Para empezar yo digo que los castristas, los “revolucionarios” de esa revolución desrevolucionada, los “fidelistas por siempre”, los aguerridos compañeros de la “laguna de oxidación”, los milicianos de las metralletas sin balas, los idiotas de “yo soy fidel” y los comunistas trasnochados del combito amanerado de raúl castro, el General de la pamela, conforman el movimiento, el grupo, la masa, la guerrillita y los “ponme la mano aquí Macorina”, que representan el mayor inmovilismo, la más absurda intolerancia y la represión más pérfida, más fascista y más retrógrada, impuesta al pensamiento de los seres cubanos, en el Siglo XX, el XXI y, si seguimos medio entretenidos con los cuentos del pan sin libreta, en el XXII también.
Esos individuos son como la peste a pata, se ve, se siente, fidel está presente…, empeñados en mantener paralizado un país, como si viviéramos todavía en Enero de 1959, cuando nos pedían que aplaudiéramos, que aplaudiéramos mucho, porque los bisteces y la garrapiña rodarían libremente por las calles de La Habana.
Sí, porque en la vida real todo no fue más que una gran estafa, una asquerosa mentira, los únicos que de verdad chuparon de lo lindo la chambelona de la abundancia fueron los castro, sus familias y sus segundones incondicionales que, los muy hijos de puta, se hartaron de “fornicarse” el erario público nacional mientras se apertrechaban con las más “burguesas” comodidades y los más estrambóticos “aparaticos” para tranquilizar los vapores del cuerpo y las lujurias del alma.
Yo estoy cien por ciento convencido que nadie en su sano juicio defiende una dictadura de izquierda por amor, “porque me mantiene el refrigerador repleto de comida”, es imposible. Cualquier tiranía dictatorial dirigida por un hombre, o grupo de ellos, que se imponga en el poder mediante la fuerza, y seccionando las libertades cívicas y constitucionales de los pueblos, no puede ser “amada” porque, vistos desde la decencia, la inteligencia y el sentido común, violan los más elementales derechos humanos, democráticos y lógicos de los seres cubanos, aparte de que lo único que de verdad le proporcionan a los humildes son tres varas de hambre más largas que el carajo.
En Cuba, en ese sentido, se produjo un fenómeno muy interesante y es la radicalización de un grupo de fieles seguidores y “estibadores” del castrismo llamado los fidelistas a granel.
Esa masa amorfa de sujetos, según mi amiga la cínica, es fácilmente reconocible porque la mayoría, más del 99,3 por ciento de ellos, tienen la cara y el cerebro como un culo, así de asquerosos. Son sujetos paridos por un patria o muerte que se enredaron eternamente en esa frase y que ven en fidel, en raúl, en el títere “acanelado” y en esa revolución de mierda, la salvación milagrosa porque, según creen, la revolución del picadillo, ahora de los curieles, les dio salud, educación y otras tantas porquerías de forma “gratuita”.
Contra tales mequetrefes es muy difícil enfrentarse aunque, gracias a Dios, van quedando cada vez menos, pero la realidad es que hacen mucho daño, son los principales horcones, literalmente hablando, de esos delincuentes políticos, comunes, sociales, económicos y morales, que “desfloran”, día tras día, la amantísima virginidad de toda una nación.
Los oportunistas del castrismo son otra cosa, para empezar son la mayoría de los adeptos a la revolución del picadillo, son los que más gritan y los que más colora’os se ponen pa’ defender al régimen porque saben que en ello les van las prebendas, el acceso a internet “pa’ combatir al enemigo”, el cuño de “políticamente correctos” muy útil para abrir puertas en ese depravado sistema, los viajecitos al exterior pa’ conseguir algunos fulas, la semanita en la playa por el plan CTC y un montón de ridículas estupideces que, aunque usted no lo crea, son imprescindibles para soportar el asfixiante “pitcheo” de un “gobierno” que a todo le dice: No se puede.
Hablar del daño que provocan tales oportunistas y bandidos es hablar de la dictadura en sí misma. fidel castro fue un abusador de la pi a la pa que supo “colarnos” su veneno y sus locuras para construir una sociedad, y un país, totalmente dependiente de sus caprichos, generando en los cubanos una mentalidad tan sumisa que fuimos capaces de decir, por mucho tiempo: esta es tu casa fidel, pa’ lo que sea fidel…, comandante en jefe ordene… y hasta el ridículo y bochornoso yo soy fidel, la peor arqueada de los chicharroncitos que “quieren” seguir marchando hacia un ideal sin saber que van derechito pa’l basurero de la historia.
Ricardo Santiago.