Los cubanos nos agachamos y el castro-comunismo perjudicó nuestra inocencia.



Si fidel castro no hubiera sido un tipo tan sinvergüenza, tan manipulador, tan oportunista y un dictadorzuelo atragantado con su propia maldad, habría respetado, como cubano que dice que era, el 20 de Mayo como el Día de la Independencia de Cuba y la de todos los seres cubanos.
Pero digo más, si ese mequetrefe egocéntrico, autosuficiente, mitómano, cleptómano e inmoral, hubiera cumplido sus promesas de, una vez derrocada la dictadura de Batista, de convocar a elecciones libres, de restituir la Constitución de 1940 y de reinstaurar la democracia en nuestro país, estoy seguro, absolutamente convencido, que nosotros seríamos hoy un pueblo libre, independiente y tendríamos hasta un solemne BBQ conmemorativo para agradecer la libertad.
Pero la manipulación del castrismo con las fechas históricas, con los triunfos, las recordaciones, las celebraciones y con las “derrotas”, han sido tantos, tan desenfrenados, tan exagerados, oportunistas y tan tergiversados que, hoy por hoy, muy pocos cubanos conocemos en verdad qué vitoreamos en Enero, en Julio, en Septiembre, en Agosto, en Octubre y hasta qué mes tiene 28 días.
Los castristas, encabezados por los castro, son unos miserables mentirosos, especialistas en la manipulación de los hechos históricos para revertir los sucesos, la realidad, la verdad y, sobre todo, los grandes disparates del cambolo de Santa Ifigenia en un paroxismo efervescente de triunfos, de genialidades, invencibilidades y de imbecilidades, que terminaron por hacerle creer a los cubanos, y a una buena parte de los idiotas del mundo, que ese sujeto era un triunfador y una estrella en nuestras frentes.
Por eso la historia, la enseñanza de la historia en Cuba, se convirtió en la execración del comunismo donde los únicos “buenos”, los buenísimos, eran los asesinos de la Sierra Maestra y los malos, los malísimos, pasaron a ser quienes no se parecieran a ellos, hablaran como ellos o hedieran como ellos.
Esos criminales nunca respetaron las tradiciones, ni las costumbres arraigadas en la población, porque sabían que, para lograr imponer su asquerosa ideología, tenían que transformar nuestras mentes con la justificación de acabar con los rezagos del capitalismo, con nuestra idiosincrasia republicana e, incluso, hasta se atrevieron cambiar la venerada condición de nuestro José Martí como Apóstol de la independencia de Cuba por una especie de Héroe Nacional que más que un gran hombre, de ideas lúcidas y fina palabra, lo hacen parecer un machetero vanguardia del socialismo gritando abajo de un solo tajo, yo soy fidel, patria o muerte, venceremos.
Y es que eso también forma parte del descomunal daño antropológico que le ha causado el régimen castro-comunista a la nación cubana. Nos dejamos arrebatar por esa maldita revolución nuestras celebraciones religiosas, nuestros días festivos sagrados y nuestros encuentros familiares, para instaurar una partí’a de actos políticos-militares, días de la defensa, aniversarios del triunfo de esto y aquello, jornadas ideológicas a cualquier sátrapa, la caldosa revolucionaria que echa mucho humo pero no sabe a na’, el cederista vigilante y hasta un minuto de silencio por una penosa enfermedad.
Pero, bien, volviendo al tema que nos ocupa, los seres cubanos, al final, con esos hijos de puta castristas, nos quedamos sin día de la independencia y sin BBQ conmemorativo, así de triste.
Y lo digo porque ese invento del 26 de Julio como día de la rebeldía nacional, fecha en la que murieron tantos cubanos por causa del vil, cruel y traicionero ataque al Cuartel Moncada, al Cuartel de Bayamo y al Hospital Saturnino Lora, y digo cubanos muertos, menos fidel castro, por supuesto, que huyó como una rata de cloaca abandonando y traicionando a todos sus secuaces…
Un punto y aparte, siempre he pensado que si ese desgraciado hubiera sido un líder de verdad habría muerto en combate en aquel ataque, en la primera línea de fuego, o al menos habría sido capturado muy mal herido, por eso siempre he dicho que esa fecha es de luto, de tristeza, de vergüenza nacional, de dolor, de arrepentimiento y de silencio, no para que sirva como otra de las “actividades” de pan y circo que ofrece la dictadura castrista al pueblo de Cuba.
Los cubanos continuamos cayendo en la trampa y seguimos dejándonos manipular, dice mi amiga la cínica que han sido tantos los panes con pasta, la cerveza de pipa, la vulgaridad de la mala música “popular” y los baños públicos en las esquinas hediendo a socialismo, como la verdadera esencia de la revolución del picadillo, que al ser cubano lo mismo le da 26, que 28, que primero que 24: “El problema es darnos unos buches pa’ olvidar las penas”.
Triste, muy triste, pero cierto…
Ricardo Santiago.



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