Una preguntica: ¿Somos los cubanos un pueblo culto o un pueblo mediocre y vulgar?



La dictadura castro-comunista promueve la mediocridad a gran escala para controlar al pueblo con mayor facilidad. El castrismo, como todo régimen fascista de dominación mental, parte de la premisa de que un ser cubano “analfaburro” es más fácil de doblegar, de adoctrinar y de mangonear.
La estupidez repartida a granel es una herramienta muy efectiva para lograr la sumisión de las masas. Un tonto ideológico, un energúmeno social, un barriotero del comité de base, un miliciano con escopeta de palo o un esbirro con muchas ganas de matar, son títeres muy fáciles de manipular para que cumplan ciegamente las órdenes de sus amos aun cuando estas ordenanzas los conviertan en asesinos, en criminales o en verdugos de sus propios hermanos.
La insuficiencia es un cáncer que corroe a los seres humanos y contagia a las sociedades hasta convertirlas en una masa amorfa, estúpida y violenta. Es un mal virulento porque utiliza la masividad para propagarse y la brutalidad para manifestarse.
La mezquindad patriotera, revolucionaria y socialista son la verdadera causa de la destrucción a gran escala de la nación cubana y de sus valores más notables.
Las personas mediocres no razonan, son incapaces de generar por sí mismas una idea y terminan transformándose en “animales” dóciles que desfilan cantando, felices y contentos, por el caminito, la guardarraya que los conduce al matadero.
Una de la “cualidades” más notorias de fidel castro fue su habilidad para torcer destinos. Con una tranquilidad pasmosa transformaba una acción disparatada en una “victoria” y convertía a un don nadie, a un fronterizo o a un limitado neuronal, en ministro de cualquier mierda. Nombramientos que le permitieron radicalizar el control sobre las decisiones del país pues tales personajillos jamás le discutían uno solo de sus muchos disparates.
Por eso siempre digo que los comunistas no escalan puestos por ser inteligentes, lo hacen porque limpian el tibor del socialismo en el momento adecuado y con el lengüetazo certero.
En Cuba los “méritos revolucionarios” y la actitud políticamente correcta prevalecen por encima de la capacidad intelectual de las personas.
Si analizamos bien este fenómeno podemos darnos cuenta que la revolución del picadillo no es más que un ridículo paripé de “cambio social” muy vulgar, repleto de obscenidades y que nunca pasó de eso porque en la vida real está sustentada sobre una estúpida mentira.
El 1 de Enero de 1959 Cuba era un país muy próspero y no sólo económicamente. A unos elevados índices de desarrollo industrial, para una pequeña isla del Caribe, nuestro país contaba con un sistema de educación pública, de los más competentes del mundo, así como centros de enseñanzas con prestigio a nivel internacional. La diversidad de la enseñanza en Cuba, desde escuelas públicas, privadas, religiosas, militares e Institutos extranjeros, propiciaba que el cubano accediera a una formación académica de las más avanzadas de América Latina.
Pero, a mi juicio, lo más excelso de esa educación, antes de la llegada del comunismo, era la capacidad y la calidad de sus profesores y maestros. Son muchas las anécdotas y los ejemplos sobre distinguidos pedagogos que ayudaron a formar la conciencia de los cubanos, nombrarlos a todos sería interminable.
Por muchas razones los buenos maestros fueron desapareciendo y las aulas cubanas se llenaron de brigadistas, destacamento pedagógico y, por último, y para poner la tapa al pomo, maestros emergentes formados de corre-corre y chantajeados con un montón de promesas inservibles.
¿Puede un país aspirar a la excelencia y a la decencia sin un buen programa de formación de maestros?
El magisterio es una vocación, yo diría más, un buen maestro nos abraza con palabras de amor mientras nos provoca una curiosidad incontrolable para que queramos saber “más de lo necesario”.
El castro-comunismo propagó descaradamente la mediocridad entre los seres cubanos con la famosa instrucción “gratuita” que nos vendió carísimo y que estaremos pagando por los siglos venideros.
La revolución del picadillo se convirtió en el mayor ejemplo de chusmería, de falta de respeto, de intolerancia y nos empujó a seguir su ejemplo gritándole “gusano” a quien no quisiera ser revolucionario u ofendiendo agresivamente al vecino porque: “La pajarería no es de comunistas, es una enfermedad y una manifestación pequeño burguesa”.
A nosotros los cubanos de infantería el castrismo nos jodió por todas partes. Algunos nos convertimos en mediocres por conveniencia y otros por sumisión. Gracias a Dios otros se salvaron y nos abrieron las entendederas.
La mediocridad por conveniencia provoca que algunas personas hablen y digan idioteces, la mediocridad sumisa que otras las repitan y las repitan hasta “crear” diabólicas imbecilidades como “banderas victoriosas” de esa maldita revolución.
Ricardo Santiago.



6 comentarios en «Una preguntica: ¿Somos los cubanos un pueblo culto o un pueblo mediocre y vulgar?»

  1. No todos los cubanos somos así como dices al menos sabemos leer escribir y nos sabemos las tablas de restar y multiplicar no como otros que viven en países desarrollados y no utilizan la mente solo la tecnología por eso no saben ni restar ni multiplicar mentalmente y de cuba ha salidos muy buenos médicos ingenieros todo tipo de persona estudiada y no somos ni mediocre como usted dice solo somos unos contentos

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  2. Ricardo Santiago
    Mi respuesta no tiene q ver nada con política y mucho menos en aras de discutir sobre un resultado o no de lo q vivimos los cubanos.Si quiero q no sea absolutista es cierto q la vulgaridad las malas costumbres la música impropia y llena de vulgaridad esta ganando espacio pero no es sólo en Cuba es un problema mundial.Cuba tiene actualmente muy buenos maestros q fueron formados en este sistema y muchos profesionales q luchan a diario contra la mediocridad.Existen muchas familias q lejos de ser profesionales son personas humildes de escasos estudios y tienen los valores heredados de sus padres.La vulgaridad y mediocridad no es algo q te impone una política o un gobierno es algo q heredará te enseñan o decides escoger.El superarse el ser mejor aún cuando tus opciones son limitadas es algo por lo q tu luchas a diario.Es un problema global nos estamos alejando de las buenas costumbres de la buena música de la buena lectura .Pero uno escoge desterrar o no la educación,muy lejos de pensar q es un problema castrista o comunista .Cuba es un paisa rico en cultura de esa q no enseñan solo en la escuela o en los medios de las q cuentan tambien los abuelos sentados en el sillon.Que existen mediocres vulgares y q parezcan la mayoría puede ser en todos los lugares los hay pero también están los q como yo dia a día tratan de enseñar un poco a los q tienen a su alrededor y mientras tratemos de ser mejor no todo esta perdido.

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  3. Decía Ulises Toirac el otro día que el cubano si no es comunista, chivaton, baboso, etc, es gusano, extorsionador, vende patria.
    De posiciones extremas e inmaduras, el cubano apuesta por «saberse sabio» y más que entendido, su respuesta es siempre el lado oscuro de su razón, que termina generalmente de «madurar» cuando pone un pie afuera.

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  4. No hay «comunista» cubano, y ni uno de los «cubanos de infantería» en la Cuba de los asesinos terroristas Castro Ruz, que se atreva a decir (vaya no tanto) ni «pensar» lo que era Cuba antes de la «revolución del 1959». Se dice todavía, a los 61 años del funesto 1º de enero del 1959, que había una «dictadura», que muchos pasaban hambre, que muchísimos cubanos eran analfabetos… Pero ninguno de estos cubanos en Cuba Comunista atinan a pensar ni a decir cómo es que no había tanta «emigración» a los EE.UU antes del 1959. En ese entonces (antes del 1959) habían vuelos normales La Habana-Miami, había «ferris» de los EE.UU. a La Habana. Nadie pensaba en construir una «balsa», ni «robarse un bote» para salir de Cuba al «Norte Revuelto y Brutal». Nadie, pero nadie, en Cuba Comunista puede explicar ese «fenómeno» de que antes del 1959 no hubiera esa «emigración» y exilio, y de que miles y miles de «cubanos» se fueran de La Patria del Apóstol José Martí.
    Pero bueno, para los gustos se han hecho los colores como dice el dicho. ¿Quién le pone el cascabel al gato?
    ¡Qué desparpajo, señoras y señores, qué desparpajo!

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