Bueno, no quiero ser ave de mal agüero, malditos sean tus ojos, aura tiñosa ponte en cruz, un gato negro en la claridad, pisar mierda ajena, pide perdón desgracia’o, toca madera sin patas, ¡cruza los dedos, niño!, el infortunio, santíguate con mar pacífico, la oveja contrarrevolucionaria o la maldición del cambolo de Santa Ifigenia pero, la propia dictadura castrista, el régimen más hijo de puta de la historia y las carabelas tiránicas del tibor del socialismo, se han encargado de decir que no, que “la que se avecina” es de Padre nuestro y Señor mío, de apriétate los güevos cubanito hasta que te salten las lágrimas, de tírate con la guagua andando y de “lo que el viento se llevó” pues, por culpa del “bloqueo imperialista”, como siempre, las arcas del pueblo digno, aguerrido, combatiente, invencible y revolucionario, están sequitas, sequitas, más que sequitas, y no hay ni este pesito, digo, ni este dolarito, para comprar un saquito de harina y hacerle el pan nuestro de cada día a un pueblo destinado a morir de inanición.
Yo no soy economista pero tendría que ser muy imbécil para tragarme tamaño estúpido cuento sin entender que la única verdad, la verdadera razón de tan absurda crisis del pan y de vergüenza, entre muchísimas otras, es la mala administración, la ineptitud de los “empresarios” castristas, el descontrol económico, la elevadísima corrupción, el despilfarro agravado y el saqueo indiscriminado, por parte de los jerarcas de la dictadura y sus principales cacos-macacos, del erario público nacional.
Triste pero cierto, pero son esas las principales causas de la vida miserable de los seres cubanos, lo otro es el mismo discursito mentiroso y repetitivo del castrismo intentando justificar una crisis, de más de sesenta y tres larguísimos años, que siempre termina con la misma pituita, es decir, que la “infelicidad” que padecemos es consecuencia de nuestra actitud indoblegable, que a la revolución del picadillo hay que amarla por encima de todo, que el socialismo es la verdadera justicia social y bla, bla, bla…, aunque en la concreta, en la vida real, en lo que significa entender qué carajo es un hambre y una miseria que no te dejan dormir, solo lo pueden contar quienes están del lado más finito de la vida, quiero decir, los cubanos de infantería o el pueblo humilde de Cuba.
Porque los castrista de administrar y poner a producir un país está demostrado que no saben nada. Se han pasado estas seis décadas destruyéndolo todo, convirtiendo en tarecos la infraestructura material de nuestra gran nación, arruinando desde la industria hasta las propiedades civiles, “marabuzando” la tierra, machacando la inteligencia cívica, estrangulando la capacidad emprendedora del pueblo cubano y destrozando todo aquello que signifique libertad, prosperidad y tener la barriga llena.
Y es natural, el castrismo no es gobierno, no es administración, no es democracia, no es futuro y no es esperanza.
El castrismo solo ha politizado, militarizado, ideologizado, polarizado e idiotizado, la sociedad cubana para convertir a los seres cubanos en marionetas de una doctrina que se mueve en círculos alrededor de una histeria nacionalista-patriotera y que promulga unos “derechos humanos” que están muy lejos, lejísimo, de todo aquello por lo que la humanidad, la de verdad, ha luchado por los últimos doscientos años.
La historia de Cuba, la “fidelista”, es una vergüenza y una verdadera desgracia leerla, estudiarla y sentirla, sobre todo sentirla. No creo que exista en todo el Universo un país y un pueblo que hayan soportado tanto escarnio, tanta maldad, tanto desgarro, tanto maltrato, tanta represión y tantas mentiras como nosotros y que, además, lo hayamos hecho aplaudiendo como unos locos, gritando desaforados estupideces marxistas-leninistas, desfilando como unos proletarios entusiastas con la hoz y el martillo en una mano, un plato vacío en la otra o marchando como unos condena’os, cabizbajos y con el rabo entre las patas, hacia el patíbulo de la peor revolución, qué digo revolución, de la peor INVOLUCION de la historia.
Yo digo que los constantes disparates del castro-comunismo han convertido a Cuba en un gigantesco estercolero improductivo. Un país no puede avanzar y desarrollarse mientras esté encadenado a la creencia de que con centralizaciones estatales, constituciones socialistas aprobadas por unanimidad, decretos prosaicos, verdugos de la libertad, controles abusivos de la sociedad y falsas promesas de un “pan caliente” será posible.
Lo siento pero el “futuro” de nuestros compatriotas en Cuba es bochornosamente miserable, no hay que ser adivino para saberlo porque cualquier vida que se intente vivir, mientras esté ese régimen usurpando el poder, será sin pan, sin transporte, sin viviendas, sin juicio y sin esperanza…
Ricardo Santiago.