El General de la pamela no tiene quien le escriba, digo, quien “le pase la cuenta”.



Empiezo aclarando que con este comentario no quiero incitar a la violencia, ni empujar pa’ que ahorquen al “chino”, ni que “el pueblo unido jamás será vencido” salga a las calles y se tome la justicia por su mano, ni crear el caos, el molote ni los jalones de pelo, ni que otros hagan lo que yo no hice aunque, según como veo van las cosas, la miseria física y espiritual cada vez más asfixiante, Cuba necesita urgente un buen sacudón, unas buenas nalgadas, una buena dosis de dignidad, de patriotismo, de cubanía o todas juntas, junticas, junticas, junticas.
Yo digo que los “cagalitrosos” del castrismo, con sus “resabios” y sus aires de “padres fundadores” de esa mierdera revolución, sus ideas arcaicas de con la revolución todo…, su totalitarismo desenfundado y chapeando bajito, su oportunismo dictatorial y sus buenos miles de millones de dólares “escondidos” en paraísos fiscales por todo el mundo, son el “muro de contención”, hoy por hoy, para que no se desaten las bajas pasiones, las rencillas, los trapos sucios, las envidias contenidas, los recelos y se forme el dale a quien no te dio entre las ratas que conforman el núcleo “atómico” de la dictadura castro-comunista ya que, como es sabido, por casi todos los cubanos, entre ellos mismos se las tienen guardadas pues la sabia vital de esos mamarrachos comunistas es la traición, la rivalidad, el odio y la cobardía.
Porque, en la vida real, los llamados “históricos”, esos hijos de puta que se sienten impune a todo, duran la mar de tiempo, tienen una vida larguísima, se pasan de listos y engañan a “la pelona” con una facilidad injusta, se aferran a la tierra con los dientes, las garras y la ponzoña de su maldita revolución del picadillo para recondenarnos la existencia a todos nosotros, para no permitir que Cuba, la Patria de todos los cubanos, salga de ese miserable estado en que la han hundido, para que el odio y la oscuridad campeen por su respeto y ellos hacer cuanto les venga en gana y para que, y es a mi juicio lo más importante de esta kilométrica historia, el pueblo, en un ataque de desesperación alimentaria, no los maten, no los ejecuten y no los arrastren por las calles, por los montes y ciudades, como dañinas alimañas que tienen que ser exterminadas, extirpadas, ejecutadas y borradas para siempre de la historia de Cuba y de la bolita del mundo.
Yo digo que, empezando por los castro, sumando a los que los secundaron en el ataque terrorista al Cuartel Moncada en 1953 y a los que se les unieron sucesivamente para permitirles cometer los peores actos de barbarie, de genocidio, de salvajismo y de crueldad contra el pueblo cubano, la lista de verdugos de la Patria es bien extensa.
Por diferentes motivos la pléyade de criminales “revolucionarios” ha mantenido su incondicionalidad al régimen castro-comunista aun sabiendo que el país está en la más absoluta pobreza, que la isla es un lodazal inmundo donde cohabitan las peores epidemias del cuerpo y de la mente, un estercolero de corrupción, de mendicidad física y espiritual, de perversión, un hueco pestilente donde se difuminaron para siempre la buena educación, el honor cívico, el respeto, la dignidad, el patriotismo, la hidalguía y el amor a lo más sagrado que tiene cualquier ser cubano…
Pero, como dice mi amiga la cínica, la maldición nuestra va mucho más allá que haber aceptado, con total complacencia, la revolución castrista el 1 de Enero de 1959. La desgracia nuestra se ha hecho extensiva, incluso, a la “durabilidad” de nuestros perversos “gobernantes”, trascendió el aspecto físico de esa “fantasmagórica aparición” y ha mutado en una brutal doctrina a la que, por inercia, por convicción, por cobardía o por comedura de mierda, aplauden, veneran y soportan, todavía, un buen número de malos cubanos.
Por eso el General de la pamela no tiene quien lo mate, digo, quien le “escriba”. La estúpida “adoración” profesada a esos siniestros personajes nos ha llevado a tener el país que tenemos hoy, a tener el “gobierno” que tenemos hoy, a tener la “carne con papas” sin carne y sin papas que tenemos hoy, a tener las medidas económicas tan absurdas que tenemos hoy y a tener, y esto es lo verdaderamente triste, a los ladrones, a los asesinos, a los estafadores, a los corruptos y a los longevos dictadores que tenemos hoy.
Ricardo Santiago.



1 comentario en «El General de la pamela no tiene quien le escriba, digo, quien “le pase la cuenta”.»

  1. Personajes funestos como el agente CIA Luis Almagro, adoptan posiciones que evidencian la ceguera política que los afecta, en su obsesión enfermiza contra Cuba y Venezuela.

    Cuando salió del closet, dándose a conocer como traidor de sus propias ideas de izquierda, Almagro tuvo que seguir las orientaciones de sus jefes, pero ya de forma pública, y atacar todo lo que oliera a socialismo en la región. De ahí que fuese seleccionado para dirigir la desprestigiada OEA, con el fin de condenar a Venezuela y a Cuba, a pesar de que esta última no forma parte de ese llamado “Ministerio de colonias yanquis”.

    No queriendo reconocer que el proceso revolucionario venezolano es auténtico y cuenta con el apoyo mayoritario de sus ciudadanos, debido a los incuestionables logros sociales alcanzados desde que Hugo Chávez ganó las elecciones por primera vez, Estados Unidos fabrica campañas de prensa para hacerle creer al mundo que Nicolás Maduro es un “incapaz y el pueblo no lo apoya”.

    Le aplican la misma receta que a Cuba: la guerra económica, comercial y financiera, en intento desesperado por evitar la satisfacción de las necesidades del pueblo, y después culpar al gobierno de mala gestión y de que el sistema socialista es “un desastre” que solo trae penurias.

    A pesar de los actos terroristas contra las instalaciones de generación eléctrica; manifestaciones públicas pagadas por la NED y la USAID desde la embajada yanqui; el robo de activos y las finanzas venezolanas en el exterior; sanciones económicas; presiones a países aliados para que no comercien con Venezuela; la construcción de un presidente auto nombrado en una avenida de Caracas; las amenazas a quienes en la Unión Europea no lo reconocieran y las instrucciones a la OEA para que le dieran respaldo a ese títere, la Revolución Bolivariana de Venezuela se mantiene inalterable y el pueblo reconoce que Estados Unidos es el verdadero responsable de sus carencias.

    No obstante, Luis Almagro, instruido por los yanquis, declara que el apoyo de los colaboradores cubanos en el área de la Salud, educación, cultura y agricultura urbana, es el sostén del gobierno de Maduro, pues sin ellos ya la Revolución hubiese sido derrotada, craso error de ceguera política al no querer admitir el apoyo popular con que cuenta el gobierno bolivariano.

    Cuan diferente es la situación que viven Argentina, Colombia, Ecuador, Chile y Honduras con protestas verdaderamente populares y no fabricadas por los yanquis, contra los gobiernos neoliberales que aplican medidas económicas impuestas por el FMI.

    Las represiones salvajes contra los manifestantes en las calles de Quito, Santiago de Chile y de Buenos Aires, no se observan ni en Cuba y menos en Venezuela.

    Los pueblos se cansan de tanta explotación, desigualdad social y pérdida del nivel de vida, pero no por una guerra económica y financiera impuesta desde Estados Unidos, sino por el mal manejo de la economía de un sistema capitalista, donde el ser humano es el último eslabón de la cadena, pues el enriquecimiento de las clases pudientes es lo primordial.

    Las políticas económicas de ajustes impuestas por el FMI, hacen que en esos países capitalistas se incremente la pobreza, el desempleo, suban los precios, los costos de salud y educación, reclamos ahora exigidos por los ciudadanos, sin temor a las salvajes represiones del ejército que golpea brutalmente, incluso hasta los periodistas, lanzando gases lacrimógenos y chorros de agua, disparan balas de goma, matan, hieren y detienen arbitrariamente.

    Ninguna de esas represiones al mejor estilo de las dictaduras latinoamericanas del siglo XX, han sido condenadas por el Parlamento Europeo, la Alta Representante del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, los múltiples organismos de derechos humanos que se la pasan acusando a Cuba y a Venezuela, el Grupo de Lima, la OEA, Freedon House, la Sociedad Interamericana de Prensa, y menos aún el Departamento de Estado, quien observa con pavor como se les va de las manos la derecha que impusieron en América Latina, en su intento por aplastar a la izquierda.

    Luis Ignacio Lula fue encarcelado injustamente para impedir su postulación, Cristina Fernández y Rafael Correa, son acusados de corruptos para que no puedan volver a gobernar en Argentina y Ecuador; contra Evo Morales las cruzadas mediáticas y la repartición de millones de dólares a la oposición, pretenden confundir para restarle apoyo popular, pero los pueblos ya no pueden ser más engañados, el sufrimiento causado por el capitalismo es cada día mayor y la gente se agota de ver a los gobernantes atesorar, mientras la miseria y la desprotección aumenta.

    Hoy la pobreza crece en el mundo bajo el sistema capitalista, incluido en los Estados Unidos, donde son más de 40 millones los pobres, sin seguros médicos ni protección alguna. A pesar de eso, el presidente Donald Trump arremete contra el socialismo y sanciona criminalmente a los pueblos cubano, venezolano y nicaragüense, quienes resisten estoicamente porque saben lo que sufrirían de instaurarse el capitalismo salvaje, como lo definió su Santidad Juan Pablo II, quien vivió en su natal Polonia los dos sistemas y pudo sacar conclusiones.

    Las calles de Venezuela y de Cuba no tiene que ser patrulladas por Comandos de Operaciones del Ejército, como se constata hoy en Chile, donde para reprimir al pueblo han sacado de los cuarteles a cientos de miles de soldados y cadetes, declarar un toque de queda para prohibir el repudio popular al gobierno capitalista de Sebastián Piñera.

    Vergüenza debería darle a Washington por apoyar esa represión, al igual que a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que, como Michelle Bachelet, solo han declarado tibiamente que “siguen con preocupación las protestas”, pero no hay una resolución de condena como hicieron rápidamente cuando las Guarimbas organizadas por la oposición venezolana, a pesar de aquellos actos terroristas, donde incluso quemaron vivos a varios simpatizantes de Maduro.

    Hasta la fecha, no hay una sola reclamación de esos organismos por las miles de detenciones arbitrarias, ejecutadas en Ecuador y Chile, contra los ciudadanos que protestan hartos de tan desigualdad en esas sociedades, el sistema de pensiones, el alto costo de la salud, el deficiente sistema público de educación y los bajos salarios en relación con el costo de la vida, como sí muestran ante las inventadas detenciones temporales en Cuba, de elementos contrarrevolucionarios fabricados y financiados por Estados Unidos, que intentan alterar el orden público.

    Por eso hay que tener presente a José Martí cuando dijo:

    “Los pueblos no se rebelan contra las causas naturales de su malestar, sino contra las que nacen de algún desequilibrio o injusticia”.

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