Por: Yoaxis Marcheco Suárez https://goo.gl/fPih1G
Hace algunos meses Angola rechazó el servicio de 189 colaboradores médicos cubanos, hecho insólito en los más de cincuenta años de buenas relaciones entre el país africano y el Sistema cubano. Las causas del rechazo aun no han sido bien explicadas, pero podrían estar relacionadas con el pago a los galenos. Las relaciones de Cuba con Angola tuvieron su momento más significativo en la década del setenta cuando el presidente Agustino Neto solicitó a la Isla caribeña ayuda para entrenar y capacitar a las tropas angolanas que se debatían en una contienda civil sumergida en el contexto de la Guerra fría. Fue en el año 1975 cuando Fidel Castro ordenó el inicio de la ‘Operación Carlota’, en la que se verían involucrados durante los 16 años siguientes hasta mayo de 1991, unos 377 mil soldados cubanos y ya desde entonces unos 42 510 colaboradores civiles.
El conflicto ajeno costó mucho al pueblo de Cuba, en especial por la pérdida de vidas jóvenes. El Servicio Militar de carácter obligatorio fue cantera fácil para la conflagración, muchos de los que participaron en la guerra de Angola eran reclutas, adolescentes que no pudieron dar voto a su destino, un número de ellos fue a un viaje sin retorno. Según las cifras oficiales el total de muertos se aproximó a los 2085, incluyendo a 204 civiles, de ellos médicos, paramédicos, maestros y otros. Entre las causas estaban las muertes en combate y las más frecuentes por accidentes, por deficiente entrenamiento, por enfermedades y por suicidios. Las causas de las muertes y el momento de notificar a los familiares de las víctimas en la Isla eran manejados por el régimen castrista.
La Plataforma digital Cuba Archivo (www.cubaarchive.org) posee en sus registros algunos casos en los que nunca se le comunicó a los parientes de los muertos el motivo del deceso, o se tergiversó el verdadero; como el del joven de veinticuatro años Julio Guerra, quien se graduó de la escuela de vuelos en Krasnador, antigua Unión Soviética y que fuera enviado a la guerra en Angola para volar aviones MI6-23BN, para los que tenía poco entrenamiento; desapareció en la selva en 1987, según el testimonio de un pariente, su familia nunca recibió explicaciones acerca de lo sucedido al joven combatiente; o el caso de Raúl Quiala Castañeda, igualmente registrado en la Base de datos del mencionado portal, quien aún no había aprendido a realizar vuelos nocturnos, pero recibió la orden de su superior de salir de noche desde el aeródromo de Luena para bombardear en cualquier parte de la vecindad de Luanda donde viera algún fuego encendido que indicara la presencia de campamentos de la UNITA, el joven soldado se estrelló y murió, a los familiares se les notificó que había muerto heroicamente en combate.
Pero, en todos estos años de ‘discurso internacionalista’, de ‘cooperación’ y de ‘ayuda desinteresada’ del castrismo hay también mucho dinero que contar, una buena parte ha engrosado las arcas del regimen, que lo emplea en cantidades significativas para el sostenimiento de sus cuerpos represivos, sobre todo para la represión a los grupos opositores dentro de la Isla, en múltiples acciones de contrainteligencia dentro y fuera del país y en el fortalecimiento de su propaganda ideológica. Por otro lado detrás del telón de aparente humanidad está el saldo humano, la pérdida de las vidas de miles de cubanos y la privación a la Isla de un cuantioso número de sus profesionales en diversos renglones como el de la salud. La colaboración médica cubana en el extranjero ha sido denominada por muchos como el ‘negocio redondo del castrismo’ y Cuba entera ha sufrido las consecuencias de este negocio.
Resulta complejo determinar con exactitud cuánto recibe el gobierno cubano por cada médico que cumple misión, según un artículo publicado por el doctor Eloy A. González en el blog ‘Cuba, democracia y vida’, “Las cantidades a recibir pueden variar de unos a otros países.” Y dice además al respecto el galeno: “Recibir pagos por los servicios de salud que los profesionales cubanos ofrecen en el exterior no es cuestionable, lo cuestionable es como se dividen los beneficios; esto es entre el gobierno y sus instituciones, y el médico. La diferencia de las sumas es lo bochornoso. Es una forma de explotación del profesional que siempre es considerado un ‘medio básico’ del estado cubano.” Paralelo a esto los habitantes del país carecen de especialistas y técnicos e incuestionablemente las unidades de atención a la salud se desmoronan, provocando creciente descontento en la población cubana.
Algunos medios como Martí Noticias, han tocado el tema del intercambio de médicos por petróleo entre Cuba y Angola. Este intercambio pudiera convertirse en un importante suministro del crudo a la Isla una vez que Venezuela ha rebajado su cuota y que la situación en el país suramericano se complica. Martí Noticias ha presentado también declaraciones anónimas de un funcionario del Ministerio de Salud Pública de Cuba que explica: “Lo de Angola, es una modalidad diferente, no es intercambiar el servicio de los médicos como médicos, sino como docentes. Viajan para impartir clases, no para atender pacientes, y según pronóstico, esto se convertirá en la actividad económica más provechosa de Cuba, por encima del turismo y las remesas familiares. Estamos hablando de un envío masivo de médicos y de otros profesionales del sector de la salud, como parte de un acuerdo de intercambio que asegura precios preferenciales de crudo.” Nada más cierto que, en todas sus batallas por la supervivencia, el regimen de la Isla ha sacado buenas ganancias a costa del pueblo.
Los cubanos de hoy ya casi no hablan de la contienda de Angola. La ‘Operación Carlota’ se ha convertido en uno de esos balbuceos del sistema castrista para intentar avivar una ideología que sucumbe. Los muertos de aquella guerra, no obstante, están ahí convertidos en cifras innegables. Raúl Castro continúa exportando milicias y personal civil, estos últimos como esclavos modernos, como ‘medios básicos’, mercancía y fuente de provechos. De vez en cuando muere algún cubano reclutado en tierras ajenas, como con los muertos en la Guerra de Angola, solo el régimen controla las causas de la muerte y el notificarlo a sus familiares y a la opinión pública. Los enrolados en las misiones internacionalistas buscan devengar un salario un poco más alto que el que recibirían si se quedaran sirviendo en suelo natal, salario ridículo en cualquiera de los dos casos. Aun no se ha precisado el motivo del rechazo de Angola a este grupo de médicos ‘colaboradores’, sería interesante saber cuánto paga el gobierno angolano por la ‘solidaridad internacionalista’ que le brinda Raúl Castro a través de los profesionales de las batas blancas, lo que reciben los galenos por su trabajo, ya se sabe es solo una injusta migaja.