Muchas son las mentiras del castrismo para alargar la agonía que sufrimos los cubanos.



No existe, en toda la historia mundial, nada ni nadie, absolutamente nada ni nadie, que haya engañado, mentido, manipulado, seducido y abandonado tanto, a todo un pueblo, como los castro-comunistas encabezados por su degenerado y perverso líder.
Esa maldita agonía, que se hace llamar “revolución cubana”, se esforzó mucho en prometernos prosperidad, paraísos terrenales, nacionalismos del todo por uno y productos “made in Cuba”, que terminamos tan desesperados por construir un “socialismo” que, tras más de sesenta y dos larguísimos años, después del a la una, a las dos y a las tres, socialismo o muerte, aun continuamos embarrados de nuestros propios excrementos sin que logremos, siquiera, fundir los cimientos de tan “entusiasta” proyecto social porque nunca llegaron los materiales a tiempo, el desvío de recursos es una locura, la limonada está caliente y no hay Dios que se la tome, los planos son un disparate y el relajito de los trabajadores es incontrolable pues el almuerzo que nos envían es un asco y las actividades político-patrióticas, por la emulación socialista y para elegir al vanguardia de la semana, “son tantas que se atropellan”, marean y repugnan.
Porque, en la vida real, en eso fue en lo que se trastocó “la construcción del socialismo en Cuba”, en un “relajo” universal donde los castro se convirtieron en una familia multimillonaria y los cubanos de infantería, el pueblo humilde, trabajador y “disciplinado”, en una masa compacta de ve pa’quí y ve pa’llá con más hambre que conciencia proletaria, millones de huecos en los techos y una “libretica” de racionamiento que lo persigue a uno a todas partes para recordarnos constantemente que aquí, en Cuba socialista, quien no se quede calladito y acepte las mariconadas del partido comunista, es yanqui.
Dice mi amiga la cínica que cuando fidel castro pronunció su frase célebre: “si me pides el pesca’o te lo doy…”, la mayoría del pueblo cubano cayó en la trampa más burda y más inhumana que alguien pueda imaginar, pues entregó su independencia, su soberanía y su libertad, a un hombre que nos cambió el progreso, el desarrollo y la buena vida que teníamos, por miseria, odio, enemistad, belicosidad, indigencia, peste y chusmería, en un trueque irreversible que significó la destrucción moral y física de la nación cubana.
Desde el fatídico 1 de Enero de 1959, cuando la revolución del picadillo se alzó con el control de todas las estructuras de poder en nuestro país, ese desastre sociológico, convertido por “obra y gracia” de la izquierda internacional en dictadura del proletariado y de sálvese quien pueda, fidel castro, raúl castro y cuanto mierdecilla de esa tiranía ha tenido algo de voz y voto en Cuba, nos han embaucado a los cubanos descaradamente, sin consideración y sin el más mínimo respeto, con un carnaval de mentiras que inició el cambolo de Santa Ifigenia con sus groseros e inacabables discursos arengando por un falso nacionalismo de pan con croqueta y disparándonos hasta la locura una adrenalina enchumbada en estupidez revolucionaria.
Muchas son las mentiras y las manipulaciones del castrismo para alargar la maldita agonía que hoy sufrimos los seres cubanos. Las hay de todas formas y colores, tamaños e incluso olores, enumerarlas resulta imposible pues se necesitarían muchas vidas para contar la triste historia de un pueblo al que obligaron, mediante promesas de un futuro mejor, a piar como pichones obedientes a que sus “progenitores” les pongan el alimento regurgitado en sus indefensos piquitos.
Pero, resumiendo nuestra triste historia de pueblo ultrajado en su inocencia, no ha existido ni una sola de esas estafas “piramidales”, revolucionarias y socialistas, que haya tenido el objetivo, el único fin no justifica los medios, que sembrarnos el miedo, meternos el terror en nuestras neuronas de pensar, inocularnos en vena el “viejo pánico” de que contra el Estado socialista nadie puede y que rebelarse, disentir, oponerse o si quiera quejarme de esta mierda que me está matando, son delitos graves contra la seguridad nacional, contra la “patria” no es de todos, contra el “mejor sistema del mundo” o contra la imagen sagrada de nuestro comandante mantequilla y su hermanito vasito’eleche.
Ahora la última es que, según los “leguleyos” de ese régimen criminal, déspota, abusador y pervertido, los seres cubanos, estando fuera de Cuba, podemos ser juzgados por las leyes revolucionarias, o involucionarías y ridículas, por mantener una actitud “hostil” hacia la inocente y proletaria “revolución de los humildes”, otra mentira más de esos criminales y asesinos para acallar, chantajear y atemorizar, a quienes, como yo, una vez hicimos silencio pero hoy decimos no más, quienes tienen que ser, y serán juzgados, por crímenes de lesa humanidad, son ustedes…
Ricardo Santiago.



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