Llegar a la tercera edad en Cuba más que una bendición es un terrible y doloroso ejercicio de tristeza, agonía, angustia dolor, soledad y desprotección. Desgraciadamente es así. Una crueldad que va mucho más allá del entendimiento humano cuando nos hemos pasado la vida oyendo a los croqueteros de la dictadura decir que la revolución no abandona a nadie y mucho menos a sus “viejos”.
Los ancianos en Cuba son maltratados, ofendidos y lastimados por todas partes. El gobierno les “otorga” una chequera que no alcanza para nada, un miserable retiro que más que todo es un verdadero castigo, no tienen medicinas, el sistema de salud es un farsa, las condiciones de vida, la alimentación y el merecido descanso una burla, sólo basta con mirarles el “brillo” de los ojos y la expresión de sus caras cuando hablan, cuando recuerdan, cuando lloran y cuando callan.
Los ancianos son el segmento de la sociedad cubana más vulnerable por la ineficacia, la improductividad, los desaciertos, las meteduras de pata, el totalitarismo, la represión y la desvergüenza de esa pandilla de cuatreros así como por todos los disparates egocéntricos que nos dejó Fidel Castro.
Y yo pregunto, así como el que esta medio entretenido: ¿Cuando la Tropicola de Birán se retiró en el 2006 vivía de una exigua chequera?
Este tema de la ancianidad es uno de los más delicados y no puede tomarse a la ligera, tenemos que detenernos un segundo a meditar porque ellos, entre muchas miles de cosas, son la evocación viva de la nación y quienes saben, porque lo vivieron y viven en carne propia, que los horrores del castrismo nos han sentenciado en vida y nos han condenado a muerte.
La historia ha demostrado que el comunismo es enemigo de la “memoria”, de los recuerdos y de las historias reales. Esta malnutrición del cerebro que se hace llamar ideología, pero que no es más que una subversión de la razón y de la lógica humana, ha perseguido con saña la verdad “de la vida pasada” y ha tratado de borrar los sucesos históricos porque según ellos el futuro va a ser mejor y el pasado sólo es una lacra “del tiempo de antes”.
Los ancianos en Cuba sufren y sufren mucho. Parte el alma verlos y sobre todo oírlos.
No quiero entrar en detalles, es muy doloroso, todos sabemos de qué estoy hablando.
Cuando yo era niño los viejos de mi barrio hablaban de la vida de antes de 1959 y los ojos les brillaban y el rostro se les iluminaba, a mi me daba un gusto tremendo escucharlos aunque confieso que me parecía mentira que en épocas del General Batista, tan asesino como era, según mi maestra de la escuela, Cuba gozara de tanta prosperidad, libertades, crecimiento social y productividad.
Menos a uno que hacia jarritos de metal y le decíamos Caballo, ese era el único que no se escondía para decir: “Ahora todo es una mierda, estos comunistas van a acabar con el país, ese Fidel Castro es un hijo de perra, su ambición y su mediocridad nos van a llevar a la más absoluta pobreza. Un día no lo vimos más.
Y sucedió que los jóvenes que se entregaron con tanta pasión a construir el socialismo inventado por Fidel Castro, los que soportaron sobre sus hombros las atrocidades de esa cruel mentira, los que ven hoy cómo el sacrificio que hicieron en los 60s, en los 70s y en los 80s para que Cuba fuera “el país más próspero de América Latina, con el nivel de vida más alto del mundo”, es puro cuento y que sólo sirvió para enriquecer a la familia Castro y a sus secuaces más cercanos que disfrutan la vida como el vejestorio sagrado de la revolución.
Esas generaciones de cubanos que lo sacrificaron todo para que nuestro país no fuera lo que es hoy, son ahora los viejos de este extraño e ininteligible comunismo-militar-capitalista de Estado. Los jodieron descaradamente, los utilizaron sin compasión, los exprimieron por delante y por detrás y los abandonaron a su suerte sin derecho a protestar.
Porque esta es la razón de ser de esa dictadura de mierda, es lo que hace con todo, con absolutamente todo, exprimen, exprimen y exprimen y luego, cuando ya les dejan de ser útiles, los desechan. “en menudos pedazos”, sin miramientos y sin vergüenza.
Ricardo Santiago.
Pobre ancianos..pero es así creyeron en un ideal y la cavaron…de esta vida nadie se va debiendo nada. Todavía están a tiempo. .el diablo nos engaño a casi todos.
Los tontos utiles que crelleron en ese desgobierno y no se piraron cuando tubieron la oportunidad. Esos viejos fueron los que gritaron Paradon.. Esos viejos fueron y creen en Fidel y Raulina ahora que se resingue……