas y muchas cosas más y me da hasta vergüenza tener que repetir lo mismo. Yo no concibo que los medicamentos más elementales falten y luego llega un satélite y manda a pedir medicinas allá, es como para enviarlos de vuelta. Yo no le tengo Fe ni a la aspirina en Cuba. A mi jamás se me podrá olvidar una querida tía que tuvo y murió de cancer de seno. Primeramente lo que trajo como prótesis fue un pedazo de espuma de goma duro y áspero,luego no le hicieron la radical, sino como quien coge un machete y te cortan la mitad, no le extrajeron los ganglios de la axila, tuvimos la dicha de traerla de visita por dos meses y al día siguiente de llegar tuvimos que llevarla para el médico de la infección tan terrible que traía. Gracias a Dios antes de marcharse la pude llevar con un oncólogo aquí y el se comprometió a tratarla siempre y cuando le enviaran la historia clínica y el resultado de la biopsia, pues bien esas cosas nunca llegaron, con el tiempo supimos que el trozo que le habían cortado se perdió y nunca llegaron a realizar ninguna biopsia, y la trataban médicos amigos de la familia, a lo mejor si hubiera sido un extraño hubieran tenido más cuidado y como esa muchas más barbaridades que suceden en nuestra patria querida.
Triste Magda, por eso no podemos cansarnos de denunciar a esa criminal dictadura, gracias por tu comentario.