Una metamorfosis tropical: De “barbudos rebeldes” a burgueses castristas.





Si el gran Kafka publicara hoy su extraordinaria obra “La Metamorfosis” el público del mundo entero lo acusaría de plagio, de tener escasas ideas, poca inventiva y “cero en conducta” porque no ha habido mayor transformación en un hombre o grupo de ellos, en toda la historia de la literatura, la humanidad, el peso-cuc-dólar y los gansos canadienses que estos descara’os comunistas que se han apoderado de Cuba, de sus riquezas y del alma de los cubanos.
El pobre Kafka se trastornaría al ver cómo estos zarrapastrosos, muertos de hambre, incultos y siete pesos llegaron a La Habana con las dos manos delante, el culo al aire y hoy viven en suntuosas mansiones, castillos, palacios y hasta en la cueva del pirata, la que tiene el tesoro enterra’o.
Sólo la mentalidad oportunista, corrupta y aprovechada del Pajón de Birán pudo propiciar que la élite de la dictadura, los mandamás, los más perros, los más asesinos y tracatanes del tirano en llamas saltaran de la una mi mula a dieciséis huye, huye que te coge el buey sin siquiera pasar por el ocho te pongo el mocho…
Si Fidel Castro, como tantas y tantas veces cacareó y gritó a todo pulmón, que en Cuba había que acabar con los “rezagos” del capitalismo, con la mentalidad pequeño burguesa, con “a mí me gusta lo bueno” y con las lacras del pasado, entonces: ¿Por qué no demolió, dinamitó, arrasó o descuajeringó los barrios residenciales, los edificios de apartamentos y todas las construcciones que se hicieron en nuestro país durante la época de la “explotación del hombre por el hombre”?
¿No lo hizo porque según él eran patrimonio de la humanidad o porque el muy sinvergüenza les tenía el ojo echa’o y les aplicó a todas estas propiedades: “todo lo que hay aquí es mío”?
¿Por qué él, su familia, sus generales y doctores no usaban aquellas enguatadas búlgaras que partían el alma, los zapatos Kikos plásticos y la ropa cupón que les vendían a los cubanos una vez al año?
¿Por qué nunca los vimos colgados de un ómnibus ruta 222 un viernes a las 7:30 am Vedado-La Lisa?
¿Por qué ninguno de sus hijos fue a morir a Angola como miles y miles de cubanos?
¿Por qué nunca lo vimos a él o a Ramiro Valdez en la cola de un Cuerpo de Guardia con diarreas por comer picadillo de soya, masa cárnica, la jamonada que se ponía verde o por tomar el café mezclado?
¿Por qué y por qué y por qué y por qué?
La realidad es que este inmoral destructivo no era bobo a nada, de tonto no tenía ni un “me arranco un pelo de la barba”. Si alguien conocía bien, porque las vivió y sabia apreciar como nadie las comodidades del fondillo, era este hijo de puta inventor y dueño de “la dictadura del proletariado” en Cuba. Dicen que al tipo le gustaba lo bueno de verdad, lo made in USA, y que cuando no lograba encontrarlo dentro del territorio nacional lo mandaba a buscar “a afuera” costara cuanto costara y pagando lo que se tuviera que pagar: “Total eso va a costa de Liborio”.
¿Alguna vez alguien ha visto a alguno de estos burgueses castrista viviendo en una casa construida por la dictadura después de 1959? Para ser más exactos en Alamar, el Reparto Eléctrico, San Agustín, etc., etc., etc.
¿Alguien alguna vez oyó hablar de las recepciones y banquetes que ofrecía el tirano con “desde una mesa repleta cualquiera decide aplaudir”?
La dictadura castrista, la cúpula integrada por Fidel, Raúl y sus amiguitos viven, los que quedan en este mundo, como potentados patriarcas envueltos en torbellinos y ventiscas de excesos, abundancia, despilfarros y creyones de labios, ninguno de ellos supo ni sabe lo que significa el eterno periodo especial, las bicicletas chinas, las caminatas con los zapatos rotos, los pantalones zurcidos, los calzoncillos sin elásticos, las medias “desbembadas” o la zambumbia de toronja, en tanques de 55 galones, como único alimento.
Una última pregunta: ¿Alguien podría asegurar que el nieto de Raúl Castro, el de la cara de asesino, sólo tomó leche hasta los siete años?
Para terminar, porque tanto descaro indigna, me gustaría parafrasear a Moliere: Fidel Castro el burgués grosero hombre…
Ricardo Santiago.




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