Esta es una pregunta muy polémica pero la respuesta lo es aún más, dice mi amiga la cínica que este es un “crucigrama” para valientes, aun así voy a atreverme a dar mi opinión.
Creo que para intentar entender esta incógnita primero debemos desglosarla en dos partes: 1.- ¿Se puede derrocar la dictadura de los Castro? y 2.- ¿Mediante las armas?
Responder que no sería un acto de pesimismo brutal porque no existe nada en esta vida que sea eterno, ni siquiera los males porque los cuerpos no lo soportan y en algún momento se cansan, se hastían, se rebelan y lo mandan todo a la mierda.
Pero decir que sí es sólo la aspiración de muchos millones de personas alrededor del mundo que contemplamos con horror como esa brujería satánica, con más de 58 años de existencia en nuestro país, se tambalea, se afloja, se retuerce y se transforma pero no se derrumba.
Y las armas, bueno, bien, pensar que se puede derrocar a la tiranía castrista mediante las armas es una quimera y la historia lo ha demostrado.
¿Entonces que nos queda?
Para empezar hay que entender que lo primero que hizo Fidel Castro, después de 1959, fue hacer desaparecer todo lo que a él le hizo posible armar su guerrita con tumba’o contra el General Batista porque sabía, mejor que nadie, que de permitir estas condiciones en algún momento, producto de lo que tenía en mente aplicar en Cuba, el pueblo las podía usar contra él.
Aun cuando Batista fuera un dictador hay que reconocer que bajo su mandato había un montón de libertades civiles que fueron muy bien aprovechadas por Castro para organizar sus actos terroristas, su insubordinación armada y su alzamiento de corte militar-cuatrero en la Sierra Maestra.
Fidel Castro en orden directa y sin discusión mandó a recoger todas las armas existentes en el país y prohibió el uso de ellas, le negó a los cubanos la posibilidad de reunión, asociación, creación de partidos políticos e incluso despotricó contra la Iglesia Católica por considerarla un foco “subversivo” donde se pretendía curar al espíritu por encima de su revolución. Fusiló, encarceló y desterró al cien por ciento de sus adversarios políticos, a sus “enemigos de clase”, a todo aquel que no quisiera calzar las botas rusas y cantar a voz en cuello “marchando vamos hacia un ideal”, a la juventud “rebelde”, “pelua” y en definitiva a cuanta sombra le apagara la “luz” que, según él, alumbraría a Cuba primero y al extranjero después.
La estocada final a este malévolo plan de “pacificación” de la sociedad cubana fue el invento y puesta en práctica de los Comités de Defensa de la Revolución, el arma más mortífera ideada para ejercer el control, el “rascabuchismo” social e individual, la chivatería revolucionaria, las verificaciones para ser correctos o incorrectos, los tiritos de cervezas clandestinos, el ojo y la lengua atravesadas por un puñal detrás de la puerta, los susurros políticos, en fin, un Comité de Defensa por cada cuadra con la tétrica misión de saber santo y seña de cada vecino, con quién vive, quién lo visita, a dónde va, qué lleva en la jabita, ¿el hijoeputa hace guardias?, ¿oye a Celia Cruz o a Willy Chirino?, ¿se reúne con elementos desafectos a la revolución?, ¿tiene hambre?
El resultado es que los cubanos no tienen capacidad de movimiento ni de organización dentro de Cuba. Así se hace muy difícil enfrentarse al monstruo porque el aparato represivo castrista sabe con antelación qué usted está pensando antes de que se lo imagine. Por eso es meritorio el trabajo que hacen muchos opositores que, aun sabiendo que están vigilados hasta el cuello, salen a las calles a gritar una verdad que les sale desde muy dentro del pecho.
La dictadura castrista y sus entidades de inteligencia, contrainteligencia, policías, informantes, espías, infiltrados, tontos útiles y marionetas tienen el control de la sociedad cubana y son capaces de ahogar cualquier atisbo de rebelión que suceda en nuestra isla, lo peor de estos tipejos no lo hemos visto aun.
Mi opinión personal es que ahora mismo no existe una forma, una vía, una solución para que el pueblo cubano pueda sacarse de encima esa tralla nauseabunda que tenemos enquistada en nuestra Patria por casi 60 años. Los Castro sólo serán barridos de la faz de la tierra cuando los militares, los oficiales intermedios que tienen acceso a las armas, tomen conciencia de quiénes son los verdaderos enemigos de Cuba. Entonces el pueblo, como siempre, estará del lado de la verdad y triunfaremos.
Se me quedan muchas ideas fuera.
Ricardo Santiago.
Para derrocar la dictadura del Regimen de Cuba y sus nuevos esbirros .
1 tenemos que crear una Elite organization encargada de ajusticiar a los opresores y chivatones.en todas lad provincias del pais.
2 Una Elite s para acciones de sabotajes cordinados en todo el pais , Ejrmplo fuego a los negocios del Regimen.
Cordinados para que todos sean un mismo dia y la misma hora.
3. Destruir instalaciones que generen divisas $$! Al Regimen.Mantener bien identificado a los informantes para sus castigo.
4 Seleccion de la Elite limitada.
Para evitar infiltrado.
5 No mercy con los asesinos de la dictadura.
A los Castros se les puede derrocar con una dosis de lo que a nosotros nos sobra y a ellos les falta: VERDAD, VERACIDAD.
Con esos escritos que publicas a diario, Ricardo Santiago, los pones a pensar, que sus fracasos y enemigos son muchos.
Se han conformado un grupo de groseros y ordinarios para lanzar amenazas en las redes sociales, siempre matizadas por el argot chabacano de los indeseables.
Se han pasado más de 58 años llenando de armas y equipos bélicos todo el país y aun así son capaces de sacar parte de su artillería pesada cuando se reúnen en Plazas.
Su cobardía se traduce además en la movilización de batallones de policías para reprimir a mujeres indefensas o en el temor que les producen los disidentes que tienen por arma la palabra y un bolígrafo.
Si de combatirlos sin recursos bélicos se trata hay que recordarles a diario total rechazo de Castro a realizar elecciones libres y democráticas y de permitir la inclusión de disidentes en las nóminas de delegados o diputados.
Podemos exigirle una cuota de verdad en las informaciones de Periódicos, Emisoras o la TV, en los discursillos, en la vida que llevan herederos y secuaces o la realidad de cómo Raul y mercenarios destruyen a Venezuela.
Esas verdades, aunque mínimas, son armas muchísimo más poderosas que el Ejército Castrista, porque para Cuba, Venezuela. .. significan el fin del COMUNISMO.