La “prensa” castro-comunista: Un instrumento para lavar cerebros y para limpiar fondillos.



Bueno, yo digo que no existen en este mundo cuatro pliegues de papel barato, papel de tan mala calidad y tan mal impresos, que sean tan dañinos, tan repulsivos, tan mentirosos y más miserables, que cualquiera de los “rotativos informativos” que existen hoy, en la Cuba castrista, con la triste, bochornosa y maquiavélica misión de desvirtuar la realidad “objetiva”, de manipularme la adrenalina que me sube y que me baja, de remover los sentimientos nacionales y de “esperanzar” las expectativas de un muy adoctrinado pueblo que, ya de por sí, desde que nace hasta que muere, solo bebe comandante en jefe, solo come socialismo o muerte y caga, eso sí, en abundancia, muchísima “revolución cubana”.
En otros momentos de mis “pasajes contrarrevolucionarios” me he referido al más “ilustre” de los periódicos castro-comunistas, es decir, al órgano oficial del macabro partido comunista que ha devenido en una especie de “biblia” de esa revolución pues toda la mierda que allí se publica es “ley” sagrada que tenemos que tragarnos, aceptar y obedecer los cubanos, como mandamientos celestiales, para saber cuándo tenemos que gritar abajo el “bloqueo”, “abajo los derechos humanos”, abajo el imperialismo y que viva la “raspita” porque a díaz canel se le quemaron los frijoles y esta noche, otra vez, vamos a dormir con un hambre de tres pares de c…
Por suerte, gracias a Dios, debo decir que, aunque en la vida real, el castro-comunismo no puede exhibir diversidad de órganos de prensa, porque hasta eso escasea en ese maldito socialismo, los poquísimos que tienen sí conforman un degenerado entramado de falsas y malas noticias donde pululan los loas al cambolo de Santa Ifigenia, larga “vida” al General de la pamela, las constantes estupideces que dice el “afortunado” presidente, los ridículos desfiles de “moda” de la primera dama y, sobre todo, los “éxitos” de una revolución picadillera que convirtió a un país, y a todo su pueblo, en “usufructuarios onerosos” del churre, del abandono, de la antipatía, de la desidia, de la chivatería, de la miseria espiritual y física, del odio, de la intolerancia, de la agonía, del hambre, del racionamiento y de las cancioncitas politiqueras de la nueva “trova”.
Yo digo, una vez más, que gracias a un milagro divino, a un “salve” de último segundo, porque no cabe otra explicación, los cubanos no nos quedamos locos de remate, sí señor, porque miren que el “picheo” ideológico que hemos soportado, en estos más de sesenta larguísimos años, ha sido brutal, no ha sido justo y mucho menos humano, porque si usted agarra cualquier periódico de nuestro país, lo abre, si tiene suerte no lo rompe, y lee cualquiera de las idioteces que publican, se dará cuenta que el mundo, según la visión del castrismo, está hecho un desastre, los imperialistas son unos abusadores, son los causantes de todos los males del planeta, el precio de la leche en polvo está por las nubes y por su culpa los niñitos cubanos solo la toman hasta los siete años, las escaleras para “subir al cielo” no tienen “piezas de repuesto” gracias al puñetero “bloqueo” y por eso tocar las nubes es diversionismo ideológico y Cuba, después del 1 de Enero de 1959, óiganlo bien y díganme si no es una verdadera locura, es un país libre, un país que avanza a pasos vertiginosos, un país con una clase obrera a la “vanguardia de la sociedad”, un país donde no existe la discriminación racial, de género y de pensamientos, donde hasta los gay “comprometidos” con la revolución del picadillo tienen su conguita “rampera” y donde todo lo malo que pasa es responsabilidad de la mafia anticubana, de la gusanera o de los contrarrevolucionarios de Miami.
Y así van las cosas, una triste realidad, un enorme hueco horadado en el cerebro de muchísimos cubanos que no tienen acceso a otra “verdad” que no sea el montón de falsedades y tonterías que publican los “periodistas” asalariados de la dictadura castrista, un ejército de serviles marionetas que, a cambio de sabe Dios qué porquerías, cumplen a rajatabla las orientaciones que les llegan de arriba y lo mismo dicen que el próximo año en vez de agua por las cañerías tendremos jugo de guayaba, la revolución hace encomiables esfuerzos para que la mierda se convierta en carne o el socialismo aprieta, aprieta mucho, pero “no ahoga”.
De la función “sanitaria” de la prensa castrista no voy a hablar esta vez, prefiero que cada cual lamente y, si tiene el valor, que cuente sus experiencias…
Ricardo Santiago.



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