Ojalá que el “Covid” de la desgracia no nos quite a los cubanos el poco aliento que nos queda.



Creo que de lo que se impone hablar hoy es de la terrible tragedia que se cierne sobre nuestros hermanos en la isla y orar mucho para que la devastación que pueda causar en nuestra querida Cuba no sea peor a la que ha provocado la dictadura castro-comunista en estos más de sesenta años de amarga, maldita, miserable y larguísima existencia.
Cuando anuncian una catástrofe epidemiológica de tal magnitud yo siempre pienso en los millones de seres cubanos que están en total indefensión a causa de las condiciones tan insalubres en que viven y en la horrible vulnerabilidad que tienen para enfrentar unos “bichitos” tan peligrosos.
El gastado cuento de la “potencia medica”, que usa la dictadura para “cacarear” ante el mundo que a la revolución del picadillo no se le muere ni un solo “tio”, todos sabemos que es pura y burda propaganda para engañar a los tres o cuatro imbéciles que aun creen que el socialismo es lo mas “bárbaro” que se ha inventado, que es el único sistema social que se preocupa por salvar a los humildes, a los necesitados, a los desfavorecidos y a los “pobres” poniéndolos a “buen recaudo” de cualquier pandemia “imperialista”.
Pasa que quien hizo la ley hizo la trampa y mientras más enfermos oculte la dictadura más bombos y platillos para un “sistema sanitario” repleto de corrupción, de desabastecimientos, de precariedades y de “bacterias”.
Porque hay que ver en las terribles condiciones de contaminación en que viven muchos cubanos en Cuba.
La inmensa mayoría no tiene agua potable, artículos de limpieza, medios para protegerse y, como un ciclo terrible de la vida que les ha tocado vivir, no salen de una desgracia para entrar en otra.
Y es que la miseria provocada en Cuba por esa pandilla de rufianes y descarados ha traspasado los límites de la decencia humana y ha convertido a nuestra hermosa Patria en un país enfermo, infectado y en caldo de cultivo para cualquier alimaña microscópica. La isla entera es una enorme “tubería” para transportar enfermedades contagiosas, no existen condiciones higiénico-sanitarias y los seres cubanos se debaten entre salir o no salir porque el hambre, el hambre queridos hermanos, ese es el problema.
Así viven muchos cubanos, muchísimos. Y me refiero a los que no pueden protegerse porque no tienen tan siquiera un simple tapabocas, un pedacito de jabón para lavarse las manos, el mús-culo, el cuerpo entero, higienizar sus ropas o para mantenerse “limpios y pulcros” como era nuestra “raza” antes de la llegada de Colón, digo, de la peste comunista que, sin derecho a protestar, nos infectó a casi todos desde la punta del pie hasta los mondongos de pensar.
Alguien pudiera explicarme cómo se enfrenta una “cuarentena” epidemiológica, de vida o muerte, encerrado en una “casa” donde no existen las más mínimas condiciones para matar los “bostezos” que provoca el aburrimiento, donde las familias viven hacinadas en cantidad y “calidad”, donde las personas no tienen cómo informarse con la verdad y donde, y resulta los más triste y doloroso, si se quedan mucho tiempo en el mismo lugar les puede caer un pedazo de techo encima y…
Yo me imagino que ahora saldrán los castro-discursantes de las redes sociales y de mi Blog a decir que la revolución del picadillo no abandona a nadie y que yo soy esto o lo otro, pero les ruego que esta vez, ante la terrible amenaza que nos acecha como pueblo, sean serios y dejen el chovinismo, la retórica, la chusmería y las mentiras revolucionarias.
Aquí todo el mundo sabe que esa mierda de “gobierno” es especialista en manipular los promedios, los porcientos, las cantidades, los números y hasta las palabras. Para nadie es un secreto que cuando los muy puñeteros dicen cien muertos es porque son miles y cuando dicen son miles los contagiados es porque son millones, igualitico a como hacen los chinos de China.
La dictadura o la revolución o el socialismo o como a ustedes les resulte mejor llamar esa mierda, o a esos malditos, es una maquinaria de destrucción masiva mucho peor que cualquier pandemia. Al cubano de infantería solo le queda esperar y rezar porque el Covid-19 de la desgracia no les infecte el poco aliento que les queda porque lo otro, es decir, la libertad, la esperanza, las ilusiones, los derechos y los sueños, el castro-comunismo hace mucho nos los arrebató sin que tuviéramos que “toser” ni un poquito.
Ricardo Santiago.



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