Alejandro Castro Espín: Un “Rambo” croquetero.





Dicen las malas lenguas que este sobrino de la Tropicola de Birán, con cara de “patriota independentista”, se fue como “comando” a una de esas guerras africanas inventadas y promovidas por el imperialismo castrista, o mejor dicho, por la avaricia ideológica de su tío, y allí, el muy condena’o, tuvo tan mala suerte que le sacaron un ojo. A mí no me crean.
En realidad desconozco los detalles de la “acción bélica” en cuestión, es decir, si estaba en primera línea de combate dando el pecho a las “balas enemigas” como los miles de cubanos que lo hicieron sin que ellos aceptaran o entendieran por qué, en el medio gritando y arengando como los buenos comisarios políticos de la revolución socialista, injerencista y pendenciera de Fidel Castro, o en el fondo, en la retaguardia, en las oficinas de las ciudades con aire acondicionado, en el estado mayor cubano “dirigiendo” las tropas para que: “Avancen, avancen, avancen que tenemos que ganar esta guerra por Cuba y por Fidel…”.
También dicen que al regresar de las lejanas batallas, “que vengo muy mal herido”, el stress postraumático lo maltrató de tal manera que el tipo se ha vuelto uno de los hijos de puta confesos más grandes y notorios de esa dictadura, y que hasta los más grandes generales y doctores de la cúpula croquetera castrista tiemblan si el “unicornio” les echa el único ojo que tiene (y no me estoy burlando, “se los juro”) porque no hay nadie que se le escape a este gendarme siniestro, cruel, depravado, feroz, amargado, lúgubre y celoso guardián de los sórdidos intereses de su papito el que usa pamela y no tiene bastón. Sigan sin creerme.
Este militar “condecorado” con la medalla al hijo de papá es el jefe, oigan bien esto, el coordinador del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional, un organismo al que se subordinan todas las direcciones de inteligencia y contrainteligencia de la dictadura cubana, es decir, que este pirata del Caribe es el tipo que controla el poder represivo para apuntalar, a fuerza de ataques traicioneros, abordajes a las libertades cívicas, saqueos a la dignidad de los cubanos y el control absoluto de todo lo que se “menea” en nuestra Cubita la oprimida, a una dinastía, de la cual él es parte fundamental, para que nada ni nadie se les hagan los graciosos y los sorprendan con un golpe “por atrás”, o mejor dicho, otro más en la historia de nuestra “golpeada” Patria.
Dice mi amiga la cínica que a este “muchachón”, de aspecto apretado y amargado, cuando era niño el padre lo dormía contándole las historias de cómo sembró el terror, en las montañas del oriente cubano en el año 1958, fusilando campesinos y a todos aquellos que no querían someterse a las “políticas” del “movimiento guerrillero” inventado por Fidel Castro, de cómo continuó asesinando cubanos después de 1959 para “limpiar y allanar el camino” de la revolución de los humildes y para los humildes, de cómo eliminó descaradamente a Camilo Cienfuegos para ponerse al mando del Ejército y tener el control del armamento y las estrategias de “defensa” de la revolución fidelista-leninista, de cómo fue un segundón vilipendiado toda la vida por su hermano y que: “No importa mi’jo, calma y paciencia, que cuando este hijo de puta se muera, y yo sea el dueño absoluto de los grilletes dictatoriales, me las voy a cobrar “toiticas”, “toiticas”, ya verás…”.
Yo no tengo la menor duda de que este ser del más acá creció y formó su carácter en la doctrina “vampiresco-castrista” de que lo más importante para sostener una dictadura es saber chupar, y hacerlo sin dejar ni una sola gotica, cualquier líquido vital que propicie LIBERTAD a la mente, al espíritu y al cuerpo de los hombres, que su propósito en la vida era convertirse en un celoso guardián del precepto fidelista de que controlando las ideas lo controlamos todo y que, como siempre le dijo su papá: “Paciencia Alejandrito, mucha paciencia que algún día todo esto será tuyo…”.
Este “mariscal herido en combate” también es escritor. En sus “best-seller”, en sus artículos y en toda su creatividad croquetera siempre el tema es el mismo, los Estados Unidos con la culpita y la culpona de los males de Cuba y, sobre todo, los “lacayos cubano-americanos” y la “mafia anticubana” como los máximos responsables de que en nuestro país no exista democracia, un desarrollo económico sostenible como el de antes de 1959, libertad de expresión y felicidad “absoluta” para todos los cubanos, entre muchísimas desgracias que: “por el odio de ellos, nos ha tocado vivir”.
Si este “príncipe de las mareas” asume por fin el “puesto” de Presidente de Cuba los cubanos estamos muy jodidos, es decir, más todavía.
Ricardo Santiago.




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