Cuba, una vez más demostrado, es el país más corrupto del mundo.

El problema es que la corrupción, tanto la económica, como la moral y hasta la corrupción física, pertenecen por entero al socialismo, es decir, son la base fundamental de esa maldita ideología y está intrínsecamente ligada a cualquier forma de administración que se base en la supuesta igualdad social, en la propiedad colectiva, en la repartición equitativa de las riquezas nacionales, en las gratuidades, en los subsidios y hasta en el deporte derecho del pueblo.

Una sociedad socialista, cualquiera que sea y esté donde esté, está, por derecho propio, condenada a ser devorada por este flagelo de las bajas pasiones pues ha quedado demostrado, durante más de cien larguísimos años de socialistoide existencia, que el marxismo-leninismo es la doctrina más injusta que se ha inventado, la ideología de la destrucción de todos los valores alcanzados por la humanidad, el sistema más corrosible que uno se pueda imaginar y el método más eficaz para que criminales y delincuentes, una vez sentados en el tibol del poder, roben a sus anchas, se eternicen evacuando la caquita de sus podridas ambiciones, impongan mediante la fuerza, la represión y los asesinatos, su presencia y adoctrinen a multitudes con el cuento de que donde comen dos, comen diez y come hasta un pueblo entero.

Pasa que el socialismo también es hambre y hambre de la triste, de la dolorosa, de esa que te clava un dolor insoportable en el estómago y que no te permite quejarte porque a la revolución, a fidel y al partido, se lo debemos todo, todo, todo, todo, y seríamos muy ingratos, y muy mal agradecidos, si protestamos, nos quejamos o nos rendimos, porque nuestros hijos, los retoñitos de este pedacito de alma que aun nos queda, llevan la mar de días acostándose con hambre y gritando, pidiendo auxilio por la madrugada, porque no se pueden dormir.

En Cuba la corrupción, los tejes-manejes, los sablazos por la izquierda, el nepotismo, se fue la luz, las corruptelas, los abusos de poder, el quítate tú pa’ ponerme yo, las traiciones, las carticas anónimas, serruchar el piso, los chivatazos, la cobardía, el agua que no llega, las estafas, los faltantes, el oficial que me atiende, la envidia, el desorden, la mediocridad y el desinterés social, han campeado a sus anchas, desde el mismísimo 1 de Enero de 1959, pues fue el relajo establecido y oficializado por fidel castro para imponernos a los seres cubanos su falsa revolución socialista, para mentirnos descaradamente con la promesa de un futuro mejor y para convencer a muchos, a muchísimos de nosotros, que el socialismo era el paraíso en la tierra y que en breve tiempo, en poquísimos años de obediencia ciega a sus discursos, los cubanos tendríamos ríos enormes de jugo de guayaba corriendo por las calles y nos podríamos comer, gratis, un sanguisi de jamón y queso en cada esquina de nuestra revolucionaria y socialista patria.

Pero de eso nada, jamás jamarás jamón, los seres cubanos, tras más de sesenta y cinco años de esperar el tan luminoso futuro prometido, estamos envueltos en los apagones más negros de la historia mundial, estamos pasando el hambre más apocalíptica de todo el universo creador e intentamos sobrevivir a la peor miseria física y espiritual, a la que puede ser condenado un pueblo, en este siglo de avanzada inteligencia artificial, en este mundo de tantos adelantos tecnológicos y en esta vida repleta de cosas lindas y sabrosas fácilmente alcanzables con nuestro esfuerzo y sacrificio, con el sudor de mi frente, sin socialismo y sin ninguna de esas mierdas de viva la revolución, viva fidel y si se tiran quedan.

Ahora los cubanos vivimos pendientes a la “novela” del defenestrado, acusado y encarcelado, ex ministro de la mala economía del régimen dictatorial. Al tipo, culpable de todo y por todas partes, lo acusan de malos manejos en el cumplimiento de sus funciones y lo involucran en delitos de corrupción revolucionaria para juzgarlo por sinvergüenza y para utilizarlo como escarmiento para demostrarle, a las futuras generaciones de cuadros y círculos de la revolución del picadillo, que no permitiremos que nadie se robe ni uno, ni dos granitos de chícharo, pues los tenemos a buen recaudo congelados en los ríos de Canadá…, por cierto Canadá es un país precioso y no tiene nada que ver con esas estupideces del castro-comunismo.

Yo digo que al gil fulano lo fusilen por pillo y que de paso se ahorquen todos ellos pues la corrupción en Cuba está al tolete por culpa, única y exclusivamente, de esa maldita revolución, de fidel, de raúl y de ese perverso socialismo.

Ricardo Santiago.

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