El socialismo no es igualdad ni es justicia social, es destrucción, hambre y miseria generalizadas.



Es cruel, es brutal, es inhumano y es cierto, más que cierto.
La agenda de la izquierda internacional gana adeptos en nuestra región y está minando la auténtica democracia con su falsa revancha histórica, con sus discursitos de pim, pom fuera, con sus juventudes “protestonas” destruyendo y robando a trocha y mocha, con sus feministas a “tetas desnudas”, con sus millonarios incitadores actuando como gatica de María Ramos, con su lucha por reivindicaciones raciales fuera de color y de tono, con sus adoradores de la revolución del picadillo, con sus proletarios que no quieren disparar un chícharo y, sobre todo, con sus crédulos seguidores que piensan que el progreso y el desarrollo también los traen las cigüeñas desde París, y que con solo creer toda esa mierda que les dicen, las calles se transformaran en ríos de limonada, los edificios en bisteces de puerco con plátanos chatinos, los “mojones” de las esquinas en durofríos de la Gallega y los imbéciles amantes del socialismo en constructores de una carretera directica al planeta Marte.
Yo siempre digo que la izquierda, es decir, quienes se anuncian como defensores e impulsores del pensamiento o las ideas del socialismo, no son otra cosa que unos reverendísimos oportunistas, una banda de aprovechados que acechan las imperfecciones de la democracia, los errores lógicos de una sociedad que evoluciona, y alguna que otra incompetencia nuestra, para colarse por las ventanas de nuestros países y robarnos armados con una hoz y un martillo, haciéndose los sufridos, convenciendo a los ignorantes de que esa porquería de régimen es un paraíso de café con leche, prometiendo a siniestra de que con ellos sí, que sí, que sí, que yo lo vi, con estos ojos que tengo aquí, que los malos son otros y que si votan por ellos repartirán la “riqueza” parejita pa’ to’l mundo y apaguen la luz que empezó la “fiesta”.
Si alguien aun tiene dudas de cuanto digo que nos pregunte a los seres cubanos, que no sienta pena y se acerque a cualquiera de nosotros para que sepa de primera mano en qué consiste la fiesta de “la igualdad social”, la riqueza repartida “a partes iguales”, el “izquierdo” a ejercer tu opinión, la “libertad” del proletariado, el “paraíso” del agua de Milordo, “quiti moni” bájate los pantalones, la censura un arma pa’ defender la revolución, castigar la inocencia, los niños nacen para ser chivatos, levanten la mano por unanimidad o corre, corre que llegaron los huevos…
Dice mi amiga la cínica que ella piensa que quienes inventan las “revoluciones sociales” son demasiado perversos o a nosotros, a veces, se nos mueren las neuronas porque tenemos que estar muy, pero muy, pero muy entretenidos, para tirarnos a la calle a gritar el pueblo unido jamás será vencido y a las pocas semanas matarnos los unos a los otros en la cola del picadillo porque, según esos mismos “revolucionarios”, el “bloqueo” imperialista no nos deja comernos un bistec entero.
Dicho de otra manera: las lentejuelas brillan mientras reflejen la luz….
El tema es que, cuando permitimos que triunfe el socialismo sobre la razón, los primeros “estatutos del hombre” serán los apagones y, en la oscuridad, en la impotencia que provoca no vernos, de nada servirá maldecir porque cuando los “socialistas” administran “la lamparita” esta nunca tendrá electricidad y, además, los muy desalmados no lo sueltan ni aunque les den candela.
Por eso siempre me gusta alertar, para que abran bien los ojos, quienes todavía creen en la igualdad de clases, la justicia social, la revolución de obreros y campesinos, el deporte derecho del pueblo, la unidad y lucha de contrarios y socialismo o muerte, que a los cubanos el progreso, la vida y la felicidad se nos jodíó cuando permitimos que a la plusvalía la vistieran de miliciana, le dieran el carnet de militante del partido comunista y la pusieran a marchar de aquí pa’llá y de allá pa’cá como una comemierda esperando que los americanos nos tiraran la bomba atómica.
Yo estoy más que convencido que las personas eligen gobiernos (dictaduras) de izquierda porque, en realidad, no saben qué significa tener un “fidel, cinco palmas y una estrella”, destruyendo la economía del país y desgraciándole la vida a sus ciudadanos.
Nos toca a los seres cubanos ser abanderados en esta batalla mundial contra la expansión del monstruo socialista, de los líderes buenos, bonitos y baratos, de la mentira de la sociedad justa e igualitaria y del condón sin fondo porque nadie como nosotros pa’ saber que toda esa retórica es puro cuento y una estrafalaria mentira.
Ricardo Santiago.



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