Cuba: El país donde sus habitantes se tragan sus miserias aplaudiendo a sus verdugos.



Estoy totalmente seguro, convencido y feliz, de que al castrismo, y a los castristas, les hacemos un daño tremendo con cada palabra, comentario, burla, imagen o video, que publicamos en nuestros Blogs, o en las redes sociales, denunciando la mierda de revolución que ellos, a estas alturas del siglo XXI, pretenden seguir defendiendo con la sarta de estupideces más grotescas de toda la historia universal.
Una de las características fundamentales de los seguidores, devotos, chicharritas, chicharrones, huéleme aquí y huéleme allá, guatacones, tracatanes, chupa cabos, lamebotas y practicantes de la “ideología” castrista, es la intolerancia.
Del mejor “maestro”, del más hijo de puta, es decir, del cambolo de Santa Ifigenia, aprendieron la soberbia y a no aceptar nada que no sea la porquería de doctrina que se han inventado para “defender”, supuestamente, a los proletarios del mundo uníos.
Pero la realidad es que el castrismo convirtió a los trabajadores en esclavos, en jornaleros “subasalariados”, en trabajadores sin categorías, ni respeto, y en una gran masa de oprimidos que soportan sus miserias obligados a aplaudir a sus verdugos.
Pasa que la soberbia los vuelve ciegos y con la lengua echada hacia atrás, tan hacia atrás que se atragantan, ellos mismos, con la cantidad de sandeces y disparates que vienen repitiendo, de la misma manera, por más de sesenta larguísimos años, para justificar un desastre que terminará, al final de esta desagradable historia, manipulándolos y desechándolos.
La realidad es que la mayoría de tales sujetos utiliza la cara pa’ sentarse, no les interesa que usted le muestre la imagen de un edificio en ruinas, con sus inquilinos dentro, o la de unos niños sin zapatos, y con sus caritas de hambre, llorando frente a la vidriera de una “tienda” en moneda libremente convertible.
Eso les da lo mismo, para colmo te sueltan el teque del “bloqueo” imperialista o se bajan con la muela de las “gratuidades” revolucionarias y que si fidel es esto, y que si raúl es lo que to’l mundo sabe, y yo digo que no sé, que a mí no me consta, y que si los “históricos” no son unos sinvergüenzas como dice la gusanera, y que si el canciller no es un monigote con tetas, y que si venceremos, y que sí, que no, que llueva el chaparrón…
Y así van las cosas, justificaciones absurdas y ridículas como las del “el bloqueo imperialista”, o que los cubanos no pasan hambre y son felices, o que Anacleta montando en bicicleta y al doblar la esquina se le ponchó una…, pero la verdad es que nunca, pero jamás de los jamases, veremos en las redes sociales una foto de la casa de, por ejemplo, mariela castro, afectada por un huracán, deteriorada por falta de recursos, por ese mismitico bloqueo, y a ella recogiendo los pocos “bultos” que tiene porque se va para un albergue para damnificados.
La igualdad en Cuba no existe. El “agua calientica” para bañarse es una prebenda que solo se obtiene si se muestra sumisión al régimen, si se obedecen ciegamente los postulados del muerto-muerto y de los vivos casi muertos, si no se roza la “fortaleza” de la revolución del picadillo, ahora de las tripas, ni con el pétalo de un “gladiolo” o si se está dispuesto, so pena de bañarte con agua fría por toda la eternidad, ser la reencarnación del caraechichi de Birán por los siglos de los siglos.
Y yo pregunto: ¿Cuántas veces hemos visto a raúl castro, a ramiro valdés, al canciller con tetas, e incluso a la estirpe maldita de la cúpula castrista, soportando las miserias del “bloqueo imperialista”?
La revolución del picadillo es tan sádica, tan envolvente, tan manipuladora y tan desvergonzada, que utilizó diabólicamente a los cubanos de los sesentas, de los setentas, de los ochentas, de los noventas y, a estos de ahora, también, los está cogiendo de comemierdas.
Y es aquí donde quería llegar. Mucho peor que tener un “chino” detrás, como dice el dicho, es tener un castrista de esos, de los de ahora, de los que la dictadura utiliza como “punta de lanza” para promover y defender sus porquerías, acechando cada palabra, cada expresión y cada imagen que decimos o publicamos en nuestros espacios o en las redes sociales.
En Facebook lo denuncian todo, obligan al “algoritmo” Zuckerberg a hacer el ridículo con sus absurdos y antidemocráticos bloqueos, censuras y prohibiciones.
Tienen un plan siniestro para apagar las crecientes, multiplicadas, numerosas y muchísimas voces que los señalan constantemente y hacen cuanto sea necesario para que no se difunda la verdad, y se les desbarate el castillito de mentiras, que tienen montado sobre las espaldas de todos los seres cubanos.
Ricardo Santiago.



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