Nicolás Maduro: un energúmeno “revolucionario”.

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Para los cubanos Raúl Castro como Presidente es una aberración jurídica, un pisotón a la democracia y un vulgar nepotismo comunista de su hermano el “eterno convaleciente”, pero para los hermanos venezolanos Nicolás Maduro de Presidente debe ser como una agresión a la inteligencia, otro burdo ataque a la democracia y una vergüenza con mayúsculas ribeteada de cinismo, mediocridad y ridículo.
Nicolás Maduro no es comunista pero si es castro-comunista, ¡miren ustedes qué clase de disparate!, dice mi amiga la cínica que aquí justamente es donde empieza la imbecilidad de este “madurado” personaje por el castrismo y las sandeces que es capaz de decir frente a los venezolanos y el mundo.
Nicolás Maduro es un tonto útil para los Castros “habaneros” y quienes están detrás de mantener esa vulgar y desagradable burla al pueblo venezolano. Es un monigote destinado a ser el hazmerreir de las personas con inteligencia y sentido común pero también un displicente cumplidor y guardián de los intereses de un grupúsculo inescrupuloso que esta lucrando con la vida, los recursos naturales y la paciencia de todo un país. De ahí su inexplicable permanencia en el poder.
Venezuela es uno de los países más bellos del mundo, su geografía es impresionante, su riqueza económica incalculable, sus gentes muy amistosas, dedicadas, trabajadoras, honradas, emprendedoras y sus mujeres ciertamente hermosas, muy hermosas.
Fidel Castro siempre tuvo un interés especial en Venezuela, para nadie es un secreto, en varias ocasiones intentó “conquistar” la tierra donde nació Simón Bolívar hasta que lo logró, en 1999, con la elección popular de Hugo Chávez y su Revolución Bolivariana.
A mi Chávez, y es mi opinión muy personal, me daba vergüenza ajena, es decir, cada vez que abría la boca, tratando de emular a su “paternal maestro”, siempre me daba la impresión que, entre frases ridículas, canticos medio desafinados, y desatinos revolucionarios y populistas en algún momento metería tan, pero tan profundamente el delicado, que nos embarraría también a todos los cubanos con sus ridiculeces y su bazofia revolucionaria.
Pero realmente lo que más me molestaba de este tipo era el uso que hacía, indiscriminadamente, de la imagen y la historia de Simón Bolívar y de América Latina.
Chávez le entregó Venezuela a los Castros y la convirtió en “colonia” del castro-comunismo, vergonzosamente cierto, empoderó a una camarilla “chavista” de truhanes, ladronzuelos y asesinos y se lanzó a conquistar la América nuestra con petrodólares y Dios sabe que otras cosas más (este es un tema para otro artículo).
Yo me imagino que en algún momento de la desorbitante pasión del “comandante venezolano” por los discursos, aparecer ante las cámaras, los micrófonos y el protagonismo en la historia que quiso alcanzar, por encima incluso de su maligno profesor, a los Castros de La Habana les empezó a resultar incómodo hasta que, de la noche a la mañana, y un misterioso día, el infeliz se murió de cáncer.
Aquí es donde aparece Nicolás el maduro. Ciertamente este caricaturesco personaje no fue elección de Chávez ni del partido de los chavistas, “el misionero del diablo” fue elegido por los Castros por la facilidad con que pueden manejarlo, mangonearlo y manipularlo de entre el resto de carroñeros chavistas que revolotean, asquerosamente hambrientos, sobre la silla de Miraflores.
De entre toda la fauna que rodea a Maduro quiero destacar a una siniestra “chavista” de aspecto repulsivo, voz de conserje maldito y nombre de almohadilla sanitaria por ser especialmente clave en la postergación de esta agonía innecesaria para los hermanos venezolanos: Tibisay Lucena.
Nicolás Maduro con su cara de imbécil, las barbaridades que dice y su aspecto mastodontiano pudiera resultar gracioso, hasta serviría de “juguetico hablador para coches” si tras él no pesaran la vida y la muerte de millones de venezolanos, la destrucción física de un país que es saqueado y expropiado diariamente por un pequeño grupo de tránsfugas con enormes cuentas bancarias en paraísos fiscales de “otros mundos”, con intenciones de poderes eternos y engaños y mentiras y violencia y represión desmesurada contra hombres y mujeres que solo quieren vivir en paz.
Nosotros los cubanos desgraciadamente sabemos mucho de estas cosas…




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