fernando rojas: El viceministro de cultura “peleón” del país más inculto del mundo.



Quiero empezar este comentario enfatizando la idea, mi idea, de que Cuba, después del 1 de Enero de 1959, se retrotrajo, involucionó, perdió sus valores espirituales, culturales, su educación cívica, la decencia y sucumbió ante la chusmería revolucionaria, ante la intolerancia del socialismo, ante la violencia partidista, ante el oportunismo de clase, ante la chivatería militante, ante el ridículo castrista y se convirtió en el país más inculto, más mal educado y más prosaico del mundo.
Del castro-comunismo, de la revolución del picadillo, de la dictadura más feroz que ha existido en este planeta, hay muchas, muchísimas cosas que nos hacen rabiar, que nos enervan, que nos dejan al borde de un ataque de nervios, que nos ponen a parir, que nos entristecen, que nos parten el alma, que nos enmudecen de dolor o que nos obligan a tragar en seco porque para nadie es un secreto que la reacción de esa “institución” de la maldad, de la miseria y de la agonía, cuando algo no le gusta, o se contrapone a la “línea del partido”, desata la represión, la violencia, el crimen, la injusticia, la decapitación y matar…, matar de hambre, matar las ideas, matar las esperanzas y matar la vida.
Pero hay otras, es decir, existen en esa pudrición denominada revolución castrista, otras “cosas” que dan risa, que provocan unas contracciones abdominales del carajo, que nos hacen dar patadas y manotazos descontrolados, que nos sacan la cajetilla “pa’ fuera” y que nos hacen brotar las lágrimas a carcajadas limpias porque, es inconcebible pensar, muy difícil de digerir y más aun totalmente impensable, que en esa mierda de régimen, que presume tanto de “seriedad y responsabilidad”, exista un bufón, un payaso, un comemierda tan hilarante como el “tortillerísimo” viceministro busca pleito, “gallito de pelea” y “guapetón”, llamado fernando rojas, a cargo de la “cultura” en nuestro país.
Para empezar quisiera saber qué carajo hace, en la concreta, en la vida real, cuál es el contenido de “trabajo”, de un viceministro de cultura, en un país donde la institucionalización, la socialización y la centralización de la educación y de la creación artística nos han convertido, a mi juicio, en el país más inculto, más vulgar y más mediocre del mundo.
Yo siempre he pensado que si hay algo en esta vida que no se puede, no se tiene y no hay que controlar, es precisamente la imaginación, la espiritualidad, la sensibilidad, los torbellinos pasionarios y el arte de los seres cubanos. Un “gobierno” que se respete no le pone límites, parámetros, normas, decreto 349, no te salgas de la rayita, marca con una equis o trabas, a la espontaneidad, a la inspiración, al vuela gorrión vuela y a la “locura” cuando de proceso creativo, sea cual sea, estamos hablando.
Pero el socialismo no genera gobiernos decentes. La dignidad es un sentimiento ajeno, divorciado de las dictaduras de izquierda porque para esas alimañas el “sueño de la razón produce monstruos” y para monstruos, para adefesios, para trogloditas y para ignorantes, solo los comisarios políticos de la revolución socialista o de la revolución del picadillo.
Y es que fernando rojas, el clown de la cultura castrista, es eso, un comisario político que no tiene contenido de trabajo real y que agotó todo su repertorio servil, que divaga como alma estrujada, que es un guatacón pisa’o, un arrastra panza, un chupa-tibor, un tonto del culo, que se sabe un mediocre oportunista y ha encontrado, en ese alarde histérico de “te espero a las cuatro y media en la esquina”, una forma de llamar la atención de sus amos y demostrar así que en su boquita hay lengua pa’ rato y pa’ seguir sirviendo a la revolución, al socialismo y a fidel.
Dice mi amiga la cínica que ella piensa que la razón real de su boconería y de estar citando a los machos para entrarse a golpes es que ese mequetrefe lo que esta es reprimido y que busca desesperadamente una mínima razón pa’ revolcarse con los varones, pero que sería muy bueno que alguien de su círculo represivo lo llamara a contar, incluso hasta el mismísimo General de la pamela, para que le diga que se deje de tanta satería que el calor de hombre hincha.
¡Hay que ver que a esa mierda de revolución no le cabe un idiota más! ¡Hasta cuándo tenemos que soportar los seres cubanos a payasos como este!
Ricardo Santiago.



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