Hoy hace exactamente diez años que salí de Cuba.



Hoy hace exactamente diez años que salí de Cuba hacia el exilio. Lo hice, como he dicho muchas veces, por ahogo, tristeza y un poco de cobardía.
El exilio para los cubanos es meta, es necesidad y es esperanza.
La dictadura, la tiranía, el régimen que impera en mi país, por casi 60 años, ha destrozado las aspiraciones de vida de todo el pueblo con su sistemática represión, su abominable adoctrinamiento, su chantaje emocional al más puro estilo nazi-fascista-stalinista, imponiendo un hambre fría, calculada y repartida de a poquito y en carretones, politizando la sociedad hasta los límites de la indecencia y, lo que es peor, castrando totalmente las libertades individuales de los seres humanos.
El exilio para los cubanos, desgraciadamente, se ha convertido en vida de vivir, en la única forma que hemos encontrado para “respirar” sin ser asfixiados por un sistema diabólico que enrarece el aire y lo vicia de “buches amargos”…
En mi caso fue una decisión muy calculada por muchos motivos, dejaba a mi madre muy enferma. Cuando la abracé por última vez, sentados en aquel muro de la calle Línea, ambos supimos que nunca más nos volveríamos a ver. Ese es un dolor que llevo dentro de mí, en silencio, que me acompaña día tras día y que solo Dios sabe la angustia y el desconsuelo que provocan.
Perdí también a mi Patria física, me la arrebataron, me condenaron a una “salida definitiva” sin la opción de recuperar cuanto había logrado obtener pues me obligaron a entregarlo todo como condición para que me dieran el “visto bueno” y me dejaran montar en aquel avión de la línea aérea propiedad de la dictadura que me supo a nostalgia punzante desde el primer momento.
Me despojaron de todo menos de la memoria. Los gendarmes de la dictadura castrista nunca van a entender que la posesión más importante que tiene un hombre son sus recuerdos, y yo los traje todos conmigo…
Me fui también para que mis hijos tuvieran un futuro diferente al que en Cuba, con la opresión de esa cruel dictadura de los Castro, no encontrarían jamás. Quería, por sobre todas las cosas, que ellos tuvieran la posibilidad de encauzar sus vidas sin ser chantajeados por doctrinas tan fascistas como, para poner un ejemplo, “la Universidad solo para los revolucionarios”.
También, coincidentemente, con este de hoy, publico el artículo número quinientos en mi Blog Por Eso Me Fui De Cuba, un rincón personal, muy personal, mi alter ego valiente y un espacio necesario para recordarme que nunca debo perder el camino de regreso a casa, bueno, a esa casa grande, “alegre y bonita” que me vio nacer y donde viví, sin saberlo, la mayor parte de mi vida.
El exilio es duro, el mío duro y frio, muy frio. El exilio es angustia eterna cuando sabe a destierro porque uno aprende a que la vida que se logra, en estos lugares, la pudimos tener, y mejor, en nuestra Cuba amada, en aquellas calles que pudieron estar repletas de sol, de olor a tamales, de vida, de alegrías, de expectativas, de hombres y mujeres felices, de prosperidad para todos, de esperanzas y de que cada cubano pudiera ser libre para elegir lo que le diera la gana.
Mi Blog Por Eso Me Fui De Cuba me ha devuelto “los olores y los sabores” de mi Patria querida multiplicados en los muchos amigos que me acompañan y que son mejores que yo.
Hoy hace exactamente diez años que salí de Cuba y nunca más he regresado, no he vuelto y es mi culpa…
Ricardo Santiago.



3 comentarios en «Hoy hace exactamente diez años que salí de Cuba.»

  1. Ricardo, hermano, me he pasado la vida estudiando. Pero te juro que no encuentro ahora palabras para responder al montón de sensaciones provocadas por tus palabras y tus experiencias. La mia no ha sido tan dura como la tuya, pero igual, la experiencia de los otros no pueden pasar desapercibidas. Por ahora, solo puedo decirte: felicidades por tu dedicación. Seguimos haciendo lo que el corazón y la razón nos dictamina!!

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  2. Muchas felicidades por tus 10 años y tus 500 artículos. Por nuestro desarraigo en algún momento estos HP también deben pagar y por despojarnos de nuestra tierra, nuestras familias y nuestras cosas. Yo también añoro el olor a tamal, luego de 18 años sin volver. Gracias por tu dedicación. Un abrazo.

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