Lo primero que le dijo Lucifer a Fidel Castro cuando lo vio en la entrada del infierno fue: “Aquí no puedes hablar ni arengar como si nada, aquí no quiero que se oiga tu desagradable voz, así que te vas con tus discursitos y tus mierdas derechito para casa del carajo, al noveno círculo donde están los traidores y para que el frio sepulcral te congele la lengua por toda la eternidad…”
Y el muy sinvergüenza y descarado le preguntó: ¿Eh… y eso por qué?
Y es que es natural, él mismo se lo buscó, no hubo forma humana de que en vida, cuando Fidel Castro se acercara a un micrófono o a un grupo de personas se estuviera quieto, controlara sus impulsos de “vedet polítiquera” y le entraran esos deseos incontrolables por soltar la lengua e hilvanar un montón de palabras, una detrás de otra, para intentar convencer al mundo de que él era el bueno y los imperialistas yanquis los malos: “…qué tiene Fidel, que los imperialistas no pueden con él…”
¡Mira que la propaganda castro-comunista inventó cancioncitas y conguitas para magnificar a este desgraciado hijo de puta! ¡Dios mío límpianos hasta la memoria de este mal nacido boquisucio!
Yo aun no me explico cómo los cubanos no nos repugnamos y nos asqueamos en masa proletaria, no cárnica…, y cómo fuimos capaces de empujarnos tantos discursos en aquella inmensidad de la Plaza Cívica, al resistero del sol, horas y horas, con un calor de tres pares de c……., sin esta gotica de agua y con aquellos altavoces rusos repitiendo las estupideces y las arengas más aberrantes del universo creador. Los cubanos debemos dar gracias a Dios que todavía quedan unos cuantos de nosotros medio cuerdos…
Menos mal que a este sujeto que está ahora, el hermano del muerto, no le gusta hablar tanto, tiene pena o salió medio subnormal para decir palabras y formar el brete y la algarabía revolucionarios…, en algo salimos ganando los cubanos, Dios mediante nos salvamos de tantas alocuciones patrioteras y discursos “antimperialistas”, a veces pienso si tanta verborrea combativa no ha sido la que ha provocado que en nuestra Patria, la juventud de hoy en día, se esté matando a machetazos por cualquier motivo. Es innegable la violencia explícita e implícita en los sermones ideológicos y “forma-bullas” de Fidel Castro.
Gracias al Todopoderoso, con su infinita sabiduría y justicia, este parlanchín barriotero, gallito pico fino, hablador hasta por los codos, periquito pericón, da, da, da, pe, pe, pe y co, co, co está hoy en los inmundos infiernos, metido allá en las profundidades del espanto adonde llegó en viaje expreso, sin escalas, sin que tuviera la oportunidad de hablar con nadie por el camino porque Belcebú, quien lo conoce como si lo hubiera parido, tenía miedo de que armara sus relajitos pandilleros, le diera un golpe de estado traicionero o le formara cabecitas de playa, creara muchos Comités de Defensa de la Revolución con sus respectivos ejércitos de chivatones, algún que otro Partido Comunista y convirtiera a los temidos infiernos en un relajo dictatorial para fomentar el robo, el relajo, una tiranía y el culto a la personalidad.
Yo estoy convencido de que todo lo malo que hacemos en esta vida, de una u otra manera, se revierte contra nosotros, ya sea como el mismo daño que provocamos o en una de sus formas camufladas de venganza. No hay crimen impune. A veces me pregunto si los momentos finales de este maligno ser, que tanto mal le causó a los cubanos, fueron tan apacibles como él hubiera deseado, yo, desde mi humilde opinión de médium aficionado, creo que no, que con tantas auras tiñosas revoloteando a su alrededor muchos picotazos horribles y dolorosos debe haberse llevado en su cara de sátrapa…, algún día nos enteraremos de la verdad “verdadera”.
Por lo pronto persignémonos como es debido para que una maldad tan destructiva como esta no le toque a ningún pueblo de este mundo.