¿De qué y para qué nos sirvió el “socialismo o muerte” a los cubanos?



Debo comenzar aclarando que ser castrista es una condición adquirida por algunos seres inhumanos, y anticubanos, debido a su sumisión a una perversa idea dictatorial, antinatural, falsa e intolerante, y no por un sentimiento que tenga algo que ver con la nacionalidad, la Patria, el patriotismo, Cuba o la cubanía.
El castrismo, como toda “buena” ideología oportunista y parásita, también generó y mantiene, a parte de un sinnúmero de barbaridades degradadoras de la lógica y el sentido común, sus propias castas “sociales”, con roles muy bien definidos, dentro de la putrefacta sociedad de corrupción, traiciones, desfalcos, apropiaciones indebidas, engaños, asesinatos en masas, extorsiones, chantajes y destrucción de la vida, al querer permanecer afincados al poder, sin que casi nadie los quiera, en una nación por los siglos de los siglos.
Por eso digo que alguien que abrace algo tan perverso como ese endemoniado régimen puede ser considerado un patriota o simplemente una persona que ama a su país.
El amor más grande por la Patria empieza por las pequeñas acciones que acometemos diariamente para mantenerla viva, porque Patria es algo mucho más grande que país, infinitamente mayor que gobierno e incluso que pueblo, porque la Patria no es algo físico, es una pasión individual que cuando nos unimos, aun cuando no coincidamos en algunos temas, conformamos esa isla linda que llamamos Cuba.
El verdadero amor por la Patria empieza por el respeto que profesemos a otros por la elección que hagan de cómo quieren pensar, sufrir, soñar y dónde y cómo quieren vivir.
Pero el castrismo literalmente es enemigo de esos conceptos. Para el castro-comunismo el concepto Patria se simplifica a revolución fidelista, socialismo o muerte, las trincheras de ideas, el racionamiento alimentario, el embargo norteamericano, los inodoros tupidos, la peste a grajo, el infinito sacrificio del pueblo y las campañas propagandísticas defendiendo a una tiranía totalitaria, dictatorial y represiva, muy represiva.
Los seres cubanos, o mejor dicho, los cubanos de infantería, somos quienes soportamos y sufrimos sobre nuestras espaldas el bárbaro genocidio del tibor del socialismo castrista, de la familia castro, un apellido que ha devenido, en el transcurso de estos más de sesenta y tres larguísimos años, en una dinastía de condes y marqueses “socialistas” que hacen y deshacen a su antojo en un país donde, para ellos, no existen leyes, sanciones ni castigos.
Pero, bien, los cubanos de infantería somos quienes único vivimos el racionamiento, el desabastecimiento feroz y la miseria más degradante. Somos quienes estamos obligados a convivir entre los montones de basuras acumuladas en las calles, sin agua potable, sin electricidad, haciendo filas para adquirir un angustioso bocado, mirando a través de las vidrieras, impotentes ante el hambre de nuestros hijos, sin esperanza de vida, chantajeados y amenazados con medidas “disciplinarias” si no desfilamos en la Plaza, a quienes no nos alcanza con lo que nos pagan por nuestro trabajo y quienes miramos al cielo tratando de encontrar alguna respuesta coherente a esta perra vida que nos ha tocado vivir sin siquiera tener una pequeña luz de esperanza, u otra ilusión, que no sea la de largarnos al exilio llevándonos a Cuba en el corazón y a la Patria en las entrañas.
Pero los castristas no creen en nada ni en nadie, la mayoría están vinculados directamente a la dictadura o son sus guarapitos-mea-postes, un enorme ejército de incompetentes subnormales, diseminados en Cuba y el mundo, quienes reciben los desechos y los despojos de ese régimen mientras muestren sumisión, obediencia ciega y la estúpida idea de que el socialismo es lo mejor que se ha inventa’o “para el alma divertir…”.
Tales infelices son la punta de lanza, la carne de cañon que emplea la dictadura castro-comunista, para su eterna y sangrienta represión contra todo aquel que no piense como ellos. Son los encargados de matar los cuerpos y los ideales del pueblo cubano y mantener en el poder a esa cúpula de inmorales tiranos que no hacen más que vivir suntuosamente mientras azuzan a sus perros rabiosos a “morder” a los seres cubanos.
Los castristas de “abolengo”, es decir, la dinastía castro, los llamados “históricos”, los fieles y recontra fieles muy cercanos al poder tiránico en Cuba, más familiares directos y descendientes de esa casta de dictadores, son quienes único han vivido y vacilado bien el comunismo. Nunca han carecido de absolutamente nada, no han sufrido privaciones de ningún tipo, las vidrieras las miran desde dentro y cuando algo les molesta, o les pisan un callito, agarran un avión y se radican en el extranjero llevándose muchos dólares en “las maletas”, mucha desvergüenza en el corazón y a Cuba en el olvido…
Ricardo Santiago.



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