En la vida real nadie, absolutamente nadie, puede explicar el tremendísimo absurdo que significa el hambre, la miseria, la destrucción y la indigencia en un país que tiene una tierra súper fértil, que cuenta con un clima envidiable, que posee un pueblo muy emprendedor y que puede jactarse de tener un vecino tan poderoso, es más, el más poderoso y el más adelantado del mundo.
Porque, si lo pensamos mejor, nos daremos cuenta que a nosotros nos cayó comején en el piano, qué digo en el piano, nos inundó una plaga devoradora de todo lo racional, de todo lo lógico, de todo lo práctico, de todo lo humano, de todo lo material y nos dejó más pelados que un cubano de infantería a fin de mes, que un obrero que vive solo de su salario o que un jubilado que depende de una chequera burlesca que le sirve más para morirse que para disfrutar el “plácido retiro” que le prometieron por sacrificar toda su vida a la “construcción” del socialismo.
Y es que Cuba no siempre fue la isla miserable, raquítica, maldita y endemoniada que, por desgracia vergonzosa, hoy exhibimos los cubanos. Un país que fue una tacita de oro y donde se podía tomar el mejor café de este planeta azul, yace hoy hundido en la pestilencia, perdido entre los escombros de sus aburridas y falsas historias de milicianos, de sacrificios, de altruismos, de internacionalismos y de cuanta mierda sirve para destruir más que para construir.
La vida se nos fue politizando, el aire de respirar se nos fue enrareciendo y oliendo a grajo de vagabundo de izquierda, las esperanzas fueron desapareciendo con cada taconazo que dimos para “derrotar” al imperialismo, la buena educación la sepultamos con los fascistas mítines de repudio que le hicimos a nuestros propios hermanos, el dolor de estómago se nos hizo crónico por toda la mierda que comimos y las ilusiones, los sueños, la esencia, la razón de ser y la decencia, los enterramos muy hondo, muy profundo, junto con nuestra conciencia de cubanos y nuestro sentido de la cubanía.
Una abominación monumental la que cometimos, y lo peor, lo que es más espeluznante, la que cometimos contra nosotros mismos pues nos convertimos en sepultureros, por apoyar la peor dictadura que ha existido jamás, de todas nuestras tradiciones culturales, de todo el legado de quienes nos antecedieron y de una historia nacional que se formó a gritos de rebeldía, con valentía, con sangre y que le costó la vida a cientos de miles de verdaderos seres cubanos.
Por eso a veces pienso que todo cuanto tenemos hoy como país y como pueblo es un castigo merecido, un ajuste de cuentas por nuestra cobardía política, por nuestra inmadurez política, por nuestra estupidez política y por nuestra falta, o ausencia total, de visión política.
Y el hambre, la miseria, el país en ruinas, la desolación, el despilfarro de vulgaridades físicas y morales, las cafeteras sin azas, las ollas de presión sin juntas, los baches en la vida, digo, en las calles, los durofríos de rojo aseptil y el cubano de infantería experto en colas, en supervivencia y en sálvese quien pueda, son la prueba más real, más tristemente cierta, de que no siempre el coco tiene agua, las gallinas ponen huevos o los peces nadan en el mar.
La vida de vivir se nos fue a los cubanos por los tragantes de cada esquina. Aceptamos alimentarnos con los huesos sin preguntar dónde metían la carne, le guiñamos los dos ojos a la improductividad, a los falsos subsidios, a las carísimas gratuidades, a los muñequitos rusos, al picadillo de soya y a la intolerancia. Nos mentimos a nosotros mismos con la malsana consigna de venceremos y nos tragamos, a cun-cun, a pulso, a empujones y atropelladamente, la maldita historia me absolverá y será testigo de que aquí, el que no salte, es yanqui.
Pero ahora, y lo digo sin que me quede nada por dentro, no se trata de encontrar o culpar a otros de nuestro desastre porque todos, de alguna manera, somos los causantes, los principales protagonistas, los ganadores de premios a los mejores actores, de una película que refleja la historia involutiva, que cuenta el argumento más absurdo, que tiene el guión más malo, de cómo un país se destruyó, se hundió, se cagó sobre sí mismo en vez de conquistar el fuego o inventar la rueda.
¡Cubanos, aun podemos salvarnos, aun podemos rescatar ese pedazo de isla que no tiene dueños porque nos pertenece a todos, aun podemos vivir la vida que nos merecemos y…!
Ricardo Santiago.
El pueblo es digno de sus gobernantes.
Es verdad.
Me has dejado hasta con miedo, pues eso parece lo que nos está sucediendo en los USA, los subsidios que la gente recibe pensando que son regalos es como una carnada para decir que el partido demócrata es lo mejor, sin saber que con más subsidios la gente cae como pescado agarrando una carnada que nos va a llevar a situaciones similares, nada es gratis
Muy cierto Eva.
Otro muy buen artículo. Y para mí hay un párrafo que es excelente, y cito, «Pero ahora, y lo digo sin que me quede nada por dentro, no se trata de encontrar o culpar a otros de nuestro desastre porque todos, de alguna manera, somos los causantes, los principales protagonistas, los ganadores de premios a los mejores actores, de una película que refleja la historia involutiva, que cuenta el argumento más absurdo, que tiene el guion más malo, de cómo un país se destruyó, se hundió, se cagó sobre sí mismo en vez de conquistar el fuego o inventar la rueda.»
En las últimas semanas han habido refriegas entre «influencers opositores» de la generación del «Hombre Nuevo» del Ché Guevara (que han cogido tremendo auge en las «redes sociales» con sus programas regalando «papel sanitario») y algunos que dentro de Cuba Comunista denuncian, critican y condenan la sinvergüencería de la cúpula Comunista Cubana. Los han acusado de cuanta porquería se puede oler en este Mundo. Hay un dicho que es una «verdad verdadera» y que reza: «DIVIDES Y VENCERÁS». ¿Qué triunfos, qué victorias, están buscando estos nuevos «influencers opositores» de la revolución golpista cubana del 1959 atacando a otros por «criticar» diferentes posiciones políticas, por pensar distinto, por tener una visión algo diferente? ¿Vamos a seguir la guía comunista cuando Cuba pueda ser libre del Castro-Comunismo? Es por eso que cientos, miles, y millones de veces repetiré que CUBA una vez liberada de la pesadilla de los «comunistas cubanos» debe pedir la «ANEXIÓN» a los EEUU.
Gracias Tony.