“Fidel y la religión.” Todo mentiras…




“Amaos los unos a los otros…” y Fidel Castro torció, envenenó y tergiversó las palabras del Señor y sembró el odio, la envidia y la pullita entre los cubanos. Definitivamente hizo cuanto le salió de sus “santas” entrañas con la moralidad implícita en las sagradas escrituras y creó su propio modelo de “amor hacia y por el prójimo” (incluyendo al hombre nuevo).
Indiscutiblemente estos diabólicos sentimientos han sido y son la mejor arma del castro-comunismo para doblegar, someter y acallar las ansias de libertad de un pueblo que, por los últimos 58 años, no conoce otra cosa que: “chivateaos los unos a los otros” como las palabras más significativas de los “cagados manuales” del marxismo-leninismo, del fidelismo, del comunismo y de la perversa ideología que le impusieron a la cañona al pueblo de Cuba.
Hace muchos años, en uno de esos recibimientos “del pueblo cariñoso” a Presidentes de otros países que se daban en la 5ta avenida en La Habana, y donde el visitante, de pie sobre un descapotable, acompañado de Fidel Castro, pasaban saludando a diestra y siniestra y con esa risita estúpida que nunca se me olvida, ambos inclusive, una de mis maestras exclamó eufórica y con palabras del alma al paso de la caravana presidencial: ¡Miren eso… nuestro Fidel es un Santo…!
Yo estaba en 6to grado y les puedo jurar que esa imagen no se me olvida porque una de las cosas que más se combatían por aquellos años era justamente la santidad, la espiritualidad, la religiosidad y las creencias de las personas, les hablo de finales de los 60s y principios de los 70s del siglo pasado.
Yo no sé si fue por el agotamiento, la sed, las horas de sol esperando a que pasara el fulano y el mengano, o sencillamente porque yo creía ciegamente en mi querida maestra, pero les puedo asegurar que pude apreciar sobre la testa de ese cabrón un cierto cúmulo de “un algo” que a mí se me pareció mucho a una aureola.
Aquellas ingenuas palabras a mi maestra le costaron el magisterio porque, según el funcionario del partido, “propagaban las creencias religiosas del enemigo”. Muchos años después la encontré y entre lágrimas me juró que en aquella época ella era lo más atea del mundo, que después de ese incidente si abrazó la palabra de Dios y que se arrepentía una y mil veces de haber entregado sus mejores años a: “Estos malditos que acabaron con mi vida y con mis deseos de ensañar y formar hombres y mujeres de bien…”.
Yo digo que una de las primeras víctimas mortales del comunismo es la espiritualidad de los hombres. Los “revolucionarios” no quieren a personas devotas de un Dios y si de un supremo líder al que obedezcan ciegamente y sigan como corderos mansos al precipicio de los disparates. Los líderes comunistas, es decir, los dictadores totalitarios, los tiranos del proletariado y los “masacradores” de las creencias ancestrales de los pueblos, le temen a la competencia y a la palabra de Dios, a la devoción religiosa de los pueblos y a la paz espiritual de las naciones.
Con la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba Fidel Castro decidió, por conveniencia, liberar las prohibiciones impuestas por él, y sólo por él, a la religiosidad de los cubanos, demostrando que el ateísmo comunista más que un sentimiento fue una doctrina casi “religiosa” impuesta a la fuerza al pueblo de Cuba, pero ya el daño estaba hecho: ¿Dónde quedaban entonces las víctimas de la persecución castro-fascista?
Fidel Castro fue a todas luces un criminal y un déspota consumado. ¿Cuántas generaciones de cubanos sufrieron el escarnio de la revolución y sus revolucionarios por ser religiosos? ¿Cuántos hombres, mujeres y familias enteras fueron segregados por ir a la iglesia o a templos religiosos? ¿A cuántos incluso les costó la vida?
Muchos años después la vida se encargó de aclarar mi confusión sobre la “aureola” que creí ver en la testa de Fidel Castro, digo la vida por utilizar una frase hecha, pero la pura verdad es que mi ingenuidad se rompió con el propio devenir de un país donde todo cuanto se respiraba era ideología castro-comunista, definiciones políticas para todo incluyendo la cobardía, caprichos dictatoriales de un hombre mediocre e incapaz, oportunismo de izquierdas, mentiras y mucha hambre.
Fidel Castro era un farsante.




1 comentario en «“Fidel y la religión.” Todo mentiras…»

  1. menos mal que parte de mi educacion fue aqui, y hasta mi forma de pensar cambio ,pero de lo que si estoy seguro es que este mostruo torcio la forma que cuba iba, ahora si quedo destruida acabo de llegar de alla como vi por ahi que cuba no nacio con fidel casi muere por el .

    Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Translate »