Si un comunista en Cuba se para en el medio de la calle y grita: ¡qué hambre tengo coño!, automáticamente, sin juicio previo, lo expulsan deshonrosamente de las filas del partido y, sin oír sus argumentos intestinales, sin permitir que el infeliz explique las razones de su “locura”, el por qué de su “llanto”, primero lo mandan al carajo, y cuando regrese, si es que lo hace, lo meten en un calabazo, le dan una buena tunda de golpes y después, como pa’ que no hable tanta “bobería”, lo crucifican de por vida, lo estigmatizan como un agente de la CIA, un traidor a la Patria, un ex-cubano, y todo porque el muy zonzo se creyó el cuento de que revolución y comunismo son una “democracia” y cualquiera puede decir lo que siente, se siente, el hambre está presente…
He dicho todo lo anterior, a modo de una muy seria introducción, porque pienso que en realidad el partido comunista de Cuba ni es partido y mucho menos es comunista, que de toda esa rimbombancia aterradora solo tiene el nombre y la mala idea.
Mi tesis es que esa mierda es un invento para justificar una supuesta fuerza rectora de la sociedad donde sus militantes son los “manitos pa’ arriba”, es decir, la unanimidad, los principales cómplices de todos los crímenes que comete esa maldita dictadura y la justificación que utilizan, cuando los sacan en la televisión hablando sandeces, para decir que el pueblo los apoya.
El partido comunista existía en Cuba antes que fidel castro. Me contaban los amigos viejos que tuve en mi juventud, por cierto me encantaba escuchar sus anécdotas “del tiempo de antes”, que estaba formado por tres o cuatro gatos y que tenían fama de andrajosos y de muertos de hambre, por eso nadie los quería y la mayoría del pueblo los detestaba.
A mí no me crean. Incluso hasta fidel castro, en la Sierra Maestra y en los primeros años de la década de los 60s, no se cansaba, el muy descara’o, de decir que él no era comunista y que nunca lo sería.
¿A cuántas personas fusiló o desapareció ese tipo por negarse a seguir sus mentiras y sus babosadas?
La “gran estafa” de la revolución de los apagones, el cambio de posición ideológica y convertir a Cuba en un país comunista, se debió, a mi juicio, a dos razones fundamentales: la alianza, o mejor dicho, la sumisión del castrismo ante la Unión Soviética y porque fidel castro entendió que la única manera de eternizarse en el poder era implementar en nuestro país la desgracia de “la dictadura del proletariado”, crear una sociedad con partido único y convencer a los seres cubanos de que con el comunismo el arroz, el potaje y las papitas fritas, nunca nos faltarían.
En la vida real el 80 o el 90% de los comunistas en Cuba no saben qué coño es el comunismo ni pa’ qué sirve, sólo saben que fidel castro dijo que ese era el partido que necesitábamos y ya saben: se formó la bachata, la gozadera, las borracheras antiimperialistas, una pipa de cerveza en cada esquina y los imbéciles, los de mente blanditica, formados en una comparsa de hijos de puta y arrollando, moviendo las nalgas, detrás de su eterno líder que, mientras ellos se comían un cable, el sátrapa se tragaba al camaroncito duro, a los tres cerditos, a la gallinita ciega y hasta a la madre que lo parió.
El comunismo es una porquería, yo digo que es nombre nada más porque en la práctica no existe, nadie lo ha visto, lo ha podido tocar y en todos los países donde se impuso lo único que trajo fue desastre, muerte y mucha miseria, al menos para la mayoría de los ciudadanos que tienen que ir a pie a todas partes.
La carroza castro-comunista es extrema en “combatividad” y actitudes aguerridas, simula un ejército de “sardinas en lata” que lo mismo tiene a sus tropas chivateando en Cuba que en Miami. Les hacen la vida imposible a los seres cubanos con sus denuncias y sus envidias y han creado una diferencia de clases, de sentimientos y de valores tan grandes en nuestra Patria que hoy por hoy es muy difícil precisar dónde empieza lo verdaderamente cubano.
Para terminar quiero que se fijen en este dato: Los sujetos que más han robado el erario público nacional cubano, durante estos más de sesenta y tres larguísimos años, a parte de los castro y sus familias, son todos militantes de ese maldito partido comunista.
Ricardo Santiago.