¡miguel díaz canel: Deja la politiquería y la baba que los cubanos lo que tienen es hambre…!



Recién vimos las tristes imágenes de los cubanos, de un mar de cubanos, de muchísimos cubanos, actuando como una jauría sedienta de sangre, como felinos detrás de una presa, como vampiros detrás de una “donación de sangre”, arrasando con todo cuanto podían en el “acabadito de estrenar” Mercado de Cuatro Caminos en La Habana.
Imágenes desgarradoras, apabullantes, estremecedoras y acojonantes, con muchos más significados “subliminares” que la indisciplina social con la que el régimen castro-comunista, en su acostumbrada retórica mentirosa, intentó enmascarar la desesperación de todo un pueblo por conseguir comida.
Para empezar yo digo que ese complejo comercial, donde básicamente se venden productos para la alimentación, a precios nada asequibles para el cubano de a pie, por cierto, obedece a una estrategia del régimen dictatorial ante el aluvión de críticas recibidas por la “creación” de tiendas especiales para la venta de artículos electrodomésticos, venta solo en moneda de verdad, para intentar paliar la profunda resequedad de las arcas del Estado pues, como todos sabemos, más del cincuenta por ciento de la exigua economía que entra al país va a parar a las cuentas personales de los principales ladrones, delincuentes y dirigentes de la dictadura castrista.
Los videos y fotografías subidos a las redes sociales son bien tristes, desconsoladores y profundamente locuaces de cómo está el pueblo de Cuba “luchando por su porvenir”, “defendiendo” esa maldita revolución del picadillo, salvándose como pueden del “cruel bloqueo imperialista”, más “revolucionarios” que nunca y más hombres nuevos que hace cincuenta años en un país donde la savia vital de la vida, es decir, los alimentos, no aparecen ni en los centros espirituales y cuando lo hacen, los muy “puñeteros”, tienen precios astronómicos e inasequibles.
Y quiero dejar bien claro que ese pueblo hambriento y desesperado no es responsable de ningún tipo de indisciplina, no tiene la culpa de la precaria situación que vive el país y mucho menos, muchísimo menos, de la hambruna nacional que, desde hace más de sesenta larguísimos años, viene castigando a todos los cubanos.
Nunca antes, en ningún país del mundo, en toda la historia de la humanidad, se vio a las fuerzas del “orden”, a la policía represiva, a militares, custodiar con “tanta fiereza” una tienda de alimentos como aconteció en estos últimos días en dicho mercado habanero. Una vergüenza que demuestra el terrible desabastecimiento alimentario que existe en nuestra destartalada isla y que es consecuencia, única y exclusivamente, del endemoniado fracaso productivo de ese régimen socialista, de la bochornosa política económica de la tiranía castro-comunista, de la herencia grosera, disparatada y absurda del “ideario económico” de fidel castro, de los “planes quinquenales” y de la dependencia, la mendicidad y la “pedidera” que tiene el castrismo, como política estatal, para, entre un montón de razones, vivir de “las donaciones” y justificar su mediocridad productiva con el trillado cuento del embargo económico impuesto a Cuba por los Estados Unidos.
En la vida real lo que vimos en Internet es el reflejo del hambre nacional que padecen los cubanos, no es otra cosa. Es la acumulación de incertidumbres, de zozobras, de inestabilidad de un mercado nacional que juega más con la demanda y la desesperación de un pueblo que con la ley natural que debe regir cualquier relación comercial inteligente.
Pero, como siempre, el castrismo manipula la reacción de los seres cubanos e intenta culpar a otros de su incompetencia, de su irresponsabilidad y de su mala gestión en cualquier cosa. Cuba es un país donde no hay nada de nada, lo poco que existe cuesta un ojo de la cara y la mitad del otro, para colmo de males ahora la cúpula dictatorial solo quiere divisas convertibles y, como siempre pasa, los más débiles, los abandonados por la “suerte”, los desprotegidos por “papa Estado”, se quedan para mirar vidrieras, para oler “tamales” y para soñar, la mayor parte del tiempo en voz alta, con un bocadito, con un simple bocadito, que calme las ansias de libertad de sus tristes tripas.
Lo de nuestro país no tiene remedio mientras estén esos malditos criminales, abusadores y represores ocupando el poder ilegalmente en nuestra Patria. Cuba y los cubanos necesitamos chapear bajito, mejor dicho, pasar un buldócer por todo lo que huela a castrismo y echar abajo toda esa porquería de régimen, erradicarlos, borrarlos para siempre de nuestras vidas y entonces, solo entonces, los cubanos tendremos Mercados de Cuatro, de Cinco y hasta de Seis Caminos repleticos de comida, pa’ comer y pa’ llevar, como los tuvimos hace más de sesenta larguísimos años.
Ricardo Santiago.



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