Período Especial, alcoholismo y dictadura castrista: “Dame la mano y danzaremos…”.



Por: Tatiana Fernández y Ricardo Santiago.
Para nadie es un secreto que uno de los métodos que la dictadura castrista utiliza para “controlar” las “intenciones” del pueblo es “ofrecer” a los cubanos pan y circo, carretones de pan y circo, toneladas de pan y circo. El pan lo untan con cualquier “pastica loca” y el circo lo disfrazan con pipas de cerveza y con ron a granel, con mucho ron a granel.
Siempre hablamos de cómo el Período Especial afectó fundamentalmente a La Habana, pero no haríamos “justicia”, a esta triste realidad sufrida, si no nos referimos también al devastador efecto que causó esta desgracia en la región más oriental de Cuba.
Existe un viejo dicho en las provincias orientales que dice que el oriental sueña con mudarse pa’ La Habana y el habanero pa’ Miami, y no es mentira, cualquier crisis en las provincias orientales de Cuba se multiplica, en comparación con la capital, y alcanza los límites de la desesperación humana.

Antes de 1959 en Cuba la Provincia de Oriente era una región muy próspera pues era donde se producía gran parte de la infraestructura económica del país. Los poblados alrededor de los Centrales Azucareros nada tenían que envidiarle a las pequeñas ciudades agrícolas de Estados Unidos. Es cierto que también había pobreza pero nada que ver, absolutamente nada que ver, con el desastre generalizado, la miseria por cabeza y la desilusión espiritual que provocó fidel castro después de la nacionalización de la propiedad privada en esa región del país.

De la bonanza del capitalismo hoy solo quedan ruinas, hoy solo vemos una región arrasada, hundida y ahogada por la insuficiencia, la inoperancia, la mediocridad y la frustración del socialismo.

Mientras en la Habana nos quejábamos por el aceite de cocinar que nos vendían que, por cierto, parecía aceite de motor quema’o bueno para quitar las garrapatas a los perros, nuestros hermanos en las provincias orientales, monte adentro, tuvieron que usar aceite de coco sin refinar para cocinar. Quien haya siquiera olido este producto entenderá de qué estamos hablando. El sabor, el “aroma” y la textura son algo que no se pueden describir porque son un verdadero atentado a la vida y al paladar de los seres humanos.

En estos poblados rurales la fuente de empleo fundamental era la producción azucarera, una vez desmantelados los Centrales, por el Periodo Especial, las esperanzas de sus habitantes se esfumaron igualitico que las promesas, que las miles de promesas ofrecidas por el Muelero más Ilustre de Birán y su desprestigiada revolución.

Los pueblos mueren cuando creen en las mentiras de quienes los “gobiernan”. Y esto fue justamente lo que pasó en Cuba, la vida, las esperanzas, las expectativas y los sueños volaron “al infinito y más allá” y muchos cubanos encontraron en el alcohol, en cualquier tipo de alcohol, la solución a su existencia más inmediata.

Yo siempre he dicho que desafortunadamente Cuba marcha a la vanguardia en el mundo en producción y consumo de alcohol de “frontera”, un producto muy pedestre en su destilación y muy dañino en su degustación.

Las provincias orientales de Cuba siempre se caracterizaron por un alto índice de ingestión de bebidas alcohólicas, pero una cosa es la consumición “festiva” y otra muy diferente cuando se hace para enajenarse y escapar de la horrible realidad que nos impone “esta perra vida”.

“Dame un traguito ahora cantinerito…” dejó de ser una simple melodía para convertirse en la cotidianidad a la que muchos apelaron para “engañar” el hambre, la tristeza y la desesperación que los estaba matando.

Como es lógico los índices de violencia entre todos y contra todo se dispararon. Gran parte de los cientos de accidentes de tráfico en el oriente de Cuba, incluyendo choques de trenes, de camiones y de guaguas, sucedieron y suceden por conducir en estado de embriaguez.

En casi todas las ciudades del interior no es extraño encontrar elevados índices de alcoholismo generalizado en la población, pero en estos pequeños bateyes, de los otrora prósperos centrales azucareros, lo más chocante para mí fue ver a niños de tempranas edades con un vaso de alcohol en las manos.

¡Qué triste ver a niños consumiendo alcohol en lugar de jugar pelota! ¡Qué triste ver a niños sin zapatos, sin mochilas para la escuela y sin sueños de niños! ¡Qué tristeza ver a un pueblo desvencijado por las malas políticas de quienes abusan del poder!
La dictadura castrista es la máxima responsable de los elevados niveles de alcoholismo que hoy sufre el pueblo cubano. El “afamado” y programado pan y circo se “reviró” contra el pueblo de tal manera que hoy pudiéramos asegurar que en Cuba, las bebidas alcohólicas, se han convertido en la vía de escape para hacer un poquito más “pasajera” la desgracia que nos ha tocado vivir.
Continuará…
Tatiana Fernández.
Ricardo Santiago.



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