Examen de conciencia: ¿Quién soy?

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Primero, y por encima de todo, amo a Cuba Lo repito y lo repito, y no me cansaré de hacerlo para que le quede bien claro a aquellos “despistados” que me siguen acusando de un montón de absurdas porquerías y estúpidas insinuaciones de que me la paso agrediendo al pueblo de Cuba y a mi país.
Para mí el pueblo cubano es SAGRADO y Cuba mi veneración y mi idolatría.
No puede ser de otra manera porque fue el lugar, como he dicho muchas veces, donde viví mis primeras y más largas historias, las buenas y las malas, la tierra donde nací y nacieron mis hijos, donde amé hasta la locura y donde sufrí decepciones que me llevaron a convertirme en lo que hoy soy…
La política en mi vida: ¿la política?, la política la viví en mi Patria a diario porque desde el pedazo de pan que tragas en seco hasta contemplar una estrella que cae del cielo, y no te alcanza, el gobierno lo convierte en un hecho político y una escusa para odiar y combatir al “enemigo”. En Cuba somos todos practicantes y participes de “la política” como mismo se es de una religión, sólo que a esta no la escoges por afinidad o por educación si no que te la imponen como razón de vida y: “sálvese quien pueda y si te gusta bien y si no también…”.
Así que sin querer soy político, no puedo negarlo y creo que al igual que yo la mayoría de los cubanos. El cubano que diga: “Yo no hablo de política…” o “Yo no me meto en política…” es un partidario y un admirador acobardado y secreto del régimen asesino de La Habana. Lo demás es puro cuento.
No soy ni escritor, ni periodista, ni historiador, ni cosmonauta, a quien Dios les dio esos talentos que San Pedro se los bendiga, yo simplemente trato de contar mis experiencias, mi vida, los hechos que vi, sufrí y la marca que dejó en mi haber nacido y crecido bajo un régimen totalitario, inhumano y cruel. Reproduzco mis experiencias, con cierta vergüenza, por estar repletas de faltas de ortografías e incoherencias, no soy un especialista de la gramática castellana, pero me prometí a mí mismo, y a mis muertos, no seguir indiferente ante la realidad de Cuba y la cantidad de farsantes que pululan en este mundo con sus cuentos, estupideces y sus loas magnificando a un régimen asesino, tiránico, inhumano e injusto.
La cardiopatía castrista arritmia el corazón de los cubanos hasta el punto de ponernos a todos al borde del infarto. A los de un lado y a los del otro. Es un deber cívico denunciar tanta complicidad con quienes asfixian a todo un pueblo con sus políticas de esclavitud moderna, sus intereses e intenciones personales y a quienes son cómplices de estos asesinos por tal de meterse unos cuantos pesos en los bolsillos. De eso se trata todo esto. ¡Basta de lucrar con el sufrimiento del pueblo de Cuba!
No pertenezco a ningún grupo, partido u organización anticastrista porque sencillamente los apoyo, admiro, respeto y venero a todos por igual, sin excepción, todo el que alce su voz contra la injusticia en mi país o contra el castrismo me tiene a su lado, en primera fila, cómplice con mi palabra y mis publicaciones. Las diferentes ideas políticas y cómo debe ser nuestra Cuba de ahora y del futuro es la razón por la que todos alzamos nuestras voces y merecen atención y respeto.




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