“Pero si los cubanos no salimos a la calle a hacer colas nos morimos de hambre…”



En Cuba, los seres cubanos, tenemos que hacer colas para cualquier cosa. El cubano vive y muere pidiendo el último y preguntando: ¿Qué sacaron? ¿Qué van a vender? Por eso la dictadura castro-comunista es también sinónimo de tumulto, aglomeración, filas, gaznatones, malas palabras, sudores, desesperación, empujones y obscenidades.
Las colas castristas son las más largas del mundo, es decir, largas en dimensión y en el tiempo, son la prueba más contundente de la ineficacia política, económica y social de esa abominación que fidel castro denominó revolución del picadillo, digo, socialista.
Resulta increíble cómo un pueblo ha podido mantenerse por tantos años, más de sesenta, pugilateando lo imprescindible, lo elemental, lo necesario y hasta lo más pedestre para enfrentar la vida, al resistero del sol, en pegoste revolucionario y con un saltico violento en el estómago por temor a que las cosas se acaben después de estar tres o cuatro horas haciendo una perra cola.
Las colas en Cuba tienen vida propia, son el reflejo de la miseria y la necesidad en que vivimos, de la nulidad administrativa de una dictadura mezquina, egoísta y parásita, de las imposiciones ridículas de un régimen que no tiene nada de abundante y de un sistema de racionamiento que ha devenido en una herramienta de control fascista, muy fascista, represiva, muy represiva, que nos tiene a la mayoría de los cubanos medio trastornados.
Yo nunca entendí cómo a fidel castro no le daba vergüenza pararse a hablar tanta mierda de los “logros” de la revolución del picadillo si la prueba más contundente de su fracaso y de su estupidez son las colas que tenemos que hacer los cubanos hasta “pa’ mear o pa’ cagar”, y les suplico perdonen esta expresión, pero creo es la que mejor ilustra la desesperación que sentimos todos ante la idea de tener que salir en Cuba a resolver algún problema, comprar cualquier alimento o hasta un simple artículo de primera necesidad.
Los comunistas son cínicos e hijos de puta, no me cabe la menor duda, para donde quiera que usted mire en nuestro país encontrará a un grupo de cubanos de uno, de dos en fondo o en molotera esperando para comprar “lo que sacaron”.
¿Qué mayor prueba necesita esa criminal dictadura? ¿Qué esperan para reconocer públicamente que son unos ineficientes y unos inoperantes? ¿Hasta cuándo tenemos que esperar los cubanos?
Y no me vengan con el cuento del embargo y que por culpa de esa política del gobierno de Estados Unidos los cubanos estamos como estamos, no me jodan, ¡ya está bueno de tanto abuso y de las mismas justificaciones!, no, no y no.
Con respecto a este tema del embargo económico voy a reafirmar una idea que planteé en un comentario anterior: fidel castro se autoerigió como salvador de “la patria entera agradecida”, prometió villas y castillas para que creyéramos que era el portador de la verdad, la justicia, la abundancia y la buenaventura, que entregaría su vida para que fuéramos felices y gozáramos de la mayor prosperidad con la que un pueblo podría soñar en toda la historia de la humanidad y bla, bla, bla, bla, bla…
Pero nada de eso fue cierto, todo pura mentira, una vulgar y asquerosa mentira de ese tipejo ególatra y mitómano empedernido que lo único que trajo para Cuba fue una miseria tan profunda que nos desbarató, nos ulceró y nos descuajeringó los estómagos, los cuerpos, la mente y la conciencia a todos nosotros: ¿Quién es el último?
La realidad es que a ninguno de los castro el pueblo los erigió como “gobernantes”, quiero decir en consulta popular, en votaciones libres o democráticas. fidel castro armó una “camancola” mafiosa y se adueñó como un dictador feudal de Cuba y de todos los cubanos, amañó un sistema electoral que no entiende ni la madre que lo parió y no nos permitió ni la más mínima opción de voz y voto para remover “el socialismo” o simplemente protestar porque esa dictadura es inútil, criminal, inhumana y la más cruel y sanguinaria que ha sufrido un pueblo en toda la historia de la humanidad.
En la vida real el castro-comunismo es la cola cubana en sí misma, es su máximo gestor, organizador y el responsable de la tragedia que sufrimos todos en Cuba. Y aunque no tienen ninguna justificación después de más de sesenta años cometiendo barbaridades y nosotros soportándolas, a los seres cubanos no nos queda más remedio que suicidarnos pidiendo el último porque de lo contrario nuestros hijos se mueren de hambre.
Ricardo Santiago.



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