Cuba: La revolución de los caudillos y la mala “salchicha” de nosotros los cubanos.



Tengo un amigo viejo que me explica el fenómeno del caudillismo de izquierda utilizando un símil muy sencillo pero que a mí me resulta magistral, y es que este “fenómeno” no es más que la gula exagerada de un tipo que come con una cuchara sopera repleta y empuja con pan, mientras los otros, quienes lo apoyan, defienden y sustentan, lo hacen con una cucharita de postre vacía y empujando con el de’o.
A simple vista puede parecer y es una imagen un tanto grotesca pero: ¿Qué hizo fidel castro si no atracarse con “la vida” de todos los cubanos mientras repartía migajas de ilusión a sus tracatanes y “doctores”?
Por otro lado dice mi amiga la cínica que este tema es muy complicado porque, según ella, Cuba, después de 1959, se convirtió en una escuela de caudillos por el socialismo que graduó a cientos de miles de “funcionarios” para extender, por todo el territorio nacional y fuera, lejos, bien lejos también, el “brazo justiciero” de la revolución de las salchichas y donde cada uno de esos “vengadores con carnet” podía hacer y deshacer a su antojo mientras gritara bien alto, más alto que no se oye compañero, viva la revolución, viva fidel y viva el socialismo.
Así nos encontramos, en cualquier esfera de la vida social, política, económica y cultural de nuestro país, a verdaderos exponentes o excelsos representantes de la mediocridad, la ineficiencia, el salvajismo ideológico, la obediencia macabra y el cumplimiento estricto de las leyes más absurdas y represivas de la vida, disponiendo y decidiendo hasta en deseos tan “sencillos” como: yo quiero libertad…, antes que continuar aceptando esa estafa canallesca que invalida mi cuerpo, mi alma y me quita la vida lentamente, tan lentamente, que hoy no sé si respiro en el más allá o en el más acá.
Pero lo jodido, lo terriblemente desastroso, humillante e inaceptable es que, si lo analizamos bien, los seres cubanos llevamos más de sesenta y tres larguísimos años dejando que el caudillismo socialista, sus seudo-fondillos, perdón, caudillos y los fieles “guardianes” del tibor sagrado de la revolución castro-comunista, decidan la vida, la muerte, el futuro, los derechos y libertades de un pueblo obligado a la penitencia eterna de levanta la banderita, mueve la cinturita, cierra la boquita, apriétate las nalguitas y grita yo soy fidel.
Yo siempre he dicho que el caudillismo de izquierda es un invento “anti-soberano”, de las fuerzas contranaturales, para reafirmar en el poder a individuos enfermos de egolatría, paranoicos, desleales hasta a la madre que los parió, incapaces de propiciar el verdadero progreso, déspotas, autoritarios y cobardes, que solo buscan protagonismo a expensas de las desgracias, los sufrimientos y la tragedia de los demás.
Nosotros tuvimos al mejor exponente del caudillismo de izquierda en la “figura” de fidel castro. Un “comandante en jefe” fabricado por la izquierda internacional porque, en la vida real, ese sujeto no fue más que un pandillero avaricioso, reptil e hijo de puta, que buscó a todas luces su “lugar en el mundo” traicionando a una nación, a su historia, a quienes dieron la vida por él y, fundamentalmente, a todo un pueblo.
raúl castro no, ese no llegó ni a caudillo de tercera porque siempre fue un segundón, un tipejo insignificante que para resaltar su cobarde “historia”, y demostrar su hombría cuestionada, asesinó a cientos y cientos de seres cubanos en paredones de fusilamiento inenarrables, en castigos anti-humanos impensables y para, también, ganarse los favores de su cruel hermano mostrándole una obediencia incondicional rayada en lo más servil y más arrastrapanza que puede brotar de un ser “muriente”.
Por eso la escuela “nacional” de caudillos castrista es tan “destacada” y tan peligrosa. Entrena, forma y gradúa a verdaderos exponentes de la cuadratura mental, de la malevolencia y el sadismo, como lo hemos visto en la actitud de funcionarios del partido, en agentes de la “seguridad del estado”, en delegados del poder popular, en esbirros y en represores dando palos en las protestas cívicas nacionales, asesinando el clamor de libertad de muchísimos seres cubanos, criminalizando tan legítimo derecho, juzgando vilmente e imponiendo grotescas condenas a sus participantes, a sus familias, para aterrorizar a todo un pueblo y que la angustia, o la mala memoria de todos nosotros, nos elimine los deseos de ser libres.
No quiero dejar de mencionar y hacer un llamado de atención a otro fenómeno caudillero que me asusta mucho, muchísimo, y es la extensión de ese mal castro-comunista al exilio cubano. Pudiera parecer inofensivo pero resulta altamente peligroso que…
Ricardo Santiago.



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