Cuba: La tremenda mentira “revolucionaria” que destruyó a un país y a su pueblo.



Una preguntica: ¿Alguien me puede decir cuál fue la mentira más grande que nos dijo fidel castro a los seres cubanos?
¿Difícil, verdad?
En mi caso, pensando la respuesta a tan terrible preguntica, he de confesar que me cuesta mucho, muchísimo trabajo, responder porque creo que, si nos fijamos bien, ese sujeto nos estuvo mintiendo desde el principio, desde el momento que ambicionó, como todo dictadorzuelo de orilla tercermundista, sentarse eternamente en el tibor del poder, así de simple.
Pero, bien, he buscado información por todas partes, le he preguntado a “Google” y a mi amiga la cínica, me he retrotraído en mis pensamientos buscando algún recuerdo, un pasaje cierto, una acción benefactora, una venta de “pollo” liberado a precios módicos y hasta una que otra trampa de la memoria pero nada, no encuentro cómo responder a esa “preguntica” a no ser que le intente dar solución, a tamaño galimatías, con otra: ¿fidel castro alguna vez le dijo la verdad a los cubanos?
En mi primera modesta opinión el cambolo de Santa Ifigenia sustentó, tanto él como sus serviles “biógrafos”, toda su vida sobre una burda, vil, desquiciada y egocéntrica ficción, su muerte también, pero de eso es mejor no acordarse. Por cierto, una pincelada insidiosa: ¿Se han fijado que fidel castro y el General de la pamela no se parecen en nada?
Existen un montón de libros dedicados a exagerar, magnificar y sobredimensionar los pasajes épicos, heroicos y viriles del asesino, de la hiena de los potreros de Biran o del mayor hijoeputa que ha parido madre en este planeta azul y que, por un error geográfico, o una mariconada histórica, nos tocó a nosotros los seres cubanos.
En todos, más o menos, dependiendo del nivel de tracatanería del autor, se trata de demostrar que ese vil sujeto era un prócer de la bondad y del cariño, un adalid de los ideales revolucionarios más avanzados, el inventor del pulovito a rayas desbemba’o, un cultivador de la amistad sincera, de la solidaridad, del altruismo y del sacrificio más abnegado.
Puros embustes…, menos lo del pulovito…
Yo no voy a entrar en un dime que te diré con tales autores porque de nada sirve discutir, polemizar o discernir con personas que no ven más allá de sus narices, que responden a imposiciones oportunistas y partidistas, que se alimentan con la carroña putrefacta de su líder o, simplemente, que se ponen de espaldas a la razón, a la verdad y a la justicia, por un puñado de migajas “revolucionarias”…, de nada sirve.
fidel castro empezó, mejor dicho, hizo visibles sus embustes desde que perpetró, o envió a un grupo de infelices como carne de cañón, a asaltar el Cuartel Moncada el 26 de Julio de 1953. Su alegato en el juicio que le oficiaron por tan cruel, cobarde, traicionero y terrorista acto, conocido como “La historia me absolverá”, nos lo vendieron a los cubanos, por generaciones de generaciones, como la “verdad” del castrismo y nos la empujaron a pulso, a cucharadas patrioteras, a sorbitos de ilusiones y como un lavado intestinal para ponernos el cuerpo, la mente y la adrenalina revolucionaria “listos para vencer”.
Ese folletín idealista y mentiroso se convirtió en un verdadero purgante para todos los cubanos, de los que dan retorcijones tan fuertes que te obligan a cerrar los ojos y así, como es lógico, nunca puedes ver la verdad.
Tal repugnante lavativa son todas puras mentiras, cada una de las justificaciones que da fidel castro en ese panfleto, para intentar argumentar su cobarde actitud, demuestra que ese mal nacido terrorista no fue más que un farsante.
Nada de lo que intentó vender con su perorata de abogado sin bufete lo cumplió cuando dio su golpe de estado el 1 de Enero de 1959. Los servicios sanitarios y la educación gratuita al cubano nos salieron más caros que el carajo, las gratuidades y subvenciones del “socialismo” mal pensado de este pandillero sólo multiplicaron el hambre y la miseria del pueblo, la alfabetización fue una maniobra dirigida a que la gente aprendiera a leer y a escribir sí, pero sólo para acceder a la información manipulada, dirigida, envenenada y politizada con la que nos metió, perdón, introdujo el cuento del lobo bueno y la caperucita mala. La reforma agraria, otra “verdadera” falsedad, y la soberanía de la Patria un negocio que vendió a los soviéticos para tener la justificación de su “guerrita” eterna contra los yanquis.
Dice mi amiga la cínica que la revolución castrista es la mentira más grande, pero mejor elaborada y defendida, sobre todo muy bien defendida, de toda la historia universal…
Ricardo Santiago.



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