EL CUBANO DE LA BANDERA AMERICANA.





A este hombre hay que escribirlo con letras mayúsculas, reverenciarlo, engrandecerlo, admirarlo, respetarlo y amarlo, no nos queda otra.
Este hombre, este magnífico cubano, desde la tranquilidad, la transparencia, la nobleza y la hidalguía de su conciencia, ha decidido enfrentarse él sólo al monstruo castrista, al odio, a la intolerancia, al miedo de las ratas croqueteras-fidelistas-cachú, a la bestia sedienta de guachipupa, a la más perfecta y endemoniada máquina de matar el cuerpo y el alma que ha inventado la maldad humana y con una bandera como única arma de corto, mediano y largo alcance.
Bien pudo utilizar otro “armamento” para su valiente protesta. Bien pudo mostrarse frente a la plana mayor de los croqueteros castristas con una biblia, un crucifijo, un cartel con abajo Raúl o me cago en tu madre Fidel, un inodoro con la palabra revolución metida dentro, un fusil de cartón y disparando hacia la tribuna, abrazado a la bandera española, arrastrar frente a todos las cadenas del oprobio, ponerse una careta de carnero, exhibir públicamente un fotoshop de Raúl Castro con los ojos y los labios pintados, en fin, miles y miles de formas gráficas que pudieran demostrar su inconformidad con una dictadura que lo maltrata, lo ahoga, lo asesina y lo desnutre lentamente a él, a su familia y por extensión a todo el pueblo cubano.
Hay que tener unos buenos, unos muy buenos cojones para hacer lo que este ser humano ha hecho. Hay que amar mucho la vida para echarse sobre sus hombros una dignidad mucho mayor que el obelisco de la Plaza Cívica y enfrentarse a la rabia y a la brutalidad de esos cobardes exhibiendo frente a ellos el símbolo de la obsesión enfermiza de Fidel Castro, justo en el lugar que este “rapíñero”, sin el menor atisbo de vergüenza, hizo suyo para eructar millones de veces abajo el imperialismo yanqui.
Definitivamente era esa, era la bandera de los Estados Unidos de Norteamérica el bofetón perfecto y más descarado que se le podía dar a esos mequetrefes del terror, justo en el corazón donde “defecan” sus actos ideológicos, políticos y “revolucionarios”, es decir, el “instrumento” perfecto, en el lugar indicado y a la hora imperativamente oportuna.
Yo a este hombre tengo que reverenciarlo, respetarlo, admirarlo y amarlo porque él hizo lo que yo no tuve ni tengo el valor de hacer, es más, lo que nunca se me hubiera siquiera ocurrido manifestar dentro de Cuba y mucho, pero muchísimo menos, en las condiciones en que él lo hizo. Hay que ser muy grande como ser humano para partirle la cara a estos hijos de puta, en su propia casa, y más conociendo el horrible castigo que te espera por no querer quedarte impávido ante la reverencia que hicieron, por una razón u otra, millones de cubanos frente a los señores de la represión.
La prensa croquetera cubana enseguida le armó un expediente delictivo y una “ejemplar” hoja de servicio como mercenario del imperio, es natural, obvio, tienen que hacerlo porque esa es su razón de ser, pero nosotros no cubanos, nosotros no podemos caer en el mismo juego de palabras que mata la conciencia y aniquila la esperanza.
Yo soy una persona muy, pero muy respetuosa de la opinión ajena, no soy partidario de los toma y daca verbales, o escritos, por aquello de que al final casi siempre terminan en la ofensa, la falta de respeto, las acusaciones denigrantes, el oportunismo del café con leche y la tortilla quemada por un lado. Prefiero ejercer mi derecho al “silencio” porque he aprendido, con los años de andar entre las malas palabras, que no hay nada mejor que quedarse callado cuando no se tiene algo inteligente que “anunciar”.
La manera en que cada cual se exprese contra el único enemigo que tenemos los cubanos, óiganme bien, contra el peor asesino del pueblo cubano, merece toda nuestra atención y respeto aun cuando no nos guste, no la compartamos, no estemos de acuerdo o sencillamente creamos que pudimos hacerla mejor.
Reflexionemos cubanos, Cuba necesita hasta de nuestros silencios para destruir a esa mierda que nos oprime y nos infecta. Hemos visto con pavor cuántos de nosotros desfilamos “felices” frente al tirano, cuantos agitaron sus banderitas para apoyar el hambre, la desilusión, las faltas de libertades y la muerte.
Por eso lo sigo y lo seguiré gritando: Todo mi apoyo al cubano de la bandera americana.
Ricardo Santiago.




4 comentarios en «EL CUBANO DE LA BANDERA AMERICANA.»

  1. Estoy totalmente en contra del regimen totalitario y asqueroso de Cuba pero realmente no entiendo porque la bandera americana, esta de mas decir que aquello necesita un cambio urgente, libertad, democracia, respeto a lo derechos humanos etc, etc, etc pero ese problema lo tenemos que resolver los cubanos y entre cubanos da igual el pais donde vivan, pero para nada estoy de acuerdo que en señal de protesta se saque una bandera americana porque yo como la mayoria de los cubanos no me siento identificado con ella, la mia es la de la estrella solitaria, la del triangulo rojo y las barras blancas y azules, la de Martí, la de Maceo, la de los que dieron la vida por una cuba libre, la de Osvaldo Paya, la de todos los que defienden la libertad de Cuba

    VIVA CUBA LIBRE

    Responder
  2. el socialismo o comunismo es lo peor el mundo tienen que darse cuenta de eso alcaeda isis no es el resultado directo de el supuesto imperialismo que predica el comunismo que es en si mismo peor que el imperialismo historico pues priva a sus ciuddanos de el derecho mas natural del ser humano la individualidad de pensamiento y el poder de elecccion venezuela va camino de cuba de una dictadura eterna como la de corea camino que quiere seguir bolivia y nicaragua volviendo a isis y alcaeda surgieron por la invacion de la union sovietica o el imperio comunista de afganistan un resultado directo de la otra y ya la historia a demostrado que los comunistas son unos asecinos ladrones y amorales

    Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Translate »