El hambre en Cuba es una realidad, es una constante, es castigo y penitencia.



Si usted se atreve a escuchar el discurso de cualquier castrista, es decir, desde el General de la pamela con su belicosidad amanerada, pasando por el presidente casquivano con sus amenazas pasadas de moda, los secretarios del núcleo del partido comunista, el delegado de la circunscripción y hasta el de las ratas que infectan las redes sociales y que dicen que allá comían mejor que aquí, en todos, absolutamente en todos, la constante bochornosa, la mentira maniquea y la manipulación de nuestra triste realidad nacional, es que en Cuba no se pasa hambre, que fidelito, fidelón eliminó la putería, perdón, nuestra “canina histórica” con mucho esfuerzo y sacrificio, y que eso que dicen “algunos” de acostarnos con el estómago vacío, pegado al espinazo o a punto de caernos redonditos en medio de la calle, son infundios del enemigo, de la gusanera de Miami y del imperialismo yanqui “go home”.
Cuántas veces hemos escuchado decir: “Porque en Cuba, gracias a la revolución, el que más y el que menos tiene un plato de comida…”.
Pero el castrismo y los castristas mienten descarada e imprudentemente. En Cuba, después del 1 de Enero de 1959, el hambre se nacionalizó igualitico al descaro del castrismo, se apoderó de los seres cubanos y sus “generaciones” como un mérito obligatorio para vivir en el socialismo, como una condición indispensable para no parecer un pequeño burgués, como el arma secreta con la que derrotaríamos al imperialismo y como el orgullo de un pueblo que cambió la prosperidad, el desarrollo, la abundancia y el progreso, por un corito gigante que, ¡cómo dice mi coro!: patria o muerte, socialismo o muerte, bacalao con pan, croquetas explosivas, te seré fiel y que viva la coyuntura.
Hablando como los locos, en algún momento he de referirme a la comemierdería criolla como el rasgo más significativo del cubano post-capitalismo que, a santo de qué, le aceptó tan mansamente al castro-comunismo que destruyera su país y que además él mismo se convirtiera en cómplice de tan monstruosa involución con sus aplausos, sus desfiles y su apatía compulsiva, ante el crimen, la deshonra, el deshonor y la desvergüenza con que mancillamos la Patria que, la pobre, no puede, bajo ningún concepto, contemplarnos orgullosa.
¡Ay Cuba, qué fea su puso Cuba!
Pero bien, aquí de lo que hay que hablar es del hambre en Cuba, un tema que no tiene fin mientras un solo ser cubano, que además son cientos de miles, se vayan a dormir con el hambre de ayer, la de hoy y la de mañana.
Porque esa es otra de las estupideces de la propaganda castrista. La dictadura y sus manicuras cerebrales, me refiero a los voceros disfuncionales de la revolución del picadillo, argumentan que todos los cubanos, gracias al esfuerzo de “la revolución”, reciben un pancito diario y que si se lo comieran de un tirón y después se tomaran un “pepino” de agua completico, el “pancito” se les hincharía en el estómago y la llenura les duraría hasta el “viernes”, repito, “eso de que el cubano pasa hambre es un invento de la gusanera de Miami”.
¡Ay fidel castro, maldito seas una y mil veces! nos convertiste en un mal pueblo y nos llenaste tanto la cabeza con tus estupideces que aun hoy seguimos pensando que este dolorcito de tripa que padecemos es un virus estomacal que nos mandaron los yanquis, pa’ ponernos a todos a cagar uniformados, porque nos tienen envidia de lo “felices” que somos por vivir en, cómo dice mi coro, socialismo o muerte, ja, ja, ja, qué muerte, qué muerte…
Pero lo cierto es que ese socialismo nos llenó la barriga con consignas, con discursos aturdidores, con tajadas de aire contaminado, con odio entre nosotros mismos, con soberbia pendenciera, con envidia a la plancha, con chusmería hervida pa’ acentuarle las groserías, con chivatería “well done”, con intolerancia en salsa y, lo peor, lo que nos puso a todos en baño de María, con garrafones y garrafones de miedo, terror, pánico y espanto, con un tincito de azúcar prieta, pa’ que entretuviéramos el estómago hasta la hora de nuestra muerte, amen…
Porque es cierto que en más de sesenta y dos larguísimos años de revolución degenerativa el cubano es el pueblo que más hambres, y cuando digo hambres me refiero a todos los tipos de hambres, ha acumulado por seguir un estúpido discurso que ni “llena ni alimenta” y que nos transformó lastimosamente de la “Suiza de América” a: “márchame un miliciano con ruedas de cederistas, un mitin de repudio con salsa de chivatos y una botella de hijos de putas cosecha 1959”, así de triste…
Ricardo Santiago.



2 comentarios en «El hambre en Cuba es una realidad, es una constante, es castigo y penitencia.»

  1. simplemente,la idea de fidel era eso,no tener idea alguna para su pais y nacion,genial mentiroso y genial manipulador,se salio con su unica y gran idea,singularizarse,ser famoso,salir a diario en la prensa mundial,ser el centro de un supuesto conflicto donde el dirigia todo,ese fue su legado y fue su meta,volvio locos a los cubanos,claro a los que no fusilo y murio de muerte natural,asi de simple,nos convirtio en el hazmerreir del mundo,la burla y nos puso la mala fama de miserables a gusto por seguir las ideas del camajan en jefe,,,resultado,miles de fusilados,miles de presos politicos,miles de muertos en otras tierras en guerras,millones de exiliados y un pais cayendose a pedazos

    Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Translate »