¡Que levanten la mano quienes estén de acuerdo…!





Y ahí mismo los cubanos nos pusimos la soga al cuello, nos dejamos tapar la boca, los ojos, la nariz y permitimos que la dictadura castro-comunista nos “organizara” hasta las ganas de pensar y los deseos de ir al baño.
La esencia de toda dictadura es el control, la uniformidad, la imposición del terror, el caos de la lógica, la sinrazón, el café claro, el vértigo pa’ los lados, el odio gratuito y la unanimidad bochornosa, festinada, disparatada, cruel y “tumultuosa”.
En Cuba hay que levantar la mano por y para cualquier cosa. Los comunistas son los tipos que más se reúnen en el mundo, que más reuniones organizan y que con más frecuencia lo hacen. Es como una cadena “pedorraica” que necesitan jalar constantemente para remover la bazofia que se les acumula por tanto bla, bla, bla y ble, ble, ble que no los conduce a nada y siempre los deja en el mismo sitio, bueno, error, los empuja pa’tra porque nunca van a aprender que una sociedad próspera sólo se construye con libertades ciudadanas, respeto a la ley, a la democracia, al civismo, a la decencia, incentivando la propiedad privada, los tamalitos de Olga y el prú oriental.
Los comunistas son los tipos que más valor y que mayor connotación “científico-técnica”, “pedagógica” y “chivantrológica” le han dado a los vocablos reunión, asamblea, encuentro, coloquio, mitin, simposio, tertulia, peña, congreso, diálogo, conferencia, charla, debate y por ahí pa’llá todo lo que ustedes quieran agregar. En Cuba no habrá qué comer, y es algo muy triste, pero cualquiera de los “manjares” anteriores, de las “exquisiteces” antes mencionadas, hum, hasta para repugnarse, asquearse y estar vomitando siete días seguidos y, por supuesto, con sus noches incluidas.
Dice mi amiga la cínica que lo más jodido de los comunistas y sus reuniones es que, si sacamos bien la cuenta de la cantidad de estos sujetos que participan diariamente en los mítines revolucionarios y las tiramos contra los cubanos que están realmente en la producción, es decir, en la concreta, nos daremos cuenta que por cada trabajador, cada obrero, cada campesino hay cinco o seis comuñangas descarao’s de esos metidos en cualquier asamblea, con aire acondicionado, con meriendita incluida, discutiendo cómo organizarle el trabajo al proletariado para que este sea más eficiente.
Estos comunistas de la “ricura con sabrosura” en la vida real han cogido la cara pa’ sentarse. Esta vez estoy cien por ciento de acuerdo con la cínica.
Pero bien, continuando con mi charla, perdón, debate, digo, discurso, no, no, no que me asustarás… En Cuba yo recuerdo que las reuniones, asambleas, etc., no eran una “cosa” así como así, es decir, sencillas, no, todas llevaban apellidos y es aquí donde nos encontramos con la verdadera exquisitez de la masturbación ideológica del socialismo, la “letrinización” del ideario fidelista, lo sublime de los retorcijones partidistas, el encanto de los uñeros políticos y la peste a pata vanguardista más grande y bochornosa que uno se pueda imaginar.
En Cuba, y ahora desde la distancia me doy cuenta de la ridiculez y la manipulación de que éramos objeto, nos “reunían” para rectificación de errores del socialismo, para méritos y deméritos del hombre nuevo, para seleccionar vanguardias y destacados, rendición de cuentas, informes de balance, releer la última “reflexión” del comandante, planificación económica, para reafirmar que la calle es de los revolucionarios, solidaridad con los pueblos del mundo, profundización del socialismo y para analizar a este compañero de aquí que el muy cochino se tiró tremendo peo cuando Fidel estaba hablando, y eso si que no compañeros, esas actitudes no las podemos tolerar nosotros los revolucionarios porque nuestra revolución es lo más puro que existe y no vamos a permitir que nos la manchen con esos extraños olores del capitalismo, no, que no, que no… (Aplausos prolongados, gritos de viva Fidel y viva la revolución).
¡Ah bueno! ¿Da asco verdad? ¡Qué les puedo contar queridos amiguitos…! Esa es la revolución de las Pthirus pubis.
En fin, que estamos rodeados, por eso, para terminar mi ponencia en el día de hoy, quería someter a votación los que piensan que estos comunistas de porquería se reúnen tanto pa’ no tener que trabajar y pa’ “vivir del cuento” como lo han estado haciendo en nuestra querida Cubita la reunida por casi 60 años, los que estén de acuerdo por favor levanten la mano…
Ricardo Santiago.




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