Yo digo que si los cubanos seguimos en este tira y encoge de fulanito sí es disidente, menganito no, yo sí hice en Cuba contra la dictadura y tú no, yo estuve preso y tú no, a mi me dieron tres bofetones y a ti no, yo soy un bárbaro y tú no y mi “oposición” es más importante que la tuya…, Cuba nunca será libre, los seres cubanos muchísimo menos, y le daremos tiempo a la dictadura castrista para que reacomode sus malas intenciones y nos caiga encima, como una tromba marina, alargando nuestra penitencia por sesenta larguísimos años más.
Mientras, entre tantos dimes que te diré, seguiremos haciendo el papelazo anticomunista más grande de la historia y el hazmerreir de quienes nos observan con cierta lástima y mucha vergüenza ajena.
Enfrentarse al castrismo, desenmascararlo y vencerlo, no puede convertirse en un “juego de tronos” o una competencia estúpida por ganar simpatías en las redes sociales, obtener miles, millones de likes por poner caritas de oradores circunspectos en las “directas”, recibir muchos marque con una equis en la casilla de abajo o que te den infinitos views por hacer “videos lives” abarrotados de inconsistencias éticas, manipulaciones emocionales, conceptos mal manejados e imposiciones de puntos de vista totalmente errados pero con “aires” de disidencia que, al final, no pasan de ser incoherentes y terminan desinformando, aburriendo, repugnando y “videotizando anticastristamente” a quienes tenemos la esperanza de ver a nuestra Cuba libre de ese maldito socialismo de tempestades.
Porque, en la vida real, este es un punto bien importante que tenemos que aclarar para no tropezar “again” con los “boniatos” de la Calle 23 o caernos estrepitosamente en los enormes y profundos “baches” castristas que tanto abundan en un país consumido por la apatía, la deshonra, la desilusión y la peste a mierda.
Muchos pedimos la libertad de Cuba, queremos a Cuba libre, exigimos libertad y justicia y yo pregunto: ¿Queremos a Cuba libre de qué y de quién?
La “desgracia” del pueblo cubano no es un tema a tratar superficialmente, mucho menos cuando median más de seis décadas soportando tamaña dictadura. Son muchos los cubanos asesinados, encarcelados, desaparecidos o “suicidados” por ese régimen tiránico y despótico, es demasiado tiempo “alimentándonos” de una crisis económica y existencial tan opuesta a la vida de vivir, es una cobardía vivir en un país podrido, destruido y agónico, tener la mayor población exiliada de este planeta, pasarnos el tiempo hablando bajito, aguantar la mayor hambruna de la historia, ser sometidos al más brutal adoctrinamiento que el alma humana puede resistir, reventarnos el cocote y rasgarnos el pellejo a cambio de consignas y dimes y diretes politiqueros, arañar a diario la tierra, las paredes, las puertas y los muros intentando encontrar una salida a las tragedias personales y, lo que es peor, lo que resulta muchísimo peor, saber que en Cuba la mayor parte de los seres cubanos se han resignado a morir en vida porque han perdido la esperanza de ser felices.
Dice mi amiga la cínica que desconfiemos de aquellos que, en el tema cubano, hacen silencio porque según ellos “no se meten en política”, pero, dice también, que desconfiemos aun más de quienes se empeñan en gritar su “anticastrismo” por encima de los demás creando una imagen de vikingos con aire acondicionado cuando está demostrado que las ideas claras, necesarias y justas, no precisan de altoparlantes y sí de honestidad, transparencia y verdadero patriotismo.
El castrismo repta y camufla sus malísimas intenciones de muchas maneras. La experiencia de estos malnacidos para crear estados de opinión, falsos líderes, la bolita que me sube y que me baja, “profetas” del fin de la dictadura, intrigas palaciegas y solariegas, “mensajeros” de la libertad y la nueva cara “de la Luna”, es enorme y estoy seguro la echó a andar hace mucho tiempo para intentar subvertir la creciente e incontrolable desmoralización que sufre esa tiranía y, sobre todo, que los cubanos hemos perdido el miedo y les enfrentamos con una verdad que ya no pueden negar ni desmentir.
El mayor y casi único precepto que tiene que tener nuestra posición contra ese régimen, es que Cuba debe quedar libre de todo, absolutamente todo, lo que tenga que ver con el castrismo, desde sus principales exponentes, cabecillas, ejecutores, esbirros, soportes vitales y simpatizantes, hasta sus instituciones, su falsa Constitución, sus dependencias, ministerios, leyes, tribunales y cuanta mierda huela a esa destructiva letrina dictatorial.
Tenemos que sanear la Patria de raíz y nuestra limpieza también debe alcanzar a unos cuantos oportunistas que hacen de las suyas aquí en el exilio.
Ricardo Santiago.